Deuda
Durante los primeros ocho a?os de la ¨²ltima d¨¦cada, los pa¨ªses pobres han entregado a los pa¨ªses ricos un total de cinco billones y medio de pesetas a cuenta de sus respectivas deudas externas. Hay que recordar que muchos de los Gobiernos deudores se est¨¢n limitando a pagar los draconianos intereses, sin que el capital recibido en su d¨ªa experimente merma. Hay que recordar que, incluso para esto, pa¨ªses que podr¨ªan autoabastecerse con la producci¨®n interna tienen que orientar su pol¨ªtica econ¨®mica hacia las exportaciones, que les permiten obtener divisas para el pago. Hay que recordar que en su momento esos pr¨¦stamos sirvieron, tambi¨¦n en muchos pa¨ªses, para adquirir armas a los Gobiernos prestamistas y para afianzar reg¨ªmenes dictatoriales que necesitaban el aval de las capas de poblaci¨®n m¨¢s sensibles a los beneficios de la llamada plata dulce. Hay que recordar. tambi¨¦n que en no pocos casos parte de esa deuda externa que hoy pende sobre la cabeza de absolutamente todos los habitantes del Tercer Mundo ha ido a engrosar directamente cuentas personales de una elite reducida que tienen el patriotismo en Suiza, en Miami o en cualquier otro para¨ªso fiscal del primer mundo, e incluso del segundo.En la Conferencia Mundial Educaci¨®n para Todos, que se celebra en Jomtien (Tallandia), patrocinada por la ONU, los pa¨ªses subdesarrollados han pedido a los subdesarrolladores (en feliz expresi¨®n de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n) que se les permita reducir su deuda externa a cambio de comprometerse a dedicar esos recursos a programas de alfabetizaci¨®n b¨¢sica.
Hay que recordar que no se necesita saber leer ni escribir para extraer cobre, recolectar caf¨¦, plantar algod¨®n o portar ca?a de az¨²car. Ni para trabajar en un prost¨ªbulo frecuentado por ciudadanos de pa¨ªses ricos. As¨ª que, cuando llegue, que no les sorprenda la respuesta a esta pretensi¨®n planteada en la conferencia.
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