Horror cinematogr¨¢fico
Hay proyectos cinematogr¨¢ficos, como este Disparate nacional de acertado t¨ªtulo, cuya raz¨®n de ser no aparece clara ni aunque nos la expliquen durante horas y horas. ?Qu¨¦ sentido tiene esta muestra de cine rancio y fuera de lugar en la Espa?a de los noventa? Es, cierto que Ozores ocupa ya un lugar indiscutible en la historia de la cinematograf¨ªa hispana, a la cabeza de los profesionales que m¨¢s pel¨ªculas han rodado, aunque tambi¨¦n es verdad que, en una hipot¨¦tica clasificaci¨®n de acuerdo con la calidad de los resultados, es muy posible que fuera tambi¨¦n el primero, porque hay pocos candidatos tan incapaces como ¨¦l en nuestro pa¨ªs.Hace unos a?os, al amparo de una situaci¨®n ya desaparecida, Mariano Ozores copaba la mayor¨ªa de los locales de estreno con los productos m¨¢s pintorescos e indefendibles, porque hab¨ªa un gran n¨²mero de espectadores que se satisfac¨ªa con la ingenua contemplaci¨®n de sus chascarrillos y cuchufletas. Tambi¨¦n tiene este director defensores m¨¢s s¨®lidos y, entre ellos, el m¨¢s apasionado es el maestro Berlanga, siempre partidario de un cine popular y que busque el placer del aficionado sencillo.
Disparate nacional
Producci¨®n: CiPi Cinematogr¨¢fica. Gui¨®n y direcci¨®n: Mariano Ozores. Im¨¢genes: Alejandro Ulloa. M¨²sica: Gregorio Garc¨ªa Segura. Int¨¦rpretes: Antonio Ozores, ?scar Ladoire, Antonio Resines, Fabiola Toledo. Estreno: Carlton, Minicines Majadahonda, Pozuelo, Parque Sur, Proyecciones, Vaguada, Imperial, Lido.
Cuando todos cre¨ªamos que este director se hab¨ªa transformado ya en una figura de museo, en una reliquia hist¨®rica que s¨®lo despertaba un inter¨¦s distante y acad¨¦mico, en el mejor de los casos, nos sorprende con otra pel¨ªcula m¨¢s, oportunista, burda sin gracia, con todos los t¨®picos al uso, y sin ninguna idea aprovechable, en la que es dificil encontrar una chispa o un rasgo defendible, que acaba volvi¨¦ndose en su contra porque constituye un producto indescriptible, carente de atractivos, cuyo ¨²nico destino manifiesto es enriquecer un museo nacional de los horrores, cuya urgencia cada vez es mayor.
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