El Likud sigue si dar luz verde al plan de Baker
El foro de los cuatro -Isaac Shamir (primer ministro), Moshe Arens (Exteriores), Sim¨®n Peres (Finanzas) e Issac Rabin (Defensa)-, que deb¨ªa haber elaborado ayer la respuesta al plan del secretario de Estado norteamericano, James Baker, para presentarla al Gabinete para su aprobaci¨®n, ni tan siquiera lleg¨® a abordar el fondo del problema. La reuni¨®n se aplaz¨® despu¨¦s de 40 minutos. Shamir pidi¨® a sus interlocutores que la nueva sesi¨®n del foro se celebre despu¨¦s del c¨®nclave de los ministros del Likud, que tras largas horas de discusiones intensas decidi¨® anoche que recomenzar¨ªa hoy.
, Los medios de comunicaci¨®n que creyeron poder anunciar -el s¨ª de Shamir desde el mismo s¨¢bado han actuado un poco apresurados al extrapolar las intenciones del primer ministro de Israel. "En este pa¨ªs es peligroso vender la piel del oso antes de haberlo matado. Sobre todo antes de haberlo visto", afirma un diputado del derechista Likud."La respuesta a Baker no estar¨¢ puesta a punto esta semana", se?ala el ministro del Likud Mosh Katzav, pr¨®ximo al primer ministro israel¨ª. Y a?ade: "Rechazamos el elaborarla bajo la amenaza de un ultirn¨¢tuni y mientras el ca?¨®n de un rev¨®lver se apoya sobre nuestro tiempo".
Shamir necesita a¨²n una pr¨®rroga para convencer a sus tropas, es decir, a los ministros del Likud. El primer ministro israel¨ª ha rechazado convocar al comit¨¦ central de su partido, como lo exige el ex ministro Ariel Sharon, que encabeza la oposici¨®n radical nacionalista contra Shamir. El primer ministro duda incluso de reunir al grupo de parlamentarios del Likud para evitar una revuelta.
Los laboristas consideril,n que la copa est¨¢ colmada. "Ya basta de titubeos", dice la mayor parte de los ministros laboristas, con el viceprimer ministro, Sim¨®n Peres, a la cabeza. ?stos ya est¨¢n hartos de plegarse a los "caprichos y estados de ¨¢nimo del Likud" y rechazan, por tanto, conceder al primer ministro una nueva semana de deliberaciones. "?De qu¨¦ sirve rehusar una y otra vez una decP si¨®n?", dice Peres; "la pregunta hecha por Baker es simple. Hace falta responder con un s¨ª o con un no. Nosotros los laboristas estamos a favor de una respuesta positiva. Es Sharr¨²r el que tiene que exponer claramente su posici¨®n".
Isaac Rabin no contradice a Peres, pero est¨¢ dispuesto a conceder a¨²n una semana a Shamir. "Espero que la decisi¨®n ser¨¢ tomada esta sernarta.
Si no, ser¨¢ la semana pr¨®xima", se?ala el ministro de Defensa. Rabin se opone a seguir la l¨ªnea m¨¢s cerrada de Peres porque est¨¢ convencido, ahora y siempre, de que "se puede hacer avanzar el proceso de paz en el marco de un Gobierno de uni¨®n nacional".
M¨¢s cerrada
Adem¨¢s de eso, Rabin no cree que un Gobierno alternativo, con mayor¨ªa restringida, bajo la direcci¨®n laborista, pueda empe?arse con ¨¦xito en una negociaci¨®n de paz sin riesgo de grandes convulsiones internas en Israel.
"Es posible gobernar el pa¨ªs, y durante largo tiempo, con una peque?a minor¨ªa en el Parlamento", dice a EL PA?S el ministro de Defensa, "salvo en dos circunstancias: cuando haga falta hacer la guerra y cuando hace falta hacer la paz. En los dos casos tenemos necesidad de un vasto consenso nacional", a?ade, citando el ejemplo del "desastre nacional" de la guerra de L¨ªbano, a la que se opon¨ªa la mitad de la poblaci¨®n de Israel.
Rabin cree, aunque sin de cirlo a voz en grito, que para llevar a buen t¨¦rmino las conversaciones de paz con los pa lestinos, necesariamente complejas y delicadas, es mejor que un primer ministro del Likud est¨¦ a la cabeza del Gobierno y por tanto, implicado en las concesiones inevitables que lleva consigo el progreso hacia la paz. A Peres le gustar¨ªa romper lo m¨¢s pronto posible con Sharnir y hacerse fuerte con la for maci¨®n de un Gobierno de paz en el que participaran los partidos religiosos de centro y de izquierda, bajo su direcci¨®n. Pero el l¨ªder laborista trata de impedir un enfrentamiento abierto con Rabin.
Lo que se pone en juego es demasiado grande. Es preferible mantener un frente laborista y no buscar c¨®mo imponer a Rabin la voluntad de la mayor¨ªa en un momento en que el Likud se funde en disensiones.
Adem¨¢s, Sim¨®n Peres no es insensible a los argumentos de su ministro de Defensa, seg¨²n el cual la opini¨®n p¨²blica israel¨ª no comprender¨¢ y, por consiguiente, no perdonar¨¢ jam¨¢s a los laboristas el estallido del Gobierno de uni¨®n nacional, antes de que todas las posibilidades de progreso conjunto Likud-Laborista hacia la paz se hayan agotado.
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