"Mientras me violaba, me golpeaba para que me moviera", declara la joven agredida por el brigada
Mar¨ªa de los ?ngeles M. B., la joven presuntamente agredida por el brigada de Caballer¨ªa Rafael Peregr¨ªn, confirm¨® ayer ante el tribunal que juzga el caso en la Audiencia de Madrid que fue violada, golpeada salvajemente y amenazada de muerte antes de perder el conocimiento en el maletero del coche de su agresor. La v¨ªctima, que declar¨® a puerta cerrada durante siete horas, contradijo la mayor parte del testimonio del brigada y asegur¨® que ¨¦ste, al violarla, la golpe¨® en el vientre "para que se moviera". Tras la violaci¨®n, par¨® dos veces el coche, abri¨® el maletero y se ensa?¨® con la v¨ªctima, introduci¨¦ndole los dedos en la vagina.
Mar¨ªa de los ?ngeles M. B. tiene una voz melodiosa, que qued¨® entrecortada en los momentos m¨¢s dram¨¢ticos de su declaraci¨®n. De mediana estatura, rubia y fr¨¢gil, tuvo que sobreponerse ante las preguntas m¨¢s duras y volver a revivir los detalles m¨¢s s¨®rdidos y brutales de su violaci¨®n.Hab¨ªa acudido a la cita con el brigada porque ¨¦ste la llam¨® para "darle una sorpresa". Se trataba de una oferta de trabajo que Peregr¨ªn luego concret¨® mientras charlaban en el pub El Latigazo. "Es en Valencia, vivir¨¢s en un hotel y yo estar¨¦ siempre a tu lado", le dijo el brigada, que complet¨® la propuesta con un sueldo de 240.000 pesetas.
"Aquello no me gust¨®", prosigui¨® la joven. "No me gustaban ni su actitud ni la situaci¨®n en s¨ª. En un momento que fui al lavabo, me pregunt¨¦ qu¨¦ hac¨ªa yo all¨ª con aquel hombre. Al regresar le ped¨ª que nos fu¨¦ramos".
Salieron, y ¨¦l alarde¨® de que una casona pr¨®xima, grande y con chimeneas, era de un amigo suyo. "?Te gustar¨ªa verla? Pues te la ense?ar¨¦ cuando te lo merezcas".
El camino hacia Madrid se le hac¨ªa demasiado largo y la joven pregunt¨® si iban en buena direcci¨®n. ?l le respondi¨® que por all¨ª iban bien. La ¨²ltima referencia que recuerda la joven fue el edificio de RTVE de Prado del Rey.
"De repente dio un volantazo y entramos por un camino". La voz de Mar¨ªa de los ?ngeles se quebr¨® en ese instante. Agach¨® la cabeza, suspir¨® y prosigui¨® su relato: "Aquello era un descampado, all¨ª no hab¨ªa ni otros coches ni nada. Cuando vi sus intenciones intent¨¦ salir del coche, al tiempo que gritaba: `Por favor, d¨¦jame, d¨¦jame'. Pero ¨¦l me sujet¨® de la mu?eca y sali¨® por la misma puerta que yo. Me golpe¨® y me introdujo por la puerta trasera del coche".
"En la parte de atr¨¢s se sent¨® a mi lado. Me sujet¨® por el pelo con la cabeza hacia atr¨¢s y me sigui¨® golpeando. Yo le dec¨ªa que, por favor, me dejara pero cada vez que se lo dec¨ªa me pegaba m¨¢s, me daba pu?etazos en la cara. Mientras me ten¨ªa sujeta por el pelo, empez¨® a desabrocharme la blusa. ?l tambi¨¦n se desabroch¨® unos botones de la camisa".
Las frases de Mar¨ªa de los ?ngeles sal¨ªan con esfuerzo y la fiscal prefiri¨® ayudarla a pasar cuanto antes el mal trago. La joven sigui¨® respondiendo a preguntas precisas: "No s¨¦ en que momento me quit¨® la ropa interior, porque segu¨ªa peg¨¢ndome. 'Hija de puta, qu¨¦ buena est¨¢s, no s¨¦ que voy a hacer contigo', me dec¨ªa, mientras me pegaba m¨¢s y m¨¢s. "?l no se baj¨® el pantal¨®n, se lo abri¨®". "Estaba muy nervioso y me pidi¨® que..., que le acariciara".
Aturdida y desnuda
"Comeo no lo hice, ¨¦l me dio una bofetada tremenda, cerca del o¨ªdo, que me aturdi¨®", prosigui¨® la joven. Fue el momento previo a la violaci¨®n. "Primero me meti¨® los dedos", puntualiz¨® Mar¨ªa de los ?ngeles. Luego se tumb¨® nerviosamente encima de ella y la penetr¨®.
"Me dec¨ªa que me moviera, pero yo s¨®lo quer¨ªa apartarle a un lado. Como estaba quieta, me peg¨® pu?etazos en el bajo vientre, y en la cara, pidi¨¦ndome que me moviera y que me moviera...". La joven no pudo precisar si su agresor lleg¨® a eyacular o no.
Aturdida y desnuda, sinti¨® que ¨¦l la introduc¨ªa en el maletero del coche, un R-21. Al cabo de un rato de marcha, par¨® y se abri¨® el cap¨®. "Yo hice como que estaba desmayada, pero ¨¦l volvi¨® a pegarme en la cara y en el bajo vientre y me volvi¨® a meter los dedos". En otra parada posterior "me at¨® fuertemente mis pantalones a los tobillos para que no me moviera".
Cuando sinti¨® que paraban y hab¨ªa gente -se trataba de la gasolinera de El Pardo-, "grit¨¦ pidiendo auxilio". Entonces ¨¦l arranc¨® a gran velocidad. En el maletero se o¨ªa todo lo del interior, y ¨¦l me grit¨®: 'Hija de puta, cabrona, esta vez es la definitiva, te voy a matar".
"Sent¨ª un temblor muy grande. Estaba como sudada y ten¨ªa las manos pegajosas. Me entr¨® un temblor muy grande". Mar¨ªa de los ?ngeles no recordaba ya nada m¨¢s.
A partir de ese momento, la tesis de la acusaci¨®n es que la joven fue colocada por el agresor en el veh¨ªculo y arrojada del mismo cuando circulaba a gran velocidad. Un intento de asesinato que Rafael Peregr¨ªn neg¨® en su declaraci¨®n de anteayer, aduciendo que la joven desapareci¨® del maletero.
Testigo de cargo
Sin embargo, el taxista Antonio Mart¨ªn Escobar, que declar¨® como testigo en la sesi¨®n de la ma?ana, contradijo la versi¨®n del brigada Rafael al asegurar que vio c¨®mo sali¨® un bulto por la puerta derecha del veh¨ªculo, y no por el maletero, cuando circulaba por la calle del Cardenal Herrera Oria en la noche de los hechos.
Seg¨²n el taxista, el R-21 de Peregr¨ªn le sobrepas¨® a 100 kil¨®metros por hora. "Me llevar¨ªa 200 metros de ventaja cuando vi que ca¨ªa un bulto, que pens¨¦ que era un ni?o. Di r¨¢fagas de luces al otro coche, pero era in¨²til, no quer¨ªa parar". Al llegar a la altura del bulto, el taxista se percat¨® de que se trataba de una mujer desnuda. La esquiv¨® y continu¨® la persecuci¨®n del R-21 durante unos cinco minutos. Al observar que el coche "se saltaba todos los sem¨¢foros", dio la vuelta y regres¨®.
En lo que el taxista dio la vuelta, la joven, inconsciente sobre el asfalto, fue arrollada por el veh¨ªculo conducido por Rafael Rubio Garc¨ªa, que pas¨® por encima del cuerpo de la joven sin pisarla con las ruedas.
Frente a estos testimonios, concordantes con lo relatado a la polic¨ªa la noche de los hechos, el empleado de la gasolinera de la carretera de El Pardo se retract¨® de buena parte de sus declaraciones de entonces. El empleado, Pedro S¨¢nchez Mu?oz, dijo no recordar que hubiera facilitado la matr¨ªcula del R-21, neg¨® que el brigada arrancara precipitadamente apart¨¢ndole del veh¨ªculo y dijo que oy¨® los gritos de auxilio de la v¨ªctima cuando el coche ya se iba y no cuando estaba repostando, tal como declar¨® en el sumario.
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