Elliott: "El conde duque de Olivares fue el primer modernizador de Espa?a"
Es autor de una biograf¨ªa editada ahora en Espa?a
En 1950, John H. Elliott, de 60 a?os, era un estudiante de historia en Cambridge que decidi¨® realizar un viaje por Espa?a con unos amigos. No hablaba espa?ol, y tanto ¨¦l como el viejo Land Rover en el que viajaban ignoraban el rumbo definitivo de aquella expedici¨®n. Las visitas al Museo del Prado, "especialmente a las salas de Vel¨¢zquez, produjeron en m¨ª una fuerte impresi¨®n. No sabr¨ªa explicarlo, pero el retrato del conde duque de Olivares me intrig¨® hasta el punto que decid¨ª conocer todo del personaje". En 1952 se doctor¨® con un estudio acerca del "poseedor de la mirada m¨¢s torva que pint¨® Vel¨¢zquez" y en 1953 estaba en Simancas ampliando estudios. Su biograf¨ªa sobre el conde duque, editada ahora en Espa?a por Cr¨ªtica, se presentar¨¢ ma?ana en el Prado.
Pregunta. Adem¨¢s de la fascinaci¨®n por el personaje, ?qu¨¦ otras razones impulsaron su decisi¨®n de estudiar aquella ¨¦poca de Espa?a?Respuesta. Como brit¨¢nico de la primera generaci¨®n posimperial sent¨ª cierta simpat¨ªa por la generaci¨®n del siglo XVII espa?ol que sufri¨® la misma circunstancia. La historia no se repite, pero existen ciertas semejanzas. Conociendo aquella ¨¦poca espa?ola se entiende mejor lo que est¨¢ pasando ahora en Inglaterra. Espa?a y Gran Breta?a son Europa, pero son naciones fundamentalmente transatl¨¢nticas, por lo que les resulta dif¨ªcil ser europeos en una Europa que no mirara a Am¨¦rica.
P. ?Los distintos fracasos en la modernizaci¨®n de Espa?a a?ad¨ªan inter¨¦s al personaje?
R. De alguna manera. El fue el primer gran reformista de la historia espa?ola, y por esa raz¨®n lo encuentro tan interesante. Sus ideas reformistas fueron recuperadas posteriormente, en el siglo XVIII. Claro que al mismo tiempo que el esp¨ªritu reformista comenz¨® la resistencia, por parte de la burocracia y las oligarqu¨ªas.
P. El conde duque fue definido como una acumulaci¨®n de caracteres. En su opini¨®n, ?cu¨¢l es su rasgo m¨¢s importante?
R. Me asusta definirlo. Me fascina la mezcla de caracteres que: aparecen en su personalidad. Trataba muy bien a los ¨ªntimos, aunque les hac¨ªa trabajar, y al mismo tiempo pod¨ªa ser violento y cruel. Es famosa la frase que le arroj¨® al ministro Biedma: "Usted no es una hormiga, ni tan siquiera media hormiga". La permanencia en el poder fueron haciendo crecer su arrogancia y su aislamiento progresivo de la realidad del pa¨ªs.
P. ?Fue consciente de que coinerizaba un per¨ªodo de decadenc¨ªa para Espa?a?
R. ?l utilizaba la palabra declinaci¨®n. Era consciente de la decadencia, pero con el optimismo inconsciente de poder evitarla. Sus ideas oscilaban entre el optimismo y el fatalismo.
P. ?De d¨®nde extra¨ªa sus ideas ref¨®rmadoras?
R. Era consciente de los cambios que se produc¨ªan en el resto de Europa, esto era para ¨¦l un acicate. Sacaba sus ideas de los arbitristas, de la gente ref¨®rmadora. Utilizaba y manipulaba estas ideas para su programa, pero acab¨® decepcionando a todos: Cortes castellanas, municipalidades... Perdi¨® el apoyo de la gente que pudo estar con ¨¦l, pero ¨¦ste es el camino que recorre cualquier reformista.
P. ?C¨®mo fueron sus relaciones con los intelectuales de la ¨¦poca?
R. Realmente fueron muy fluidas. Quiso utilizar a Quevedo, porque el poeta pens¨® en un principio que ser¨ªa el salvador de Espa?a, aunque despu¨¦s se desencantara. Fue el gran mecenas de Vel¨¢zquez, tuvo a Alonso Cano como su pintor personal y el poeta Rioja fue su bibliotecario.
P. Su contrafigura hist¨®rica fue el cardenal Richelieu. ?C¨®mo fueron sus relaciones?
R. La relaci¨®n con Richelieu fue muy tensa. M¨¢s que la histor¨ªa de una relaci¨®n se trata de una enemistad. Francia se puso como primera obligaci¨®n rebajar el poder de Espa?a,desde la guerra de Mantua en 1629. El enfrentamiento era Inevitable.
Babelia
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