Un pa¨ªs inculto

Leo con estupor que la gente paga m¨¢s de 5.000 pesetas para poder colarse en la exposici¨®n Vel¨¢zquez y hasta 20.000 pesetas por un cat¨¢logo cuyo precio en el mercado es de 3.500 y que, para colmo, no se agotar¨¢. Leo que un banco ha subvencionado con 60 millones de pesetas la edici¨®n y que la venta de unos 225.000 ejemplares ha generado ya unos 50 millones de beneficios. Y sin embargo, si un estudiante quiere hacer una investigaci¨®n en nuestro pa¨ªs sobre Manet, Baudelaire o Pollock no encuentra ni un maldito libro en las bibliotecas; si un investigador pide consultar un documento en una biblioteca espa?ola, le hace falta no s¨®lo explicar para qu¨¦ lo quiere, sino incluso la mayor¨ªa de las veces copiarlo a mano, como en la ¨¦poca de El nombre de la rosa.Leo con estupor que 350.000 visitantes han contemplado la muestra Vel¨¢zquez (de lo cual me congratulo), pero si se les pregunta qui¨¦n es Miguel ?ngel seguramente responder¨¢n que un hotel o un jugador de f¨²tbol. Ayer mismo me comentaban que los nuevos compradores de arte contempor¨¢neo, cuyo valor mercantil ya saben que se ha disparado, desear¨ªan tant¨ªsimo "dis- Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior frutar de unas conferencias" que les expliquen el who is who de lo que compran. Incluso un amigo m¨ªo, buen coleccionista, me pidi¨® entre sorbo y sorbo de caf¨¦: "Def¨ªneme en dos palabras qu¨¦ es esto del futurismo; me suena pero no logro ubicarlo".

Por ejemplo, los nuevos compradores aseguran saberlo todo sobre el estado de salud de los grandes del arte espa?ol (m¨¢s, incluso, que los propios interesados), pero no saben si va antes el impresionismo o el cubismo, y hasta, s¨ª me apuran, si antes va Roma o el Pleistoceno.

Somos un pa¨ªs inculto, ansioso y ligeramente hortera.-