Los bastardos, una comunidad rechazada
Los descendientes del mestizaje entre tribus negras y blancos colonizadores temen perder su autonom¨ªa
Se llaman a s¨ª mismos bastardos, palabra que en su idioma, el afrikaner de los b¨®ers, no tiene ning¨²n significado despectivo. Son los descendientes del mestizaje entre blancos y las tribus negras namas y hotentotes, que comenz¨® hace dos siglos en la colonia de El Cabo. Est¨¢n muy orgullosos de su piel, generalmente m¨¢s blanca que morena, pero los colonizadores brit¨¢nicos los rechazaron. Tambi¨¦n las tribus negras. Por eso marcharon a Namibia y se establecieron en Rehoboth, a unos 90 kil¨®metros de Windhock, la capital namibia.
ENVIADA ESPECIAL
Los bastardos, una comunidad tan singular como celosa de sus peculiaridades, est¨¢n preocupados. La independencia de Namibia y la redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n de la ¨²ltima colonia africana puede significar el final de su tradicional r¨¦gimen de autonom¨ªa. Para ellos, dice su jefe, el capit¨¢n Hans Diergaardt, "la independencia se perfil¨® como una gran tragedia".Mujeres vestidas con trajes y cofias similares a las pioneras del Oeste norteamericano preparando la comida ante los carromatos arrastrados por bueyes y mulas, ni?os con caras asustadas y vestidos con pantalones que podr¨ªan ser de sus padres. Son fotos del peque?o museo de Rehoboth que testimonian la historia de lo bastardos, una de las tribus de Namibia, que cuenta con unos 32.000 individuos del 1,2 millones de habitantes del territorio. "Su existencia comenz¨® con el mestizaje entre franceses, holandeses y brit¨¢nics, en la colonia surafricana de El Cabo hace dos siglos, y las tribus negras namas y hotentotes", explica Beatriz Zandelaski, namibla blanca, antrop¨®loga y directora del museo.
Expulsados de varios asentamientos por blancos y negros, sin tierras propias, un grupo muy numeroso de bastardos decidi¨® emigrar hacia el Norte. En 1868, la caravana cruz¨® el r¨ªo Orange, que hoy forma frontera natural entre Sur¨¢frica y Narnibia, y tras una larga marcha, jalonada de peligros y desafios, lleg¨® a Reho both?, en Namibia, donde los bastardos se establecieron tras combatir la resistencia de algunas tribus y comprar las tierras a otras. Due?os de la zona, reprodujeron, incluso con mayo virulencia, las pautas del apartheid que les empujaron a la emigraci¨®n.
Los colonizadores alema nes contribuyeron a aumentar la autoestima de los bastardos al admitir los matrimonios con sus mujeres, a las que conside raron ejemplos de belleza ar¨ªa y exaltar su organizaci¨®n y la bravura de su ej¨¦rcito. Fueron ellos quienes pusieron letra a la epopeya del Gran Trek -larga marcha- hacia Namibia, que los bastardos gustan comparar con la de los b¨®ers surafricanos.
Traicionados
El orgullo de los bastardos es la independencia lograroda y mantenida frente a los brit¨¢nicos, que fracasaron en su intento de hacerse con el territorio. Incluso los surafricanos, que ocuparon Namibia tras la Primera Guerra Mundial, a pesar de no reconocer la entidad de Rehoboth hasta 1978, respetaron su autonom¨ªa. Gracias a ello, Beatriz pudo seguir trabajando en su pa¨ªs tras haber finalizado estudios universitarios en EE UU. Beatriz hab¨ªa s¨ªdoproscrita de todas las universidades surafricanas y namibias por su conocida aversi¨®n al apartheid.Su sue?o fue sioempre la creaci¨®n de un museo que contara la historia de los pueblos de Niamibia, pero no logr¨® autorizaci¨®n para materializar su proyecto hasta entrar en contacto con el capit¨¢n de Rehoboth, quien simpatizo con su iniciativa. Gracias a su poder y, autonom¨ªa obtuvo, en contra de las presiones surafricanas, el antiguo edificio de Correos -un lugar clave para los primeros pioneros bastardos- como sede del museo. "Rehoboth fue un ensayo de los llamados Estados independientes negros que luego crearon en Sur¨¢frica", explica Beatriz.
?Corre el riesgo Rehoboth de que se reproduzcan los incidentes que recientemente han causado decenas de v¨ªctimas en Ciskey y Traskei? "Eso depende de la SWAPO, y la verdad es que por ahora se han mostrado muy intolerantes", afirma el jefe de los bastardos, el kaptein -capit¨¢n- Hans Diergaardt, en su lujoso chal¨¦ situado en lo alto de las colinas que rodean la ciudad "Los bastardos hemos sido traicionados por todo el mundo: cuando empez¨® esta historia de la independencia bajo la supervisi¨®n de la ONU, Rehoboth se opuso. Tanto los surafricanos como la ONU hicieron lo posible para convencernos de que nos uni¨¦semos al proceso, porque ello no perjudicar¨ªa nuestros derechos hist¨®ricos. Accedimos con una condici¨®n, la de reconsiderar nuestro visto bueno en caso de que la Constituci¨®n no respetara nuestros fueros. Y eso es exactamente lo que ha ocurrido", explica.
Diergaardt alude a la nueva Constituci¨®n aprobada recientemente en Namib¨ªa y que excluye fueros especiales en nombre de la unidad y el fin del tribalismo. El recurso de los bastardos ante los altos tribunales fue rechazado. "Los surafricanos ahora niegan las promesas que me hizo personalmente su ministro de Asuntos Exteriores el pasado junio, porque quieren hacer negocio con la SWAPO. La ONU ahora tambi¨¦n se lava las manos.
Los blancos est¨¢n tan asustados ante lo que se viene encima que est¨¢n de acuerdo con la SWAPO en que nos expropien. Con ello esperan congraciarse con el nuevo Gobierno
"Mi pueblo est¨¢ muy inquieto. Es pac¨ªfico, pero tiene tradici¨®n militar y est¨¢ bien armado", advierte el capit¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.