Mientras hablamos, huye
Que nada, que pa qu¨¦ le voy a seguir dando a ust¨¦ noticias de lo que pasa por ac¨¢ abajo, si en tanto y no que vuelvo, en los inmensos intervalos que ordenan las leyes de confecci¨®n de este benem¨¦rito Rotativo, que con harta longanimidad las acoge de vez en cuando, ya le han estado a usted hinchando la cabeza, cada d¨ªa, cada hora, con las noticias que se han, como dicen los locutores, producido, que se est¨¢n produciendo a cada momento en la Indonesia y en el barrio de Moratalaz o en el Congreso de los Diputados, esto es, en la Realidad; de manera que, con tanto tropel de hechos, no s¨¦ qu¨¦ sitio le va a quedar a ust¨¦ para escuchar las voces tentadoras que le insin¨²an que en verdad no ha pasado nada y que, por bajo de la Realidad period¨ªstica, en los corazones secretos y comunes de la gente (all¨ª donde ust¨¦ sabe, sin darse cuenta de que lo sabe), sigue bullendo la caldera, que a la vez que cuece pacientemente los garbanzos, amenaza con hacer el d¨ªa menos pensado saltar la tapadera.Bueno, el caso es que Ellos se pasan el tiempo hablando de lo que se habla, y quieren, por todos los medios (de Formaci¨®n de Masas), que usted no hable m¨¢s que de eso, de lo que se habla: que si Fulano va a casar al Banco de Donostia con el Banco de Laputa, que si gracias a la cirug¨ªa electr¨®nica se espera que pueda operarse de taras gen¨¦ticas a los espermatozoides, que si el Frente de Liberaci¨®n de Singapur ha ocupado para cuartel general el palacio del Arzobispo, que si (en la secci¨®n de Cultura) ha batido el r¨¦cord de subasta el cuadro Menstrual Slip de Menganita... en fin, ya sabe, acerca de la Realidad, de lo que se habla.
El hecho de hablar
Y el caso es que, mientras est¨¢n hablando de todo eso y haci¨¦ndole a usted que hable de lo mismo, se olvidan del hecho de que est¨¢n hablando. S¨ª, hombre: que, mientras se van creyendo y haci¨¦ndole a usted creer que eso es la Realidad, tienen, para conseguirlo, que hacer abstracci¨®n del hecho mismo de que est¨¢n hablando y que, con ese hecho de hablar, est¨¢n haciendo.
Por ejemplo, aburriendo al personal, seg¨²n el otro d¨ªa le explicaba c¨®mo, en Consejos de Administraci¨®n o Congresos Sindicales o Claustros Universitarios o Concertaciones de Organizaciones Terroristas, mientras se trata del estado del Ente respectivo y se hacen las cuentas de sus efectivos y se trazan los planes para la gesti¨®n de las futuras actividades, mientras se habla de ello, los resultados de ello para la acci¨®n futura y el destino de la Empresa ser¨¢n los que Dios quiera, pero, por lo pronto, lo que se est¨¢ consiguiendo como resultado pr¨¢ctico inmediato es aburrir a los presentes y dejarlos incapaces y abatidos para cualquier ocurrencia o estallido que les pudiera venir acaso: eso es lo inmediato y palpable que se hace con la acci¨®n de hablar de aquello de lo que se habla.
No me diga ust¨¦ todav¨ªa que no entiende, ?o tendr¨¦ que refer¨ªrselo a sus propias experiencias con la pareja que Dios le haya proporcionado?
Pues lo mismo: que, cada vez que se hablan ustedes dos, es para hablar de lo que hablan las parejas, que lo que pasa es que yo te importo un comino, que lo que quieres es tenerme a tu servicio cuando se te antoje y luego que haga calceta para pasar el rato, que es que t¨² no sabes lo que es respetar la libertad del otro, que eres hasta capaz de registrarme a media noche los dobleces de la bragueta, que no, que lo que hay que hacer es que tu mam¨¢ se mude a casa de tu hermanita y nos deje vivir de una vez una relaci¨®n ?de a dos!, que no, que lo que tenemos que hacer es dejar de vernos una temporada, poner nuestro amor a prueba, y luego, si de com¨²n acuerdo decidirnos volver a vernos... En fin, ya conoce ust¨¦ el percal.
Pues bien, lo que con esos asaltos dial¨¦cticos vaya a averiguarse de c¨®mo es nuestro amor o de c¨®mo eres t¨² de veras o c¨®mo ser¨ªa yo si t¨² fueras de otro modo, eso es cosa m¨¢s bien dudosa, y lo que vaya a resultar de las decisiones, propuestas mutuas o proyectos que de ese di¨¢logo se desarrollen, eso s¨®lo Dios lo sabe; pero lo que no hace falta ser Dios para saberlo es que, por lo pronto, con el hecho mismo de hablar de esas maneras, la relaci¨®n se configura y desfigura, las palabras van zahiriendo y agriando los caracteres, el s¨®lo tono y la sintaxis, cualquiera que sea el tema, est¨¢ influyendo directamente y sin m¨¢s en los sentimientos, torciendo la pasi¨®n y redibujando la imagen que tenga cada, cual del otro.
Esos efectos inmediatos es lo que se desde?a. As¨ª que, por af¨¢n de hablar de lo que tenemos que hablar para decidir lo que tengamos que decidir, descontamos el hecho de que con el hablar estamos, de momento, haciendo, haci¨¦ndonos, por ejemplo, la pu?eta.
As¨ª en privado y as¨ª en pol¨ªtico, y, conf¨ªo en que vaya ust¨¦ teniendo que reconocer que entiende:. tino es el mundo de que hablamos y otro es el mundo en que hablamos de ¨¦l; ust¨¦ decidir¨¢ cu¨¢l de ambos le parece m¨¢s real o verdadero, pero que no son el mismo est¨¢ bastante claro, y que la atenci¨®n al mundo de que hablamos elimina (hace abstracci¨®n de) este mundo en que de ¨¦l hablamos, pienso que tambi¨¦n.
Esto de 'mundo de que se habla / mundo en que se habla' es un regalo que nos viene del estudio gramatical: todas las lenguas tienen un arsenal de indicadores como esto, me, taff, ahora, ayer, pocos, pero que se usan a cada paso, los cuales no significan nada, es lo que apuntan directamente a puntos o regiones de este mundo en que se est¨¢ hablando; y luego, las lenguas tienen (pero esto cada una a su manera) un dep¨®sito sin fin de palabras que significan algo, como lobo, verde, salta, despacito, las cuales se refieren al mundo ese de que se habla, y no s¨®lo se refieren, sino que de paso lo constituyen (dejando ahora de lado otro tipo de t¨¦rminos como muy, 5, todos, que juegan con las palabras de significado, nunca con aquellos indicadores, de manera que, si decimos "todos ellos" o "nosotros cinco", sin m¨¢s los y nos substantivamos; y dejando tambi¨¦n los Nombres Propios, que propiamente no pertenecen ya a las -lenguas, sino a las culturas, que no es lo mismo).
Indicadores
Y en fin, que la Realidad consiste en un casamiento de aquellos indicadores que apuntan a este mundo en el que hablamos con aquellas palabras que significan cosas (o sea ideas) del mundo de que hablamos, de manera que de algo se dice que es real (y hasta, usando el verbo que inventaron los te¨®logos, que existe) cuando al mismo tiempo se cree que se puede apuntar a ello, 'all¨ª" o ma?ana" o "en m¨ª" o "a tu lado" o "lo hay", y que al mismo tiempo se le puede designar con una palabra de significado, "rel¨¢mpagos", "muy triste" o "entrechocar uno con otro"; o sea que se cree, o se hace como si se creyera, que al mismo tiempo pertenece al mundo de que hablamos y al mundo en el que hablamos.
Bueno, pues ya ve ust¨¦ por d¨®nde va la cosa, y c¨®mo nos vuelve a la pol¨ªtica la gram¨¢tica. El solo mundo de veras presente y de verdad palpable, el que no es ideal ni necesita ideas, es este mundo en el que estarnos ahora hablando; el cual vemos ahora que no es propiamente mundo alguno, ya que, para serlo, habr¨ªa que significarlo con la palabra 'mundo'; pero es ah¨ª donde estamos t¨² y yo, y eso y aquello y lo de m¨¢s all¨¢, y hasta hoy con su ayer y su ma?ana, cosas que no son cosas, puesto que nunca se habla de ellas (o, si se habla, se les hace ser lo que no eran), mientras que ese mundo del que se habla y le hacen hablar a usted, el de las nieves de anta?o y la fusi¨®n en fr¨ªo del ma?ana, el de los agujeros negros y los homicidios voluntarios, el de las arrugas de su suegra y las espinillas de su sobrina, ¨¦se es un mundo todo hecho de ideas y Heno de fantas¨ªas.
Lo que pasa es que este sitio en que t¨² y yo andamos es un sitio en que t¨² y yo no somos nadie, ni siquiera tenemos nombres; pues ya ve usted que ah¨ª t¨² y yo somos cualquiera y a cada instante somos otros, el que est¨¦ diciendo "me" o "t¨ª" en ese instante. Y eso, claro, tiene sus inconvenientes, que a usted, como ente real, quiz¨¢ lo desanimen, y ante la propuesta de estar muy presente y muy palpable, pero a cambio ser un don Nadie, a lo mejor prefiere usted volverse a vivir en las noticias de la Prensa y las im¨¢genes de la Televisi¨®n, en las proclamaciones de los pol¨ªticos de Dios y las profec¨ªas de los cient¨ªficos del Mismo, en fin, en las ideas de la Realidad.
Pues bueno, qu¨¦ se le va a hacer. Pero entiende usted al menos qu¨¦ es lo que con ello gana y lo que se pierde, y que, a fin de poder seguir hablando de lo que se habla, ha renunciado usted (ha hecho abstracci¨®n de) ese momento en que estaba hablando y esa boca y esa saliva y ese relumbre de sus ojos con que estaba hablando.
Me parece a m¨ª que a usted lo que le pasa es que cree en su muerte de usted, muy se?or m¨ªo: esto es, que cree que su muerte es una muerte, como las de los otros (de sus parientes fallecidos, de los Grandes Hombres de la Historia), s¨®lo que dando la casualidad de que es la suya: en fin, que es un caso de 'muerte' (las comillas simples, que no s¨¦ si por una vez los tip¨®grafos respetar¨¢n aqu¨ª, se usan para referirse a la idea de la cosa), y por tanto que es una muerte entre las muertes, y ya est¨¢.
Ahora bien, de su muerte de usted no hay experiencia alguna: pi¨¦nselo usted por un momento. Su muerte de usted es futura por esencia (est¨¢ claro, puesto que est¨¢ usted ley¨¦ndome, en este sitio donde se habla y se lee y se escribe todav¨ªa; que, si no, a ver de d¨®nde), y siendo esencialmente futura, no puede contar entre los hechos, ni sumarse con las otras muertes, como se suman los ¨¢tomos para de la suma deducir el ¨¢tomo singular, ni ser un caso pues de 'muerte'. Muy real ser¨¢ su muerte, se?or m¨ªo, pero otro tanto de ideal por ello mismo, y en modo alguno nada que de veras est¨¦ ah¨ª ni que se refiera a usted en tanto que usted sea no otra cosa que el que va por ah¨ª diciendo "yo" a cada paso.
Y ello es que eso de creer en la Realidad, es decir, entregarse al mundo de que se habla, al mundo de las noticias que de Arriba le suministran, eso es el nombre de la resignaci¨®n, la muerte de cualquier posible rebeli¨®n del pueblo (eso que no sabe lo que es) en contra de las mentiras que le imponen: eso es querer vivir en el Emp¨ªreo, o sea en la Babia, del mundo de que le hablan y le hacen hablar a usted, para que en el entretanto haya hu¨ªdo esto palpable, esto inmediato, que no ten¨ªa nombre y que acaso sonaba a algo como vida y liberaci¨®n de Capital y Estado y de la carga de usted mismo en cuanto real, o sea en cuanto ideal.
Saber y pasar el tiempo
Mientras hablamos de lo que hablamos, habr¨¢ huido esto en lo que habl¨¢bamos, esta evidencia palpable (pero inasible) de algo que era raz¨®n y vida porque no era nada, este p¨¢lpito de maravilla, que no era ni tan siquiera un punto, perdido en la noche sin fin en la que ca¨ªamos, y que era la gloria preciosa, inapreciable, de sentir la verdad de esa infinitud y de que no sabemos.
Pero Ellos, en tanto, Estado y Capital y sus fieles servidores, seguir¨¢n creyendo que saben el Tiempo y que lo miden, y sobre esa fe montando su ciencia y sus negocios, y haciendo del pueblo masa de individuos que pasan el tiempo, en tanto y no llega su muerte, hablando de lo que se habla.
D¨ªgase al paso por lo menos, y ¨®igalo usted, si puede, al paso, que no hay pol¨ªtica que valga, que no sea una enga?ifa de realidad (mundo de que se habla para embobar al pueblo), si no es la que nazca de un desenga?o de esa creencia de que hay 'muerte' y de que usted tiene la suya.
?Qu¨¦? ?Le parece triste? ?Le parece alegre? All¨¢ se las haya usted con sus pareceres. Aqu¨ª se lo seguiremos diciendo, si los ¨¢nimos nos llegan para tanto: por lo menos, que no ande ust¨¦ diciendo que no est¨¢ claro.
Claro que tanta l¨®gica (que no es m¨¢s que lenguaje popular hablando, por la lengua que le deja, como puede), nada har¨ªa tan clara l¨®gica si no estuviera llamando a los oscuros corazones de la gente, de los trabajadores para nada y tragadores de noticias de la nada, a ese coraz¨®n y raz¨®n com¨²n, que sigue palpitando por debajo del Estado y Capital y del alma de cada uno. ?Lo est¨¢ sintiendo usted c¨®mo palpita?
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