El peligro de la ambici¨®n de poder

P. B. El Kremlin fue consciente de que la ambici¨®n de poder pod¨ªa hacer fracasar el proyecto presidencial, y se avino a unos cuantos compromisos que finalmente tuvieron en cuenta las objeciones de los sectores moderados reticentes. Uno de los compromisos afecta al derecho de veto. El presidente no podr¨¢, tal como estaba previsto en el borrador del instrumento legal, rechazar una ley que haya sido aprobada por el Soviet Supremo de la URSS en segunda vuelta y por dos tercios de los diputados.

Con ello, este ¨®rgano formado por 542 diputados, tiene la ¨²ltima palabra en materia legislativa. Antes ¨¦sta correspond¨ªa al presidente que en caso de divergencia reiterada con el Soviet Supremo, pod¨ªa convocar el Congreso de Diputados. Otro punto afecta al estado de excepci¨®n en un sitio concreto de la URSS, que exige al presidente advertir a la Rep¨²blica en cuesti¨®n y tener en cuenta. su "petici¨®n" o" acuerdo".

En caso de que ¨¦stos no existan, el presidente puede no obstante declarar el estado de excepci¨®n, pero entonces est¨¢ obligado a convocar inmediatamente al Soviet Supremo de la URSS que debe aprobar la decisi¨®n por dos tercios. Ayer hab¨ªa discusiones de pasillos entre los diputados sobre el significado de la expresi¨®n "inmediatarnente". No se han hecho coricesiones en el Consejo Presidencial, un organismo asesor cuyos miembros son elegidos por el propio presidente, con excepci¨®n del jefe del Gobierno.

El Consejo Presidencial asume las funciones del Consejo de Defensa, un organisnio secreto que hasta ahora estaba adscrito al cargo de secretario gerieral del part¨ªldo. El consejo de defensa desaparece de hecho, y sus funciones quedan as¨ª transferidas a un organismo que est¨¢ en la l¨ªnea del Estado y no del partido.

El proyecto presidencialista deja abierta la posibilidad de que las rep¨²blicas elijan tambi¨¦n sus presidentes o tengan ¨®rganos de poder d¨ªstintos a los tradicionales soviets suprernos que eran una r¨¦plica del de la URSS.