Centenares de rumanos asaltan la sede del Gobierno provisional
Ruman¨ªa vivi¨® ayer una jornada de violencia y augurios fatales para su incipiente transici¨®n democr¨¢tica cuando apenas han transcurrido dos meses desde el derrocamiento de Ceaucescu. Miles de personas se manifestaron contra el Frente de Salvaci¨®n Nacional (FSN) y asaltaron la sede del Gobierno provisional, en la que causaron graves da?os.
Los manifestantes reclamaban la dimisi¨®n del presidente provisional, Ion Iliescu, y del primer ministro, Petre Roman. Dos semanas despu¨¦s de la creaci¨®n del Consejo Provisional de Unidad Nacional, el proceso de descomposici¨®n del poder establecido por la revoluci¨®n contin¨²a inexorablemente, pese al pacto entre el FSN y los partidos tradicionales.La falta de cultura pol¨ªtica y la crispaci¨®n generalizada hacen que este proceso transcurra continuamente al borde del enfrentamiento violento, como ayer se volvi¨® a demostrar.
La televisi¨®n oficial conden¨® la acci¨®n de estos "grupos violentos" no dependientes de ninguno de los partidos legales.
Aunque muchos de los m¨¢s agresivos activistas se identificaban como mineros, su edad (en torno a los 18 a?os) y su aspecto de j¨®venes marginados y apol¨ªticos hac¨ªan despertar sospechas masivas de que actuaban por simple vandalismo o por instrucciones de alguien interesado en una escalada de la tensi¨®n y la desestabilizaci¨®n de la Ruman¨ªa pos-Ceaucescu.
La sombra de la Securitate
Entre gritos contra el comunismo, el FSN y la Securitate (la antigua polic¨ªa pol¨ªtica), grupos de manifestantes rompieron ventanas y puertas y demolieron el mobiliario del edificio ante la mirada impasible de un cord¨®n del Ej¨¦rcito. La convicci¨®n de los manifestantes de que la Securitate sigue funcionando dispara la crispaci¨®n en el pa¨ªs.
Durante la toma del edificio, en tomo a las cinco de la tarde, hora local, se produjeron grav¨ªsimos da?os materiales, y s¨®lo la pasividad absoluta de las tropas del Ej¨¦rcito encargadas de la vigilancia del edificio impidi¨® que se produjera el derramamiento de sangre. En su despacho se encontraba el viceprimer ministro, Gelu Voican, que despu¨¦s de hablar con los asaltantes dijo que no dimitir¨ªa "bajo la presi¨®n de la multitud" y que su acci¨®n la consideraba "una tentativa de golpe de Estado".
Horas despu¨¦s de iniciado el asalto, efectivos del Ej¨¦rcito desalojaron la sede del FSN y dispersaron a los grupos que aguardaban en la plaza de la Victoria, de modo que desde Par¨ªs, donde se encuentra en visita oficial el primer ministro, Roman, declar¨® a primeras horas de la noche que "la situaci¨®n era de total calma y los soldados se limitaron a comprobar la identidad de los asaltantes".
Los militares introdujeron en el edificio a 800 hombres que comenzaron a expulsar a los asaltantes y procedieron a despejar la plaza. El saldo de la refriega fueron 150 detenidos y un n¨²mero no preciso de heridos, entre ellos 15 soldados. Cuando la plaza de la Victoria fue despejada 15 tanquetas tomaron posiciones ante la sede del FSN.
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