Muere a los 67 a?os Ava Gardner la actriz que rompi¨® el modelo del 'star-system' de Hollywood
Una pulmom¨ªa acab¨® con su vida en su domicilio de Londres
A. FERN?NDEZ-SANTOS Hay una aparici¨®n fugaz -un par de minutos de duraci¨®n- de Ava Gardner en la pel¨ªcula de Minnelli Melod¨ªas de Broadway 1955, que define a la perfecci¨®n esa funci¨®n de escaparate viviente del star-system, que nunca soport¨®. En la pantalla, el animal m¨¢s bello del mundo -como fue calificada de forma grosera, pretendiendo parad¨®jicamente un halago, por Louis B. Mayer, jefe absoluto de los estudios MetroGodwyn-Mayer, que acapararon en exclusiva la primera etapa de la actriz- hace posturas (disimulando su indiferencia e incluso su desprecio) ante la voracidad de la nube de fot¨®grafos que acude a esperarla al and¨¦n de la Estaci¨®n Central de Nueva York.
En esa peque?a escena se condensa el rencor que la actriz incub¨® contra sus patronos durante los a?os iniciales, que comenzaron durante unas vacaciones en Nueva York en el verano de 1941, en la casa de una de sus hermanas. El marido de ¨¦sta, un fot¨®grafo llamado Larry Tarr, intuy¨® la mina que ocultaba el bell¨ªsimo rostro de su cu?ada y le hizo unas tomas que envi¨® inmediatamente al departamento de contrataci¨®n de la Metro.
Sure?a rebelde
Los estudios llamaron a la joven y le hicieron un contrato en exclusiva. "No sab¨ªa hablar, ten¨ªa un horrible acento del sur", cont¨® a?os m¨¢s tarde Louis B. Mayer, "pero era una estrella y hab¨ªa que prepararla cuidadosamente para ello". Un par de meses despu¨¦s obtuvo su bautismo cinematogr¨¢fico en We were dancing, dirigida por Robert Z. Leonard, pel¨ªcula en la que pas¨¦ desapercibida y tras la que comenz¨® un dur¨ªsimo periodo de aprendizaje.
Ava Lavinia Gardner naci¨® 19 a?os antes, el 24 de diciembre de 1922, en una granja situada en un cruce de caminos conocido como Grabtown, en las afueras de la localidad Smithfield, estado de Carolina del Norte. Su padre era un campesino, due?o de una peque?a plantaci¨®n de algod¨®n. Fue la menor de siete hermanos. Tras la muerte del padre, la familia vendi¨® la granja y se traslad¨® a la ciudad viginiana de Newport News. All¨ª comenz¨® Ava a prepararse para ejercer una modesta labor de oficinista. Fue en las vacaciones de su segundo a?o de estudios cuando acudi¨® a conocer Nueva York y su destino dio un vuelco fant¨¢stico.
Tras su primer filme, la Metro mantuvo a Ava Gardner, entre 1942 y 1946, en las letras peque?as de los repartos de una decena de pel¨ªculas, entre las que se recuerdan Reunion in France, dirigida por Jules Dassin, y Hitler's Madman, dirigida por Douglas Sirk. Se cuenta que ambos directores se enfrentaron a la actriz por su car¨¢cter insubordinado y sus defectos de dicci¨®n.
Estos defectos eran indisimulables. Le fue dif¨ªcil a Ava Gardner afinar su tosco acento campesino, lo que oblig¨® a la Metro a llevarla a academias de vocalizaci¨®n y de formaci¨®n dramat¨²rgica. En 1942 conoci¨® al actor Mickey Rooney, con el que se cas¨® inmediatamente. El matrimonio dur¨® oficialmente un a?o, pero, en palabra de la actriz, "s¨®lo 15 d¨ªas".
La vida amorosa de Ava Gardner se dispar¨® a partir de entonces a un carrusel de amores y amor¨ªos, jalonados por otros dos matrimonios: en 1945 con el m¨²sico Artie Shaw -uni¨®n que dur¨® dos meses menos que el anterior- y en 1951 con el cantante Frank Sinatra, que dur¨® dos a?os, y al que sigui¨® una serie de reconciliaciones y nuevas separaciones, envueltas en tormentosos idilios con otros hombres.
La Bruja
En 1953, inmediatamente despu¨¦s de su divorcio de Sinatra, la actriz volvi¨® a Espa?a -donde ya hab¨ªa residido durante el rodaje de la extra?a e incatalogable pel¨ªcula Pandora y el holand¨¦s errante, dirigida por Albert Lewin- y se instal¨® en un palacete situado en las afueras de Madrid conocido como La Bruja.
Esta c¨¦lebre casa cerr¨® sus puertas 10 a?os despu¨¦s, dejando dentro infinidad de inc¨®gnitas y leyendas, imaginarias las m¨¢s, que hablaban de una "devoradora de hombres" que cada noche entre los vapores de incontables martinis, llevando al l¨ªmite las posibilidades de la vida humana secuestraba all¨ª a toreros, bailaores, cantaores, macarras, actores o gitanos noct¨¢mbulos.
Qu¨¦ hay de verdad y qu¨¦ de incierto en aquella desenfrenada etapa de la vida la actriz, si ¨¦sta no ha dejado unas memorias veraces se perder¨¢ en el misterio, pues las versiones de la infinidad de supuestos amantes espa?oles que aseguran haber pasado por su alcoba madrile?a son m¨¢s que dudosas.
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