Manglano seguir¨¢ dirigiendo el Cesid, potenciado como principal servicio de informaci¨®n del Estado

El director general del Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa (Cesid), teniente general Emilio Alonso Manglano, seguir¨¢ dirigiendo el servicio militar espa?ol de espionaje despu¨¦s de que, el pr¨®ximo d¨ªa 13, fecha de su 64? aniversario, pase a la reserva. A los nueve a?os de su llegada a la direcci¨®n del centro, en mayo de 1981, desprestigiado entonces por la participaci¨®n de algunos de sus miembros en el 23-F, Manglano ha logrado su objetivo de consolidarlo y ampliar sus competencias, eliminando el viejo proyecto del PSOE de crear un ¨²nico servicio de informaci¨®n dependiente de la Moncloa.

El pase a la reserva no obligar¨¢ a Manglano a abandonar la direcci¨®n del Cesid, ya que, en el mismo Consejo de Ministros que le nombr¨®, el 22 de mayo de 1981, fue modificada la normativa del centro, para permitir que un civil pudiera estar al frente del mismo. El caso de Manglano no tiene parang¨®n: lleg¨® a su cargo cuando era teniente coronel y continuar¨¢ en el mismo como teniente general en la reserva. No hay otro director general que no haya cambiado de puesto en nueve a?os.La estabilidad de Manglano se explica, en principio, por la satisfacci¨®n que produjo al Gobierno su trabajo durante los a?os 82 a 84, cuando el Cesid estuvo volcado en detectar los brotes involucionistas dentro del Ej¨¦rcito y abortar complots como el del 27-O. Despu¨¦s, porque el general ha reestructurado el Cesid a su imagen y semejanza y ha tejido una amplia red de contactos con servicios de informaci¨®n extranjeros, en la que la componente personal juega un papel trascendental.

A los 64 a?os, Manglano reconoce que su trabajo provoca un fuerte desgaste, sobre todo por el coste familiar y por el vac¨ªo de algunos de sus antiguos compa?eros de armas, y que alg¨²n d¨ªa deber¨¢ dejarlo. Sin embargo, con un estado de salud aparentemente envidiable agrega que su compromiso con el servicio sigue siendo pleno y se muestra dispuesto a seguir mientras el Gobierno le mantenga su confianza. En Defensa aseguran que la continuidad de Manglano depende del propio presidente; mientras en Moncloa no se detectan indicios de su relevo a medio plazo.

Consolidaci¨®n del centro

Frente al viejo proyecto del PSOE de crear un ¨²nico servicio de informaci¨®n, unificando los dependientes del Ministerio de Defensa y del de Interior y adscribi¨¦ndolo a Presidencia del Gobierno, Manglano ha reaccionado convirtiendo el Cesid en ese organismo. "El Cesid no es un servicio militar, es un servicio de inteligencia nacional", aseguraba recientemente ante la Comisi¨®n de Presupuestos del Congreso. En una intervenci¨®n anterior, el general matizaba que su centro "depende inf¨®rmativamente del Presidente del Gobierno", aunque, desde el punto de vista administrativo, resulte "m¨¢s conf¨®rtable" su incardinaci¨®n en Defensa.La creciente incorporaci¨®n de funcionarios civiles, miembros de la Guardia Civil y de la Polic¨ªa -que ya representan m¨¢s de la mitad de los alrededor de 2.000 personas que trabajan en el centro-, refuerza esta tendencia, hasta el punto de que el Cesid ya no parece reconocerse en su misi¨®n original: la de facilitar al ministro de Defensa "cuanta informaci¨®n sea necesaria e interesa a la Defensa Nacional (..), atendiendo prioritariamente a las necesidades de la Junta de Jefes de Estado Mayor", seg¨²n el decreto de abril de 1981.

En los ¨²ltimos a?os, el servicio de inteligencia se ha dedicado prioritariamente a extender sus antenas por m¨¢s de 40 pa¨ªses y hoy Manglano presume de que no hay zona conflictiva del mundo en la que no tenga fuentes propias, sin depender de otros servicios aliados.

La construcci¨®n de la nueva sede del Cesid, concluida en 1988, es la muestra m¨¢s palpable de la consolidaci¨®n del centro. No obstante, el edificio de la madrile?a carretera de La Coru?a, cuyo coste total alcanza los 3.435 millones de pesetas, seg¨²n fuentes de Defensa no ha estado exento de problemas. La prevista ampliaci¨®n de la autov¨ªa, que obliga a modificar la valla exterior del centro, ha llevado a una ardua negociaci¨®n con el Ministerio de Obras P¨²blicas, en la que el Cesid se ha reservado la ¨²ltima palabra, tras declarar como zona de seguridad del edificio la propia carretera actual.

La inclusi¨®n en el Plan de Inversiones P¨²blicas 1989-93 de partidas por valor de 5.500 millones de pesetas para el Cesid (la mayor parte en sistemas de comunicaciones) y la pr¨®xima aprobaci¨®n de un r¨¦gimen espec¨ªfico para el personal del centro, prevista en la la ley del Personal Militar, demuestran la voluntad de mantener y potenciar el servicio.

La consolidaci¨®n del centro no ha logrado, sin embargo, acabar con la guerra sorda que, casi desde su nacimiento, mantiene con el Ministerio del Interior. Significativamente, los boletines semanales del Cesid llegan a los altos cargos de Defensa, Exteriores y Justicia, pero no a Interior.