Bazar en alta mar

La arbitrariedad con la que las patrulleras de la Marina Real marroqu¨ª apresan a la flota pesquera espa?ola que faena en el banco sahariano ha dado origen a un tipo muy especial de picaresca entre los pescadores andaluces. La despensa de los barcos incluye numerosos art¨ªculos que forman todo un bazar.Cajas de tabaco rubio americano conseguidas dutty free en Gibraltar, botellas de g¨¹isqui escoc¨¦s adquiridas en ese mismo lugar y con igual rebaja de impuestos, adem¨¢s de chocolates suizos e ingleses, y alguna que otra golosina f¨¢cilmente llamativa pero dif¨ªcil o costosa de comprar en Marruecos, est¨¢n a mano para cuando se divise a la patrullera. Las cajas de mariscos, pese a que este producto en Marruecos es de consumo exclusivo de la alta burgues¨ªa o de la colonia extranjera, bien presentadas y capaces de hacer irresistible cualquier tentaci¨®n, tambi¨¦n est¨¢n a la vista del oficial marroqu¨ª.

Normalmente la inspecci¨®n de la patrullera marroqu¨ª comienza de forma rutinaria. Existen "lanchas buenas y lanchas malas", dicen los propios pescadores, entre la veintena que vigilan las costas de Marruecos, y seg¨²n se acerquen unas u otras as¨ª se act¨²a. Muchas de estas patrulleras, por su parte, han sido construida en astilleros espa?oles.

Los pescadores andaluces no hablan ni entienden el ¨¢rabe o la lengua bereber pero afirman que "el lenguaje del trueque es internacional". De todas formas, de pedir en castellano ya se encargan los propios marroqu¨ªes, que a veces sorprenden por la facilidad con que aprenden el idioma del vecino del norte. El contacto est¨¢ claro: "Salam Malecum", dice el marroqu¨ª. "Malecum salam", le responde el marinero espa?ol. El bazar est¨¢ abierto.