Dos princesas en Bucarest

Dos princesas han llegado a Ruman¨ªa. Los cuentos de reyes corren por los pasillos, y las camareras del hotel en que se hospedan intentan asomarse a ver si son de sangre azul. Margarita y Sof¨ªa de Hohenzole, hijas del ex rey Miguel de Ruman¨ªa, han llegado a Bucarest, por primera vez en sus vidas, para conocer su origen. "Queremos vivir aqu¨ª", manifestaron ayer en conversaci¨®n con EL PA?S.Margarita, soci¨®loga y funcionaria de las Naciones Unidas, de 40 a?os, se escap¨® ayer del programa oficial y entr¨® en el metro. All¨ª vio a los ni?os pidiendo, pero no pudo conectar con ellos, pues apenas habla el rumano. "Es un precio que hay que pagar por el exilio", dice. A?adi¨® una vela a los cientos de ellas que a¨²n recuerdan en la calle a las v¨ªctimas de la revoluci¨®n.

"No puedo juzgar la situaci¨®n, para m¨ª ha sido un trauma. Cuando miro todo, no lo veo, sino que lo siento, viendo el da?o psicol¨®gico que ha hecho este dictador", dice la mayor de las princesas. Las hijas del rey Miguel han llegado para conocer la situaci¨®n y preparar el terreno para una eventual visita patern a Ruman¨ªa.

Hoy las princesas est¨¢n sorprendidas por la expectaci¨®n que han provocado. Algunos rumanos las visitan en su habitaci¨®n, les ofrecen regalos, les piden orientaci¨®n. "Los j¨®venes nos piden libros, nos preguntan qu¨¦ es la democracia", cuenta Sof¨ªa, de 32 a?os, quien comparte un piso en los alrededores de Washington -"es m¨¢s barato"- mientras termina sus estudios de arte.