Incontinencias judiciales
De c¨®mo algunos jueces y magistrados destilan malhumor, morbosidad o barroquismo en sus sentencias
Las recientes acusaciones a Jos¨¦ Mar¨ªa Crespo M¨¢rquez, presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, por el uso de fraseolog¨ªa extrajur¨ªdica, actualizan el habitual empleo por los jueces de lenguaje barroco, expresiones malhumoradas, quejas por el excesivo trabajo o relatos que bordean la morbosidad sexual. Si el juez Crespo ha sido acusado de comparar a algunas autoridades con "dictadores" o "terroristas", otros magistrados se han permitido llamar "tonto" a un ciudadano o motejar de "chivo" a un ex marido.
La funci¨®n jurisdiccional -la de decir el derecho- es utilizada por muchos magistrados como plataforma de desahogo de sus opiniones personales, que apenas guarda relaci¨®n con los asuntos que les corresponde resolver. Un juez de La Bisbal (Gerona) absolvi¨® en julio de 1987 a un acusado de unos da?os sufridos por un autom¨®vil y fundament¨® su decisi¨®n en que "es absolutamente imposible y parece una desfachatez asombrosa", dijo en su sentencia, "reclamar da?os en la parte delantera de un veh¨ªculo cuando ¨¦ste ha sido golpeado en la parte trasera". El juzgador no se ahorr¨® el remoquete: "Adem¨¢s de malo hay que ser tonto".A veces, los encargados de administrar justicia usan expresiones que no se sabe bien si son fruto de la ingenuidad o muestra de menosprecio y en muchos casos de indisimulable machismo. En febrero de 1987, un juez de La Laguna (Tenerife), declar¨® extinguida la pensi¨®n que estaba obligado a pagar un marido a su antigua esposa, porque ¨¦sta viv¨ªa con otro hombre del que, al parecer, estaba embarazada.
Chivo expiatorio
La argumentaci¨®n jur¨ªdica en la que descans¨® el fallo fue ¨¦sta: "La demandada hace bien en, una vez divorciada, buscar sustituci¨®n para llenar el hueco que ha quedado en su coraz¨®n, hecho que est¨¢ probado por declaraci¨®n de testigos que ofrecen sensaci¨®n de veracidad. Lo que no resulta correcto, ni es legal, es que siendo as¨ª las cosas pretenda seguir cobrando pensi¨®n de su ex marido, quien para negarse a seguir siendo chivo expiatorio cuenta en su apoyo con la norma del p¨¢rrafo 1? del art¨ªculo 101 del C¨®digo Civil".Otro conflicto conyugal, en el que era elemento esencial la suegra y las cu?adas del marido, fue resuelto por un juez de familia con una serie de medidas. El magistrado decidi¨® que ambos c¨®nyuges vivieran en el mismo domicilio y la "contrataci¨®n urgente de una persona que ayude a la esposa, y que ¨¦sta no sea", advert¨ªa, "ni la madre ni las hermanas de la misma". Durante los dos meses que deb¨ªa durar el experimento, "los c¨®nyuges, en intervalos de 15 d¨ªas, se obsequiar¨¢n mutuamente", ordenaba el juez, "sin perjuicio de que cada uno de ellos dispondr¨¢ de dos botes con 'piedrecitas'".
El objeto de estos misteriosos botes lo explica el juez: "Introducir en uno de ellos, que estar¨¢ vac¨ªo, todas aquellas piedrecitas que configurar¨¢n las veces que ambos c¨®nyuges se han levantado la voz". Asimismo, "Su Se?or¨ªa acuerda que se abstengan de discutir ante los hijos y que para ello recomienda que en el momento que vaya a iniciarse una discusi¨®n delante de ellos, ambos c¨®nyuges procedan a colocarse un trozo de esparadrapo en la boca, el cual ir¨¢n cortando poco a poco", detalla el magistrado, "para apreciar las veces que ambos c¨®nyuges han tenido necesidad de usar el esparadrapo". Fija una nueva comparecencia para dos meses despu¨¦s. El secretario dio fe.
Aromas de venganza
En otras ocasiones, los jueces cuentan sus tribulaciones profesionales. El magistrado de La Laguna antes citado, tras referirse a su retraso en dictar sentencia, comenta: "Lo dif¨ªcil es saber qui¨¦n tiene la culpa: seg¨²n parece nunca nadie. Consol¨¦mosnos pensando que en tiempos ya remotos las cosas iban peor". En otra sentencia, de diciembre de 1986, el mismo juez hac¨ªa esta confidencia: "No se ha cumplido el plazo para dictar sentencia, lo cual no es ninguna novedad. El que juzga, que lleva en este ¨®rgano jurisdiccional unos 15 d¨ªas h¨¢biles, ya ha puesto aproximadamente 50 sentencias en procesos civiles( ... ). Ignora por qu¨¦ le han dejado para ¨¦l, o para otro, tantos procesos sin fallar".Un magistrado de trabajo de C¨¢diz conden¨® en 1988 al Instituto Social de la Marina a revalorizar una pensi¨®n, tras relatar que la entidad demandada no hab¨ªa facilitado a su letrado los datos necesarios y ofrece un ¨²nico fundamento de derecho con aroma de infantil venganza: "Si la marcha del instituto es tan ca¨®tica que ni siquiera facilita los elementos de hecho a su propio representante y defensor en juicio, tampoco hay raz¨®n ( ... ) para explicarle los motivos jur¨ªdicos que hacen viable las peticiones del demandante".
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