La medicina china saca a los homosexuales de los manicomios para 'curarles' con electrochoque
La actitud de China hacia los homosexuales se dulcifica, aunque todav¨ªa se les considera delincuentes, y muchos de ellos permanecen recluidos en manicomios. Los m¨¦dicos chinos comienzan a considerar la homosexualidad como una enfermedad que puede ser curada mediante la aplicaci¨®n de electrochoque o con hierbas medicinales que provocan v¨®mitos cuando los pacientes se excitan sexualmente.
Este cambio de actitud se debe a Gao Caiqin, la primera m¨¦dica que se ha dedicado a estudiar la homosexualidad, y que ha permitido modificar el punto de vista oficial que considera a los homosexuales delincuentes. Gao, una mujer de mediana edad y aspecto maternal est¨¢ llevando a cabo la primera investigaci¨®n sobre el sexo en China desde un instituto en Harbin en la helada regi¨®n del noreste del pa¨ªs. Sus estudios han demostrado que tres de cada 1.000 varones chinos son homosexuales. Cree que el lesbianismo registra cifras m¨¢s altas aunque no se ha hecho ning¨²n estudio detallado.Gao describe a un joven trabajador manual que rescat¨® de un manicomio como el caso t¨ªpico de homosexual que ha conseguido "curar". Aunque casado y con un ni?o, el joven mantiene relaciones todav¨ªa con el compa?ero que conoci¨® cuando compart¨ªan estudios en la escuela. Frustrado, continu¨® en sus intentos de seducir a otros compa?eros hasta que los responsables de la f¨¢brica le internaron en un manicomio. El joven paciente de Gao se siente agradecido al sentirse curado gracias a que la aplicaci¨®n de electrochoque y hierbas medicinales que le eran administradas cuando ten¨ªa pensamientos er¨®ticos con hombres, que le producen sensaciones desagradables. Gao considera que es innecesario aplicar a su paciente su tercer tratamiento que consiste en que cuando un paciente siente excitaci¨®n al establecer contacto con un compa?ero masculino ella lo sustituye por una mujer.
Obstinados
Gao asegura que ha alcanzado un alto ¨ªndice de ¨¦xitos. De los 50 pacientes revisados en su estudio, 13 se curaron, 10 est¨¢n en v¨ªas de recuperaci¨®n y desconoce la situaci¨®n de los 27 restantes. "Los homosexuales que desempe?an el papel masculino son los m¨¢s f¨¢ciles de curar", dice Gao, "mientras aquellos que desempe?an el papel femenino tienden a ser verdaderamente obstinados".
Para Gao, sin embargo, aceptar la homosexualidad como algo natural est¨¢ lejos de cuestionarse tanto en su caso como para el resto de los chinos. "Los homosexuales", dice, "distorsionan el orden social". Un trabajador de una f¨¢brica que ella ha tratado por ejemplo, tiene 13 compa?eros. Como resultado de estas relaciones pocos de ellos trabajan bien. Dedican demasiado tiempo al sexo y no vienen a trabajar". Desde su punto de vista, los homosexuales tambi¨¦n ejercen una mala influencia en la salud mental de los j¨®venes; destrozan las familias, algunos cometen cr¨ªmenes al forzar a otros las relaciones sexuales y lo peor de todo, contaginan el SIDA.
En Occidente las opiniones de Gao pueden parecer crueles y arcaicas, pero en China representan un gran avance o al menos un peque?o avance. Desde que los comunistas alcanzaron el poder en 1949 la homosexualidad se convirti¨® en un tema tab¨² y los homosexuales se han visto sometido a internamientos en c¨¢rceles si eran pillados in fraganti, aunque m¨¢s recientemente se les hayan reducido las penas.
La severa actitud hacia los homosexuales ha estado en l¨ªnea con la p¨²dica moral sexual impuesta por los comunistas, una moral que reserva las famosas libertades sexuales chinas a los puertos occidentales como Shanghai -que ha sido remodelado- y sus famosos barcos o burdeles flotantes.
Como resultado de esta censura, los homosexuales han vivido una angustiosa existencia clandestina, descubierta por el periodista chino Yin Naide tras recorrer 26 ciudades chinas. Yin descubri¨® que la homosexualidad no est¨¢ confinada en las grandes ciudades ya que localiz¨® homosexuales en pueblos remotos, en arrabales, en todos los estratos sociales y nacionalidades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.