Colombia, en la sala de espera del psiquiatra
El asesinato de Bernardo Jaramillo sume al pa¨ªs en una confusi¨®n de acusaciones cruzadas
Colombia amaneci¨® ayer, al d¨ªa siguiente del asesinato del dirigente de la Uni¨®n Patri¨®tica (UP) y candidato a la presidencia Bernardo Jaramillo, abatida por el dolor y la rabia y con un ministro del Gobierno en entredicho. La confusi¨®n total que reina, con acusaciones de responsabilidad en el horrendo crimen que apuntan tanto al Gobierno como a los jefes del narcotr¨¢fico, ha llevado al dirigente liberal Ernesto Sampere a afirmar que lo que el pa¨ªs necesita es un psiquiatra. Pablo Escobar, Jefe del c¨¢rtel de Medell¨ªn, en una carta dirigida a Diego Monta?a, presidente de la UP, asegura que no fue ¨¦l quien dio la orden de asesinar al carism¨¢tico dirigente izquierdista.
Escobar afirma que respetaba y quer¨ªa al pol¨ªtico sacrificado y que en muchas ocasiones se reun¨ªa con ¨¦l para evitar que le asesinara Rodr¨ªguez Gacha El Mexicano, el narcotraficante anticomunista al que mat¨® la polic¨ªa colombiana el 15 de diciembre de 1989."?S¨ª se?or, c¨®mo no, el Gobierno lo mat¨®!", es el grito m¨¢s repetido en todos los actos que han realizado en el pa¨ªs para protestar contra el crimen, y tambi¨¦n el m¨¢s o¨ªdo en el Capitolio nacional, donde el cad¨¢ver del joven dirigente permanece en capilla ardiente desde la noche del jueves.
"Las declaraciones de un ministro del Gobierno [Carlos Lemos] presentando a nuestro movimiento como el brazo pol¨ªtico de las FARC, pusieron la l¨¢pida al cuello de Bernardo Jaramillo", insisten en afirmar todos los dirigentes de la UP. Aunque el ministro anunci¨® que no renunciar¨¢, pues equivaldr¨ªa a aceptar responsabilidad donde, dice, no hubo m¨¢s que una desafortunada coincidencia, un mensaje enviado por el presidente Virgilio Barco a Diego Monta?a fue interpretado por muchos como una desautorizaci¨®n a su ministro.
Aun antes de conocer la carta del jefe de la mafia Pablo Escobar, la UP no daba mucha credibilidad a la versi¨®n del Gobierno sobre la culpabilidad de los extraditables. Aunque confes¨® no tener argumentos para afirmar o contradecir lo dicho oficialmente, Monta?a declar¨® a EL PA?S: "Me da mucho miedo que esto tenga por objeto encubrir la responsabilidad que corresponde al Gobierno en este crimen".
Dos pruebas endebles
Este dirigente, por invitaci¨®n del general Miguel Maza M¨¢rquez, director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), conoci¨® directamente las pruebas que tienen los organismos de seguridad, que seg¨²n ellos les permiten afirmar que fue Pablo Escobar quien dio la orden de asesinar a Jaramillo. Son dos: una llamada en clave interceptada supuestamente a Escobar (en la que dos hombres afirman que todo est¨¢ listo para el operativo que se aplicar¨¢ ese d¨ªa) y una llamada hecha por un supuesto portavoz de los extraditables a la cadena radiof¨®nica Caracol. En ella se atribuyen la muerte del candidato a la presidencia y anuncian que la pr¨®xima v¨ªctima ser¨¢ el tambi¨¦n candidato C¨¦sar Gaviria, liberal. La voz asegura, adem¨¢s, que estos hechos son el anuncio de que la guerra se reinicia pues el Gobierno no cumpli¨® con sus promesas a los extraditables.
"A Jaramillo lo asesin¨® el demonio", dijo en la noche del jueves el padre Rafael Garc¨ªa Herrero en su miniprograma diario de televisi¨®n El ministro de Dios. El demonio pueden ser los grupos paramilitares anticomunistas alentados en los ¨²ltimos d¨ªas por las palabras del ministro del Gobierno; pueden ser los narcotraficantes que quieren reavivar la guerra en el pa¨ªs; pueden ser los que est¨¢n interesados en que la l¨ªnea perestroika defendida por Jaramillo no prospere dentro de la izquierda, para poder insistir en que lo ¨²nico v¨¢lido en Colombia es la combinaci¨®n de todas las formas de lucha; puede ser tambi¨¦n la guerrilla, para demostrar que no se puede lograr la paz sin seguir antes el camino de la guerra, y pueden ser las fuerzas oscuras que existen en los partidos tradicionales y que ve¨ªan como un peligro para el bipartidismo la presencia en la pol¨ªtica de un carism¨¢tico l¨ªder del socialismo democr¨¢tico.
Durante el jueves y viernes, en todo el pa¨ªs, se alzaron voces de protesta por el crimen. Hubo m¨ªtines, encierros simb¨®licos, paros obreros, paros c¨ªvicos, tomas de iglesias y despachos, piedras y porras. En el barrio Policarpa, un populoso sector de Bogot¨¢, un soldado result¨® muerto y varias personas heridas en los actos de protesta. Tambi¨¦n en la capital, los gases lacrim¨®genos se alzaron sobre el Capitolio nacional hasta el recinto en el que se velan los restos de Jaramillo. A las 18.30 horas de la tarde del jueves, y al grito de "el pueblo unido jam¨¢s ser¨¢ vencido", entr¨® en el Capitolio un grupo de militantes de la UP rompi¨® por la fuerza el cerco militar que ha impedido a los seguidores de Jaramillo darle libremente un ¨²ltimo adi¨®s. Detr¨¢s de estos j¨®venes entraron los gases lacrim¨®genos, y tras ellos llegaron a la plaza de Bol¨ªvar carros de combate y centenares de soldados que mantienen tomado este c¨¦ntrico sector de Bogot¨¢.
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