La concertaci¨®n social y sus secuelas
El autor del art¨ªculo, tras analizar las relaciones entre el Gobierno y los sindicatos, se?ala que no han sido tocados en la negociaci¨®n asuntos decisivos para el mundo laboral como los remedios estructurales contra el paro, la cobertura justa y total del mismo o la anulaci¨®n de la precarizaci¨®n del trabajo.
Los sindicatos de CNT fueron claros en su pleno nacional de regionales de 9 de diciembre pasado al enjuiciar la Plataforma sindical prioritaria (PSP) de CC OO y UGT, y determinar que hay que salvar, la parte positiva de esa plataforma de una puesta en pr¨¢ctica contraria a los intereses obreros, y que, a la vez, hab¨ªa que superarla, eliminando sus deficiencias e incorporando elementos importantes inexistentes en ella. Hoy, a la vista de c¨®mo se est¨¢n planteando las negociaciones con el Gobierno y la patronal, pero sobre todo con el primero, parece que disponemos de m¨¢s luz para enjuiciar la estructura y el tono de la PSP y la evoluci¨®n del comportamiento de los sindicatos firmantes. En un determinado punto de esa evoluci¨®n sindical se daba pie a una lectura esperanzadora de que al fin el movimiento sindical iba a empezar a salir de la v¨ªa del oportunismo destructivo para entrar en una etapa de constructividad y remodelaci¨®n en la que, la atenci¨®n prioritaria se polarizar¨ªa en tomo a los intereses actuales y futuros de la clase. Y no es que digamos que esta l¨ªnea evolutiva est¨¦ definitivamente perdida, pero la marcha de los acontecimientos nos hace ver que se est¨¢ dando un giro inconveniente que aleja esa posibilidad, procedi¨¦ndose a una pr¨¢ctica sindical obnubilatoria, en la que los ¨¢rboles pueden no dejar ver el bosque.Visi¨®n retrospectiva
Es posible que, si hacemos un poco visi¨®n retrospectiva de los hitos de esa evoluci¨®n, podamos comprender mejor la situaci¨®n actual: no sabemos si desde otra ¨®ptica podr¨ªa hacerse de otra manera, pero, para los fines de clarificaci¨®n que nosotros nos proponemos, observamos en esa evoluci¨®n cinco pasos: primero, de finales de 1986 a principios de 1988 so, vive una crisis sindical profunda. La clase trabajadora est¨¢ padeciendo entonces el intento patronal y gubernamental de poner en pr¨¢ctica la segunda reconversi¨®n industrial, entr¨¢ndose as¨ª en una etapa de protesta activa y violenta que abre un arco que va a llevar desde las fort¨ªsimas confrontaciones que se inauguran en noviembre de 1986 en Puerto Real hasta la convulsa liquidaci¨®n de Euskalduna mediado 1988, pasando por Hunosa y el sector naval, por la revuelta estudiantil y profesoral, Reinosa, etc¨¦tera.
La calle est¨¢ perdida para los sindicatos, y su prestigio, maltrecho. En CC OO se prepara y consuma el relevo de Marcelino Camacho, y Juli¨¢n Ariza hace confesiones p¨²blicas de la bancarrota sindical desde el punto de vista de la afiliaci¨®n y de la credibilidad social. En UGT se dejan sentir los mismos efectos.
Se trat¨® a continuaci¨®n de recuperar esa credibilidad social por parte de los sindicatos mayoritarios, forzando una actitud antipacto social y una agresividad convocante que, a favor de la corriente de necesidades sociales, ir¨ªan a desembocar con ¨¦xito, inesperado en su magnitud, en el 14-D. As¨ª concluir¨ªa el segundo paso con el finalizar del a?o 1988.
El tercer paso recorre todo el a?o 1989 y se concreta en la explotaci¨®n y capitalizaci¨®n del ¨¦xito del 14-D, en el forcejeo con el Gobierno y, en general, en la participaci¨®n en un pulso con ¨¦l que, mediando otras instancias y circunstancias, iba a tener, en octubre de 1989, el desenlace clarificatorio de la p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta en el Parlamento por el PSOE.
Todo lo antedicho ¨²ltimamente no fue, sin embargo, lo m¨¢s relevante desde el punto de vista sindical. Lo m¨¢s importante fue la ocasi¨®n que se produjo de hacer un an¨¢lisis retrospectivo de la evoluci¨®n sindical durante toda la transici¨®n, ocasi¨®n que fue parcialmente asumida, si bien no coherente y consecuentemente ultimada por las formaciones sindicales mayoritarias. Salt¨® a la Prensa que hubo conversaciones entre CC OO, UGT y ELA-STV que apuntaban a hacer este an¨¢lisis, a diagnosticar las enfermedades puntuales y estructurales del sibdicalismo actual en Espa?a y proponer alteraciones profundas -muy serias y convenientes algunas de ellas- para promover en el panorama sindical-laboral un cambio de modelo, a la vista del callej¨®n sin salida a que hab¨ªa conducido el modelo anterior. Aqu¨ª concluir¨ªa el tercer paso.
El cuarto aparecer¨ªa de alg¨²n modo encabalgado con el anterior, pero se diferenciar¨ªa en los fines estrat¨¦gicos derivados de su contenido. Nos referimos a la elaboraci¨®n por CC OO y UGT de la PSP, la cual, le¨ªda de una determinada manera, podr¨ªa entenderse -con restricciones- como una herramienta al servicio de la satisfacci¨®n y realizaci¨®n de las inquietudes y propuestas contenidas en el paso anterior, y, le¨ªda de otra diferente manera, podr¨ªa ser interpretada como la cortina de humo o punto de fijaci¨®n hipn¨®tica que permite dejar las cosas como estaban antes, hurt¨¢ndose as¨ª a la necesidad de la transformaci¨®n estructural del modelo sindical, por el tranquilizante procedimiento subjetivista que nos impulsa a apoyamos en la f¨®rmula "el bien de mi grupo sindical es el bien de la clase obrera", en la cual se estar¨ªa flagrantemente olvidando la fatal experiencia sindical vivida desde los pactos de la Moncloa.
Alarma gubernamental El quinto paso vendr¨ªa marcado por la alarma gubernamental y patronal ante las posibilidades de realizaci¨®n de las transformaciones estructurales del modelo sindical, alarma que se concretar¨ªa en producir la necesidad de la canalizaci¨®n de la concertaci¨®n social, con la acompa?ante parafernalia period¨ªstica, destinada a eliminar toda duda sobre qui¨¦nes son los exclusivos interlocutores sociales, avalados ahora adem¨¢s por una aureola de triunfalismo derivada de una gesti¨®n benefactora que pondr¨ªa de relieve su papel en la configuraci¨®n del Estado-benefactor.
Y es desde aqu¨ª desde donde se nos ocurre plantear una serie de cuestiones en tomo a la PSP, en cuya f¨®rmula de respuesta real podr¨ªa estar entra?ada una de las lecturas de ese documento, a las que alud¨ªamos antes, lo que, por otro lado, constituye uno de nuestros reparos parciales a la PSP.
Llama la atenci¨®n que de los 20 puntos de esa plataforma 11 tengan al Estado como interlocutor referente con car¨¢cter exclusivo, y que la casi totalidad de los otros nueve requiera su presencia como garante jur¨ªdico.
Llama igualmente la atenci¨®n que quede fuera de tratamiento con car¨¢cter absoluto la m¨¢s m¨ªnima propuesta de transformaci¨®n de las relaciones laborales.
Hay tambi¨¦n el tono general de un alto porcentaje de puntos reivindicables que remeda el soniquete de las peticiones de C¨¢ritas, contribuyendo a presentar las prestaciones sociales en t¨¦rminos de beneficencia, y a resaltar con ello la figura del Estadob-enefactor.
Hasta el momento de escribir estas l¨ªneas no han sido tocadas en la negociaci¨®n cosas decisivamente puntuales para el mundo del trabajo, tales como los remedios estructurales contra el paro Gornada, horas extras, destajos, pluriempleo), cobertura justa y total de ¨¦ste, recalificaci¨®n; o como la anulaci¨®n de las condiciones de precarizaci¨®n del trabajo, tales como las 16 formas de contratos a tiempo parcial que son la espada del terror del paro; los despidos pr¨¢cticamente libres; el control por los trabajadores de las condiciones de trabajo y de la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas, etc¨¦tera. No se han tocado todav¨ªa, pero nos tememos que en estas cuestiones verdaderamente decisivas no habr¨¢ aportes ni alteraciones sustanciales dentro de la situaci¨®n actual.
En cambio, ya aparecen en la Prensa noticias como que la UGT mantendr¨¢ en su pol¨ªtica sindical la misma estrategia, y ELA-STV declara al final de su s¨¦ptimo congreso que no apunta de momento a ning¨²n cambio de modelo sindical. Parece que han triunfado las tesis de CC OO, reacia siempre al cambio de modelo y al abandono del sistema de comit¨¦s. Seguramente, a partir del incremento relativo de afiliaci¨®n en el ¨²ltimo a?o y de algunos resultados relativamente positivos de esta ¨²ltima concertaci¨®n, habr¨¢n extra¨ªdo conclusiones como ¨¦sta: "La cosa funciona, crecemos, se nos escucha y obtenemos prestigio, luego no tenemos por qu¨¦ canibiar". Nosotros, desde nuestra ¨®ptica, creemos que tal razonamiento ser¨ªa imperfecto por m¨²ltiples razones, y es ya bastante sintom¨¢tico que el Gobierno empiece ahora a hablar con m¨¢s desparpajo de la ley antihuelga.
Bot¨®n de muestra
Junto a todo esto, y s¨®lo como bot¨®n de muestra, vamos viendo con alarma c¨®mo el INI procede sucesivamente a la privatizaci¨®n de sus efectivos (como la venta de Iberpiel), o c¨®mo se produce a la chita callando la tercera reconversi¨®n industrial (despidos masivos y pol¨ªtica liquidacionista en Ibercobre, o los proyectos de inminente reajuste de plantilla en FASA-Renault), todo ello ante la pasividad o la complacencia de los sindicatos mayoritarios, que parece que en fechas pr¨®ximas proceder¨ªan a declarar una huelga, no sabemos si real o proforma, en la miner¨ªa del carb¨®n ante el proyecto gubernamental de liquidar Hunosa. En todo caso, no est¨¢ de m¨¢s que los trabajadores est¨¦n atentos a este proceso y lo comparen con los procesos de Sagunto o del sector naval para que no consientan que, despu¨¦s de muchas ruidosas caceroladas, se manipule un desenlace similar al del sector naval y el del acero.
La CNT ha elaborado su propia para salvar lo positivo de la PSP y para prevenir contra una forma de concertaci¨®n social que, tras el edulcorante p¨ªrrico de unos triunfos relativos, esconda una trampa mortal para la evoluci¨®n movimiento trabajador.
es secretario general de la CNT.
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