Olaz¨¢bal, a siete golpes de Floyd en el Masters de Golf de Augusta
Los estadounidenses Ray Floyd, con 138 golpes (70 y 68); Scott Hoch, con 139 (71 y 68), y John Huston, con 140 (66 y 74), encabezan el Masters de Golf de Augusta tras el segundo recorrido. El primer extranjero es el japon¨¦s Masashi Ozaki, con 141. El tambi¨¦n norteamericano Jack Nicklaus lleva 142, y su compatriota Curtis Strange, 143, los mismos que el brit¨¢nico Nick Faldo y el alem¨¢n occidental Bernhard Langer. Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal es el 20?, con 145 (72 y 73), y Severiano Ballesteros, el 34?, con 147 (74 y 73). El australiano Greg Norman y el escoc¨¦s Sandy Lyle no rebasaron el corte.
Ballesteros ri?¨® con sus putts. No se trat¨® s¨®lo de que sus dejadas de la pelota en los greens hubieran sido mejores o peores. La realidad es que, aunque apenas fuese por cuesti¨®n de cent¨ªmetros, no le entraron ni desde corta, ni desde media, ni desde larga distancia. En algunas ocasiones, como en los hoyos 1 y 2, la bola le hizo la corbata y en otras, como en el 8, se empe?¨® en quedarse colgada sobre el agujero.Cuando en el 9 atin¨®, al, fin, desde unos dos metros, el c¨¢ntabro levant¨® sus brazos hasta formar una cruz y elev¨® su mirada al ciclo. Su compa?ero de andadura, el estadounidense Scott Simpson, un tenaz predicador religioso, debi¨® de suponer, c¨®mo no, que le daba gracias a Dios. Pero, en definitiva, ese birdie no compens¨® sus bogeys, el 1 y el 10, con lo que sus 73 golpes parciales y sus 147 totales le situaron en una situaci¨®n discreta. A¨²n tiene margen, sin embargo, para reaccionar. Sus aciertos, eso s¨ª, habr¨ªan de contar con la colaboraci¨®n de los errores de los que le aventajan.
A su vez, Olaz¨¢bal tuvo un triste final. Con tres birdies, el 3, el 8 y el 14, y tres bogeys, en el 4, el 5 y el 12, en el que el viento volvi¨® a tornarse su enemigo, caminaba al par del campo, lo que representaba una buena colocaci¨®n ante las dos ¨²ltimas vueltas. Pero en el 18 le aguardaba un inesperado bogey m¨¢s. Su pelota, en en segundo tiro, se pas¨® de la bandera y lleg¨® hasta el antegreen. Despu¨¦s no calcul¨® la inclinaci¨®n existente y se vio obligado a dar tres putts para cerrar su andadura. Una fatalidad.
La veteran¨ªa es un grado. A veces, incluso en el golf. Norman y el estadounidense Lee Trevi?o madrugaron. El suyo era el quinto partido, como correspond¨ªa a sus p¨¦simos resultados de la v¨ªspera, 78 ambos. La eliminaci¨®n pend¨ªa sobre ellos. Para el primero, de 35 a?os, s¨®lo se tratar¨ªa de una dur¨ªsima ca¨ªda desde la altura de su condici¨®n de favorito. Para el segundo, de 50, su despedida de uno de los 24 primeros puestos, su recurso para no decir adi¨®s para siempre al Masters, seg¨²n el reglamento, dado que hace m¨¢s de cinco que se anot¨® el ¨²ltimo de sus seis t¨ªtulos del Grand Slam, el Campeonato de la PGA de 1984, por lo que su credencial ya no le vale.
Norman quiso forzar su juego. Pero su tensi¨®n no se lo permiti¨®. Con dos birdies por otros tantos bogeys s¨®lo fue capaz de cumplir con el par, 72, para completar 150 y quedarse fuera del cupo por dos. En cambio, Trevi?o no se descompuso en ning¨²n instante. As¨ª, cinco birdies por dos bogeys le supusieron entregar una de las mejores tarjetas del d¨ªa, 69.
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