Hungr¨ªa, hora cero
Desde febrero de 1989 se han registrado en Hungr¨ªa alrededor de 50 partidos. No todos podr¨¢n participar en las elecciones parlamentarias de ma?ana, 25 de marzo, las primeras libres desde 1945; a la mayor¨ªa los ha dejado en el camino un controvertido sistema preclectoral que requiere que cada uno de los candidatos obtenga el apoyo de al menos 750 ciudadanos se?alados con nombre y apellido.
Tres fuerzas han marcado la pauta de la transici¨®n h¨²ngara: el Foro Democr¨¢tico (FD), la Alianza de los Dem¨®cratas Libres (ADL) y el partido en el poder. Este ¨²ltimo es y no es el mismo que despu¨¦s. de arduas y amargas discusiones aprobara hace poco m¨¢s de un a?o la resoluci¨®n sobre el pluralismo pol¨ªtico. En realidad, la hist¨®rica decisi¨®n era ya producto de una batalla entre dos partidos enfrentados bajo el mismo nombre: Partido Socialista Obrero H¨²ngaro. Aquellos que lucharon por introducir el pluripartidismo provocar¨ªan ocho meses despu¨¦s la escisi¨®n del partido y formar¨ªan el PSH, actualmente en el Gobierno. Los que combatieron contra aquella resoluci¨®n y al final cedieron s¨®lo para mantener la unidad del partido y, por ende, el poder, perder¨ªan ambas cosas, pero heredar¨ªan el desprestigiado nombre de su partido.Parad¨®jicamente, el PSOH (cuyo l¨ªder sigue siendo el sucesor de J¨¢no K¨¢d¨¢r, K¨¢roly Gr¨®sz) es el partido con m¨¢s afilados: unos 50.000, que parecen, sin embargo, muy pocos si pensamos que hace tan s¨®lo dos a?os eran 800.000. La mayor¨ªa de ellos son supervivientes de la vieja guardia o miembros del anta?o poderoso aparato.
El PSH, presidido por el ex socialdem¨®crata y ex comunista reformista Rezs? Nyers, goza de una mayor intenci¨®n de voto que los correspondientes a esos 30.000 afiliados que renovaron su carn¨¦ como socialistas. Pero el tiempo ha trabajado contra ellos. Aunque han dado todas las pruebas posibles de sinceridad y disposici¨®n democr¨¢tica, incluida la renuncia del poder, se les asocia con el pasado comunista, con los 20.000 millones de d¨®lares de deuda (equiparable proporci¨®n al mente con la de Argentina) y con la desesperante situaci¨®n econ¨®mica del presente. Hart actuado entre la espada del Fondo Monetario Internacional y la pared del creciente descontento social. Disponen de pol¨ªticos con experiencia y de un buen equipo profesional, pero no tienen ninguna probabilidad de seguir gobernando; hasta sus posibilidades de formar coalici¨®n han disminuido considerablemente.
Precisamente su ambigua relaci¨®n con el partido gobernante ha hecho peligrar la supremac¨ªa del Foro Democr¨¢tico (de 30.000 afiliados), originalmente la mayor fuerza de la oposici¨®n. Se trata de un partido populista, cristiano y nacionalista, algo entre un peronismo sin Per¨®n (su presidente, J¨®zsef Antall, no es ni tan ambicioso ni tan carism¨¢tico como el pol¨ªtico argentino) y el sindicato Solidaridad sin sus amplias bases obreras y campesinas. En principio representan la versi¨®n conservadora de una tercera v¨ªa, distinta tanto del capitalismo liberal como de la sociedad marxista. Proponen una privatizaci¨®n prudente y un control de los precios al que se oponen sus propios economistas. Pero la relativa baja de su popularidad no se debe a semejantes contradicciones, sino a que a lo largo de la transici¨®n se mostraron dispuestos a pactar con los comunistas y a que originalmente llamaron a boicotear el refer¨¦ndum de noviembre pasado sobre la fecha de las elecciones presidenciales y la disoluci¨®n de las "milicias obreras", una organizaci¨®n paramilitar del PC, tan s¨®lo porque fuese propuesto por su rival principal, la Alianza de los Dem¨®cratas Libres.
Influyente y minoritario
La trayectoria de la ADL es inversa a la del Foro Democr¨¢tico. Empez¨® a funcionar como un partido minoritario, radical y algo elitista, y, aunque tan s¨®lo con 15.000 afiliados, ha llegado a ser uno de los partidos de mayor influencia. Contaba con el m¨¦rito de haberse constituido en la ¨²nica oposici¨®n al socialismo gulash de K¨¢d¨¢f y con tener entre sus filas a los m¨¢s brillantes intelectuales del pa¨ªs. Su predicamento se debe a su claro y elaborado programa (r¨¢pida privatizaci¨®n, decidida pol¨ªtica antiinflacionista, aun a costa de un radical aumento del paro y del freno del crecimiento econ¨®mico, compensado por una "red de protecci¨®n social". Y la otra raz¨®n: su audaz y consecuente enfrentamiento con el PSOH y el PSH durante la transici¨®n. Junto con la Alianza de los J¨®venes Dem¨®cratas Libres (AJDL), un partido af¨ªn, ellos iniciaron el mencionado refer¨¦ndum de noviembre. Adem¨¢s, desenmascararon varios fraudes, como las escuchas telef¨®nicas de la oposici¨®n o el intento del PSOH de blanquear su patrimonio con la creaci¨®n de empresas.
Otra fuerza, los Peque?os Agricultores (PPA), es uno de los reputados partidos hist¨®ricos. Seg¨²n las encuestas del oto?o pasado, contaba con el 8% de los votos posibles, pero actualmente se le ubica como tercero, detr¨¢s del FD y la ADL. Su ¨¦xito se debe a la radicalizaci¨®n de su programa (el retorno a la ley de tierra de 1947, paso intermedio entre la reforma agraria del mismo a?o y la colectivizaci¨®n posterior), su anticomunismo visceral y una demagogia populista que se manifiesta en gestos como la propuesta de su presidente, J¨®zsef Torgy¨¢n: hasta que el pa¨ªs no salga de la crisis los pol¨ªticos en el poder cobrar¨¢n s¨®lo la mitad de su sueldo.
Por ¨²ltimo, el mayor de los tres partidos socialdem¨®cratas, presidido por Anna Petrasovits, puede tener cierta importancia en el momento de la formaci¨®n de coaliciones. El resto de las fuerzas, entre ellos dos partidos populares, apenas pueden modificar los resultados, que han de significar, corno en todos los pa¨ªses del ex bloque sovi¨¦tico, la inevitable derrota de toda opci¨®n izquierdista. De todas maneras, el tradicional dualismo conservador/ socialdem¨®crata de las democracias occidentales se traduce en Hungr¨ªa en la oposici¨®n entre el populismo conservador y nacionalista, por un lado, y el liberalismo europe¨ªsta, por otro.
El sistema electoral prev¨¦ la posibilidad de que los partidos mayoritarios pierdan uno contra el otro en los distritos electorales, de modo que probablemente sea necesaria una segunda vuelta. Y aunque no se pueden efectuar pron¨®sticos del todo seguros, est¨¢ claro que las recientes represalias contra la minor¨ªa h¨²ngara en Ruman¨ªa favorecen la victoria de una coalici¨®n conservadora y nacionalista.
, h¨²ngaro, es director de la revista literaria Quimera.
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