El poder y el aborto
Convengamos en que la ley actual era la adecuada al momento hist¨®rico en que fue aprobada; aceptemos que la salud es un bien supremo y que nuestro Estado tiene firmado un acuerdo, en tanto que miembro de la ONU, por el que se compromete a defender en todas las instituciones y organizaciones del Estado espa?ol que la salud es un bienestar f¨ªsico, ps¨ªquico y social; y que, as¨ª entendido, un embarazo indeseado da?a gravemente la salud integral de la mujer; por tanto, a efectos de incidencia social se convierte en una ley de plazos, siempre que haya m¨¦dicos que acepten el papel de representantes del gran patriarca, el Estado. Hasta aqu¨ª, todos contentos: qu¨¦ m¨¢s da el color del gato si caza ratones. Pero he aqu¨ª que la tozuda evoluci¨®n (le los hechos, la tenaz oposici¨®n de m¨¦dicos, clero y jueces, han constituido las tres patas del banquillo donde hoy se sientan muchas decenas de ciudadanos, ya sean mujeres a las cuales se les ha efectuado una interrupci¨®n del embarazo, ya sean profesionales de la salud. Simult¨¢neamente, la intimidad de miles de mujeres ha sido saqueada.No nos importa. En este pa¨ªs, donde tanto amamos la libertad, donde tantos aspiramos a la glor¨ªa de morir acuchillados en el metro de New York City, todo tiene un final feliz, se nos ha prometido el indulto. ?Retablo de las maravillas!
Se?ores del Gobierno, no queremos indultos queremos unas leyes que nos permitan defendernos de los abusos del poder; en definitiva, unos jurados y la disoluci¨®n de todo tipo de trabas que nos impiden procesar eficazmente a todos aqu¨¦llos que abusen de su poder, ya sean cargos electos o funcionarios de carrera.
Restablecer el equilibrio
No teniendo razones para dudar de su buena fe, ni de que les gu¨ªe otro motivo que el de servir del mejor modo posible a la cosa com¨²n, les aporto las siguientes consideraciones con la pretensi¨®n de que ustedes, que pueden, restablezcan el equilibrio en tan dura y desigual batalla:
-O nos dan una ley que reconozca el derecho de la mujer a poder abortar o nos conceden unas leyes que nos permitan defendernos efectivamente del abuso de poder de ciertos jueces.
-Al igual que el ministerio fiscal ha utilizado la v¨ªa jer¨¢rquica para intentar proteger a presuntos delincuentes de la acci¨®n jurdicial en el esclarecimiento de presuntos casos de delitos de Estado o cuanto menos sirvi¨¦ndose de la estructura del Estado, exijo se utilice esta v¨ªa para proteger a mujeres y sanitarios de la tenaz persecuci¨®n de ciertos jueces y m¨¢s a¨²n de la inusitada agresividad de ciertos fiscales. O todos o ninguno, toda verdad a medias puede devenir en dos mentiras.
-Que la actual situaci¨®n de indefensi¨®n no admite razones de oportunidad pol¨ªtica de deslaste del enemigo, es decir, de los jueces, pues hasta la raz¨®n de Estado tiene unos l¨ªmites: la vida, la libertad y la dignidad de los ciudadanos.
Sin otro fin que enriquecer sus perspectivas, y partiendo de la realidad social, de donde su poder emana y donde vuelve a trav¨¦s de sus sentencias y resoluciones, cumpliendo con mi deber de ciudadano, escuchen:
-Por muy pocos de entre los jueces que se extralimiten en sus funciones, siempre ser¨¢n demasiados, ya que en un sistema en el cual se juzgan entre ustedes es extremadamente dificil separar impunidad de independencia.
-En la problem¨¢tica del aborto se ha utilizado este poder de un modo prepotente e irresponsable, con una contundencia que se ha convertido en fuente de malestar y de aut¨¦ntico temor por parte de los ciudadanos, que han sido asaltados en su dignidad y libertad, todo ello con la alevos¨ªa de saberse impunes.
-Se?or¨ªas, en tanto los ciudadanos no dispongamos de leyes que nos permitan sentarles a ustedes en el banquillo y jurados que les juzguen, s¨®lo nos queda una cr¨ªtica firme y tenaz para que aport¨¢ndoles material de reflexi¨®n les permita entrar en luz. Entre tanto, recuerden: el Estado espa?ol se ha comprometido como miembro de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, y que a ustedes tambi¨¦n les obliga, a entender la salud como un bienestar f¨ªsico, ps¨ªquico y social.
-Quienes interpretan y act¨²an por lo que a la salud respecta somos los sanitarios.
-Intentar cuestionar todas las acciones de los ciudadanos cuando ¨¦stas se efect¨²an dentro del respeto a la ley supone una judicializaci¨®n de la sociedad y, en consecuencia, la invasi¨®n por su parte de un terreno que pertenece a la esfera de los individuos.
Caen los muros y los telones de acero y todos tan contentos.
En nuestras sociedades de econom¨ªa de mercado y democracias parlamentarias el Estado moderno ha creado en su evoluci¨®n una estructura que nos asfixia. Si bien no se discute su existencia ni del poder de que dispone, nos vemos obligados a cuestionar su actual degeneraci¨®n en forma de prepotencia, arrogancia y hasta desverg¨¹enza, por c¨®mo se comportan demasiados de los que lo poseen. En realidad, toda forma de opresi¨®n envilece en primer lugar a quien se cree su beneficiario.
Crear el mecanismo de control de su ejercicio, descentralizarlo y tener la posibilidad de destituir y en su caso procesar fulminantemente a quien lo pervierta, es el muro que nos queda por derribar. No nos hagamos ilusiones, este nuestro es infinitamente m¨¢s s¨®lido que el de Berl¨ªn.
Mecanismos de control
Conquistar el derecho al aborto nos ayudar¨¢ a avanzar en la creaci¨®n de mecanismos de control del poder y de su redistribuci¨®n en el seno de la sociedad por medio de la disoluci¨®n de fueros, privilegios y barreras que hacer. muy dificil castigar a los servicios p¨²blicos de sus delitos y abusos. Lo ¨²nico que los poderes p¨²blicos van a sacar con todo esto van a ser "...las ricas ganancias del yelmo de Mambrino", es decir, la desmoralizaci¨®n ciudadana y su propio descr¨¦dito.
S¨®lo cuando los ciudadanos asumamos nuestro deber daremos en tierra con quienes al abuso le llaman ejercicio valiente de la autoridad, y del poder hacen un instrumento y fin en s¨ª mismo, al utilizarlo en provecho propio y sin otra meta aparte de perpetuarse en ¨¦l.
A los legisladores podemos cambiarlos cada cuatro a?os; por el contrario, la degradaci¨®n y descr¨¦dito de la justicia destruye el ¨²nico camino que poseemos para un paso ordenado hacia un mundo mejor en el cual nadie pueda escapar impune al mal uso del poder y donde una justicia fuerte, respetada o independiente sea controlada por aqu¨¦llos de donde su poder emana: el pueblo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.