La seguridad est¨¢ en la c¨¢rcel
Convertidos en 'objetivos militares' de ETA, los funcionarios de prisiones viven en una psicosis permanente
ANDR?S MANZANO "Hemos llegado al extremo de que los funcionarios de prisiones, o por lo menos yo, nos sentimos m¨¢s seguros cuando estamos cumpliendo el servicio, dentro de la prisi¨®n. All¨ª nos amenazan las inseguridades propias de la relaci¨®n con cientos o miles de delincuentes, algo que, al fin y al cabo, es nuestro oficio. Lo malo es cuando sales a la calle y te pones la coraza: cuidado al coger el correo, al subir a tu coche; no dar tu direcci¨®n a amigos ocasionales; extender las precauciones a tu familia. Mi padre me dec¨ªa hace poco que procurara no destacarme. Y siempre la misma pregunta,"?qui¨¦n va a ser el pr¨®ximo?". Jos¨¦ Mateos es uno de los 12.000 funcionarios de prisiones a los que la amenaza etarra ha cambiado su vida.
Jos¨¦ Mateos -que, por supuesto, es un seud¨®nimo- se considera a s¨ª mismo un funcionario de prisiones medio. Habr¨¢ otros que piensen y sientan de otra forma, pero creo que lo que digo refleja las opiniones m¨¢s extendidas". Tiene 35 a?os, est¨¢ casado y separado, tres hijos; peque?os, algo bebedor -sin pasarse-, frustrado por la ineficacia del sistema penitenciario para reinsertar al preso, encerrado en su propio colectivo profesional, corporativo, desconfiado hacia la clase pol¨ªtica en general y al Gobierno en particular y, tras 12 a?os como funcionario, deseoso por dejar de serio.-Dehecho, estoy estudiando un negocio. Si tengo suerte, dentro de un a?o abandono la c¨¢rcel. Estamos todos muy quemados".La amenaza de ETA se extendi¨® tr¨¢gicamente a las familias de los funcionarios cuando, el 11 de agosto de 1989, Conrada Mu?oz, madre de Dionislo Bol¨ªvar -un funcionario que reconoci¨® que se llevaba bien con los presos de ETA- muri¨® por la explosi¨®n de una carta bomba dirigida a su hijo en su domicilio de Granada. El 14 de marzo pasado muri¨® en San Sebasti¨¢n Angel Mota, de un tiro en la cabeza, cuando estaba en la calle con su hijo de seis meses de edad.
"Ahora vivimos en la psicosis permanente. Yo salgo de mi casa e, instintivamente, observo qui¨¦n est¨¢ en la calle. Miro el coche, mont¨® y pienso qu¨¦ pasar¨¢ al ponerlo en marcha. Si voy en metro, el trayecto a pie hasta la puerta de la prisi¨®n lo hago vigilante. Ese tramo es un buen momento para un atentado. He prohibido a mi mujer y a mis hijos que abran el buz¨®n de Correos. El portero est¨¢ avisado para que no se f¨ªe si alguien pregunta por m¨ª. Ya no das tu direcci¨®n o tu tel¨¦fono a amigos ocasionales o a nuevas amistades. La paranaoia est¨¢ afectando a mis padres. Mi padre me ha dicho: 'Hijo, t¨² no te destaques', cuando se supone que lo que quiere cualquier padre es que su hijo destaque en su profesi¨®n, y desde la muerte de Conrada Mu?oz mira con mucho cuidado las cartas".
Fijarse mucho
La vigilancia se relaja con el tiempo, inevitablemente, "pero cualquier peque?o detalle, que por otra parte seguro que es perfectamente normal, hace que te fijes mucho. Es que, por mucho que se te olvide a veces, todos sabemos que ETA va a seguir matando, y, siempre est¨¢ presente la posibilidad de que te toque a ti la pr¨®xima vez. Yo, m¨¢s que el atentado, lo que temo es que puedan matarme cuando vaya con mis hijos. Esa posibilidad me pone los pelos de punta. As¨ª es que ahora me encuentro m¨¢s tranquilo en la prisi¨®n que en la calle".
"Las mujeres de los funcionarios, por lo general, asumen nuestros riesgos, aunque, desde luego, no est¨¢n tranquilas. Les hemos dicho que no den datos particulares sobre direcciones o costumbres o cosas as¨ª a gente que no sea bien conocida. Los hijos son otra cosa. Han entrado miles de funcionarios nuevos en los ¨²ltimos a?os. Yo creo que m¨¢s de la mitad de los funcionarios actuales tienen menos de 40 a?os, y los hijos suelen ser peque?os y no se enteran mucho".
"A ETA, yo la odio. Los funcionarios siempre estamos amenazados. Yo mismo he tenido encuentros desagradables en la calle con ex presos, y s¨¦ de compa?eros que han sido incluso heridos, dentro o fuera de la c¨¢rcel. p son peligros que forman parte de la din¨¢mica de tu trabajo. Los conoces y los asumes. Lo de ETA pertenece a la l¨®gica pol¨ªtica, mucho m¨¢s fr¨ªa e inhumana. ETA no mata al funcionario malo, mata a aquel del que tiene m¨¢s informaci¨®n".
Contra ETA y el Gobierno
Jos¨¦ Mateos proporciona sus respuestas de forma que no sea f¨¢cil para nadie adivinar ni siquiera en qu¨¦ prisi¨®n cumple su trabajo. Odia a ETA, aborrece al Gobierno y no considera que los presos comunes sean sus enemigos. "Pero, de todas formas, lo mejor con los reclusos es mantener una actitud de distancia y autoritar¨ªsmo. Es el resultado de la primera gran frustaci¨®n que sufres cuando empiezas a trabajar".
"Nadie sabe cu¨¢l es realmente la vida dentro de las prisiones. Pero hay datos que no se hacen p¨²blicos. Por ejemplo, que somos uno de los colectivos donde m¨¢s excedencias se piden. La gente trata de buscarse la vida de otra forma porque los sueldos -un funcionario de base gana unas 115.000 pesetas- no compensan los riesgos y las servidumbres del oficio. Otro dato que yo conozco por experiencia propia. Cada a?o, un buen n¨²mero de nosotros pide la baja por cansancio ps¨ªquico. No estamos locos, son s¨®lo unos d¨ªas para descansar".
?Un ejercicio de honestidad? "S¨ª, por qu¨¦ no. Los presos llevan raz¨®n cuando denuncian que est¨¢n hacinados, que los servicios m¨¦dicos no son los adecuados, que la c¨¢rcel no mejora a nadie. ?Malos tratos? Mire, yo nunca denunciar¨¦ a un compa?ero. Si alguien quiere saberlo, que viva all¨ª dentro una temporada".
A quien Mateos no perdona es al Ministerio de Justicia y a la Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias: "Lo ¨²nico que han hecho bien es hacer m¨¢s c¨¢rceles, pero llevan a?os enga?¨¢ndonos a todos, lanzando mensajes para quedar bien con la opini¨®n p¨²blica. Los pol¨ªticos, los juristas y los periodistas mienten cuando hablan de la prisi¨®n como un elemento m¨¢s de la reinserci¨®n social. La c¨¢rcel no mejora a nadie, pero, curiosamente, los mejor tratados son los de ETA".
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