M¨¢s de seis billones
EN EL momento de la presentaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado se concentra la atenci¨®n de manera casi exclusiva en los ingresos y gastos del Estado en sentido estricto, releg¨¢ndose a un segundo plano los presupuestos de la Seguridad Social, que, aunque s¨®lo sea por su cuant¨ªa, merecen una atenci¨®n prioritaria. Para el presente ejercicio est¨¢ previsto que los gastos superen el list¨®n de los seis billones de pesetas, de los que la mayor parte se dedicar¨¢ a pensi¨®nes. De hecho, una buena parte del coste de los acuerdos de la concertaci¨®n social ha encontrado acomodo en el presupuesto de la Seguridad Social.En el presupuesto de este a?o se reflejan las tendencias que desde hace alg¨²n tiempo se manifiestan en este importante terreno; el gasto de pensiones aumentar¨¢ su peso en el conjunto de las prestaciones econ¨®micas, mientras que la participaci¨®n de la asistencia sanitaria en el total de los gastos se reducir¨¢ ligeramente. Esta evoluci¨®n plantea el problema de la racionalizaci¨®n del gasto sanitario de manera que se haga compatible la universalizaci¨®n de la asistencia sanitaria con la limitaci¨®n de los recursos disponibles. Es cierto que los colectivos que han sido incorporados al esquema de protecci¨®n universal han visito mejorar su situaci¨®n, pero de lo que se trata es de saber qui¨¦n ha pagado el precio: la estabilidad relativa del gasto sanitario refleja unas prioridades ajenas a la sanidad en el conjunto general de la pol¨ªtica presupuestaria.
En cuanto a los ingresos, es interesante rese?ar que por primera vez desde la llegada de la democracia descender¨¢ la participaci¨®n del Estado en la financiaci¨®n de la Seguridad Social. Las transferencias del Estado cubrir¨¢n este a?o un 28,8% de los gastos en vez del 30,1 % del pasado a?o. Esta evoluci¨®n plantea un problema importante en cuanto al futuro de los ingresos de la Seguridad Social, ya que la idea inicial de aumentar progresivamente la financiaci¨®n del Estado se debi¨® a los imperativos de la lucha contra el desempleo: cuanto mayor sea la parte de la Seguridad Social financiada mediante aportaciones del Estado, menor ser¨¢ la carga sobre los traba adores y las empresas, y mayor, por consiguiente, la competitividad de los productos espa?oles. Es posible, sin embargo, que la explicaci¨®n de la ca¨ªda de la participaci¨®n del Estado haya que buscarla en otro fen¨®meno: el aumento del empleo ha tenido como consecuencia un crecimiento importante de los ingresos sin necesidad de modificar las tarifas de las cotizaciones, lo que ha permitido un cierto desahogo en la elaboraci¨®n de las cuentas y la firma de un compromiso con los empresarios para no aumentar las cotizaciones en los pr¨®ximos cuatro a?os.
Estos problemas merecen una discusi¨®n a fondo en las Cortes. Desgraciadamente, la presentaci¨®n de los datos este a?o tiende a oscurecer los problemas, ya que la comparaci¨®n sistem¨¢tica de los datos iniciales previstos para 1990 con los procedentes de la liquidaci¨®n del a?o pasado no son demasiado significativos. La comparaci¨®n de los presupuestos iniciales refleja unas tasas de crecimiento, tanto de los ingresos como de los gastos, bastante alejadas de las que se han presentado. La cuesti¨®n reside en saber si este a?o los gastos se ajustar¨¢n a lo presupuestado o si, por el contrario y como ha sucedido hasta ahora, los datos finales tendr¨¢n poco que ver con la presentaci¨®n inicial.
Queda por ¨²ltimo el problema de la evoluci¨®n futura de la Seguridad Social. Las proyecciones demogr¨¢ficas y la previsible evoluci¨®n del empleo permiten pensar que en los pr¨®ximos a?os la situaci¨®n ser¨¢ bastante menos favorable que la de 1990. Es algo que conviene tambi¨¦n meditar, porque las reformas estructurales son m¨¢s f¨¢ciles de llevar a cabo en una situaci¨®n de cierta holgura que cuando se realizan bajo el influjo de las fuertes tensiones pol¨ªticas. En este sentido, el reproche que puede hacerse a los presupuestos para 1990 es la falta de un impulso renovador que permita afrontar mejor los problemas que, con seguridad, van a presentarse en los pr¨®ximos a?os.
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