Ese maldito nudo en la garganta
Los pescadores ca¨ªan derrumbados sobre el muelle. Lloraban, gem¨ªan, ese nudo que se forma en la garganta cuando el hombre es hombre les imped¨ªa hablar. Llevaban ya muchas horas de emoci¨®n mal contenida. Primero fue el adi¨®s a Gibraltar, para agradecer a su gente todo el apoyo que recibieron durante la huelga., Luego, la ofrenda al compa?ero muerto en los primeros d¨ªas de protesta, y, para terminar, el abrazo de las familias en el puerto.Esos hombres que hab¨ªan salido para morir, que hab¨ªan puesto sus barcos de madera frente a un buque de 10.000 toneladas, que se habian hecho fuertes ante la amenaza de la intervenci¨®n de la Armada, eran m¨¢s hombres que nunca porque el coraz¨®n ya no les cab¨ªa en el cuerpo. Ca¨ªan derrumbados. "Salimos a morir para defender el pan de nuestros hijos y volvemos con vida porque todo el pueblo de Alge ciras, todo el Campo de G1 braltar, toda Espa?a, ha estado con nosotros". ?stas fueron las ¨²litimas palabras que pudo pronunciar Fernando Rodr¨ªguez a bordo del Nuevo Roque, a punto de atracar. Instantes despu¨¦s vio a su familia en el muelle. Ya no fue capaz de articular palabra.
Fueron conversaciones entrecortadas, entre sollozos. To dos acababan excus¨¢ndose ante sus compa?eros: "Tiene gracia la cosa. Me paso 50 d¨ªas en la mar y nunca me emociono cuando hablo con la familia. Y, ahora, este maldito nudo de la garganta me hace callar. ?Que nosotros nos emocionemos con estas cosas cuando no hay moro, cristiano o guardia civil que pueda con nosotros...!" Eran las primeras l¨¢grimas que ca¨ªan sobre las cubiertas de los barcos.
Al fondo esperaba Algeciras. Ya se distingu¨ªa la muchedumbre. Tambi¨¦n se o¨ªan las voces, los aplausos, la alegr¨ªa de todo un pueblo que no abandon¨® a sus hombres de la mar. Los pescadores regresaban de una batalla en la que no perdieron el honor.
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