La calle de Hortaleza se llen¨® de animales para recibir la bendici¨®n de san Ant¨®n
"Reciba, Se?or, tu bendici¨®n este animal y, por intercesi¨®n de san Ant¨®n, se vea libre su cuerpo de todo mal". El padre Francisco Villar reparti¨® ayer con generosidad la bendici¨®n del santo patr¨®n de los animales a los cientos de perros, gatos y otras mascotas que acudieron con sus amos a la iglesia de San Ant¨®n. El padre Villar, sin abandonar la sonrisa, recit¨® durante toda la ma?ana la misma oraci¨®n mientras rociaba de agua bendita con el hisopo a los animales y a alguna persona que, en plena cura de humildad, se declaraba tan animal como el que m¨¢s."Yo soy algo cat¨®lico y por eso he venido", contaba el amo de Marco Antonio, un gato persa de ojos verdes, que ayer recibi¨® su primera bendici¨®n. La fiesta de San Ant¨®n, resucitada hace siete a?os, hace nuevos devotos. Muchos madrile?os decidieron acercarse ayer por primera vez a la iglesia de los Padres Escolapios, aunque alguno con las ideas un poco confusas: "Vengo para bautizar al perro", explicaba un ni?o de alrededor de ocho a?os.
Los madrile?os no olvidaron parte de la tradici¨®n de la fiesta: comprar los panecillos del santo que, seg¨²n cuentan, hacen milagros aunque para ello hay que comerlos pasado un a?o. Durante ese tiempo, y para que luego sean efectivos, hay que guardar los panecillos en una caja con dinero.
"San Ant¨®n fue el primer santo protector de los animales", explic¨® el padre Villar. "Antes de que San Francisco de As¨ªs y San Antonio de Padua hablaran con los pajaritos y los peces ya se invocaba a San Ant¨®n".
La tradici¨®n de la festividad de San Ant¨®n se remonta a la Edad Media. En aquella ¨¦poca se celebraba en la antigua ermita del santo, situada donde hoy est¨¢ el Observatorio Astron¨®mico, en el parque de El Retiro. Testimonios del siglo XVIII recuerdan que la festividad estaba dedicada exclusivamente a los cerdos. Durante el siglo XIX y comienzos del XX la procesi¨®n del santo, con la participaci¨®n de otros animales, alcanza una gran popularidad y cuentan las cr¨®nicas que en la calle de Hortaleza se congregaban gran cantidad de personas, tanto del pueblo llano como de la nobleza. En 1967 se suprimi¨® ante los problemas de tr¨¢fico que ocasionaba.
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