Los casos resueltos del sabueso Colomar
Un detective descubre que un hombre mat¨® a su mujer e hijo, simulando un suicidio y un accidente
Juan Camacho rompi¨® a llorar. Se desplom¨® en la silla al no soportar la emoci¨®n. Su hijo Miguel, que regenta un bar, intentaba serenarle. Camacho, un jubilado de l'Ampolla (Tarragona), acababa de desvelar, en un min¨²sculo despacho de un detective repleto de libros de criminolog¨ªa y papeles ordenados escrupulosamente, una obsesi¨®n que le persegu¨ªa desde hac¨ªa meses, que no le dejaba vivir. Dio rienda suelta, entre sollozos, a la sospecha de que su hija Lolita, de 25 a?os, y su nieto Daniel, de seis, fueron asesinados por su yerno, Ram¨®n Laso.
Delante suyo, Jorge Colomar le escuchaba impasible, fumando sin cesar pitillos rubios. En la puerta del despacho, situado en la barcelonesa plaza de Lesseps, un cartel reclama la atenci¨®n del cliente: Jordi Colomar investigator.Camacho hab¨ªa sufrido un dur¨ªsimo golpe que destroz¨® su vida: perdi¨® a su hija Lolita el 9 de junio de 1988, cuando apareci¨® decapitada en las v¨ªas de la estaci¨®n de l'Aldea (Tarragona), a escasos kil¨®metros de su domicilio, tras arrollarla el expreso Port Bou-Valencia. El caso se archiv¨®. Todo apuntaba a un suicidio. Ocho meses despu¨¦s, el 3 de marzo de 1989, su nieto Daniel, que se hab¨ªa trasladado a vivir con los abuelos maternos desde aquella tragedia, muri¨® carbonizado al despe?arse el veh¨ªculo en el que viajaba con su padre, en la carretera comarcal de Tortosa a Grandesa. Laso, que conduc¨ªa el autom¨®vil, result¨® incomprensiblemente ileso. De nuevo, las diligencias volvieron a quedar archivadas.En medio de la desesperaci¨®n, Carnacho, que sufr¨ªa ante la, actitud adoptada por la justicia, recurri¨®, una calurosa tar de de junio del a?o pasado, al detective. Ten¨ªa la certeza de que hab¨ªa algo m¨¢s detr¨¢s de tanta muerte. S¨®lo un mes y medio despu¨¦s, Colomar fue con su informe bajo el brazo al domicilio de la familia de Lolita: "Les ratifiqu¨¦ sus sospechas y les inst¨¦ a presentar la querella contra su yerno y contra un t¨ªo de ¨¦ste, Manuel L¨®pez Bayona, guardia civil de tr¨¢fico de Tortosa, como presunto encubridor del doble parricidio", recuerda ahora el investigador, sentado en la misma butaca en la que escuch¨® por primera vez la truculenta historia. Nueve meses despu¨¦s, Laso, que trabajaba en una funeraria, fue detenido y confes¨® el asesinato de su hijo, aunque no el de su mujer. El lunes pasado ingres¨® en prisi¨®n. "Es la primera vez que vi c¨®mo la sonrisa regresaba al rostro de Camacho", recalca Colornar para describir el sufrimiento que atraves¨® su cliente.
Ambiente detectivesco
Colomar, de 36 a?os, que lleva media vida trabajando en el oficio, detesta los t¨®picos sobre detectives, pero no puede ocultar, aunque s¨®lo sean elementos decorativos de ambiente, las cinco pipas sobre su mesa ni la gabardina que cuelga del perchero. Ni tan siquiera los tr¨ªpticos publicitarios amontonados sobre su mesa, en la que aparece dibujado un misterioso hombre, est¨¦tica a?os cincuenta, con sombrero, fumando y de poses arrogantes. "La familia me dio las pistas claves: el yerno minti¨® al declarar ante la polic¨ªa tras la muerte de su mujer. Laso apareci¨® en la madrugada del d¨ªa del asesinato de Lolita en la casa de sus suegros preguntando por el paradero de ¨¦sta y marchando precipitadamente. Exactamente era la 1.05, porque la madre de ella mir¨® un reloj de una repisa del recibidor, sorprendida por la inesperada visita. A la polic¨ªa declar¨® que pas¨® sobre las 11.30, justo en el momento en que el tren arrollaba a Lolita. Estaba claro que buscaba una coartada".El investigador, que dirige una agencia en la que trabajan ocho personas y que tiene un fichero de 4.000 clientes, se traslad¨® a Tortosa con dos compafieros. Hablaron con familiares, con amigos de Laso y personas vinculadas con su amante: "Laso se hab¨ªa desentendido de su hijo Daniel y un d¨ªa le fue a buscar sorprendentemente al colegio. El accidente ocurri¨® en una curva de buena visibilidad. Despu¨¦s su padre s¨®lo mostr¨® prisa para cobrar la indemnizaci¨®n del seguro". Colomar no quiere ni o¨ªr hablar de la prueba determinante que le condujo a resolver el caso: "La aportaron inspectores de L¨¦rida y no me voy a meter en su trabajo", afirma el detective, quien prefiere no entrar en sus relaciones con la polic¨ªa. El m¨®vil pudo centrarse en que Laso, que ya ten¨ªa una amante, quiso deshacerse de su mujer y luego no tuvo m¨¢s remedio que matar a su hijo porque sab¨ªa m¨¢s de la cuenta.
Ex legionario, escritor de libros de filosofia oriental y piloto de aviaci¨®n privado, este detective, desmesuradamente alto, tiene en su carpeta de casos resueltos el crimen de Caspe, el asesinato de un joven malague?o en la feria de abril de Barber¨¢ (Barcelona) o traer a un peque?o desde Alemania, adonde se lo hab¨ªa llevado su padre incumpliendo una sentencia matrimonial. Tiene, eso s¨ª, alguna espina clavada: el no poder resolver la misteriosa desaparici¨®n de Juan Pedro Mart¨ªnez, de 10 a?os, en junio de 1986, cuando sus padres fallecieron al volcar el cami¨®n cisterna en un accidente ocurrido en el puerto de Somosierra. Tampoco pudo desmentir las sospechas sobre un chaval del pueblo leridano de Mitials, ahora condenado por asesinar a un ni?o, vecino, suyo.
23 d¨ªas en prisi¨®n
Pero por encima de todos destaca el secuestro del industrial catal¨¢n Ram¨®n Mateu, propietarlo de la importante empresa de transportes Mateu y Mateu, quien hab¨ªa huido a Francia, dejando "sin empleo a 2.000 familias", subraya. Colomar, por eso, pas¨® 23 d¨ªas en prisi¨®n acusado de una detenci¨®n ilegal y ahora ser¨¢ juzgado en Barcelona. "Me ped¨ªan entre 6 y 12 a?os de c¨¢rcel, aunque la petici¨®n fiscal se va a revisar. Lo ¨²nico, lo ¨²nico", insiste mes¨¢ndose los cabellos, "que quiero recalcar es que yo me traje a un se?or a Espa?a que ha sido condenado a 18 a?os de c¨¢rcel por 11 delitos distintos", apostilla.No guarda excesivos buenos recuerdos de su experiencia en prisi¨®n: "Los s¨¢bados permiten a los reclusos ver la televisi¨®n. Emit¨ªan el programa Informe semanal y dedicaron unos minutos a Mateu. Dijeron que el empresario daba no s¨¦ cu¨¢ntos millones por mi cabeza. Las miradas que me dirigieron pausadamente se pod¨ªan cortar con tijeras", dice sonriendo. Colomar tiene licencia de armas, aunque asegura que jam¨¢s ha tenido necesidad de usarla.
La agencia que dirige Jorge Colomar se dedica a investigar principalmente temas financieros y de espionaje industrial, l¨ªos de faldas y muy de cuando en cuando asesinatos. Sus mejores clientes son los abogados y los bancos. No soporta a los periodistas -"son incompatibles con mi trabajo", explica-, aunque, tras una sonrisa de complicidad, reconoce que, cuando trabaja, a veces se hace pasar por uno de ellos. La coquetona sala de espera de su oficina, empapelada con 11 diplomas, habla de t¨ªtulos de defensa personal, de escolta y de estudios en universidades de Estados Unidos y de Israel, donde aprendi¨® las m¨¢s modernas t¨¦cnicas de investigaci¨®n. "Los israel¨ªes son los mejores porque tienen que perfeccionarse constantemente para soportar la presi¨®n de los pa¨ªses ¨¢rabes. All¨ª aprend¨ª el uso del pol¨ªgrafo (detector de mentiras) y m¨¦todos sofisticados de grabaci¨®n".
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