Una madre de cinco hijos varones pide permiso al juez para que los m¨¦dicos hagan que el sexto sea ni?a
Una mujer ha solicitado a un Juzgado de Primera Instancia de la localidad barcelonesa de Matar¨® autorizaci¨®n para poder determinar el sexo de su futuro hijo. La mujer tiene cinco hijos varones, motivo por el que ha pedido permiso judicial para poder hacer uso de las t¨¦cnicas de selecci¨®n de sexo y reproducci¨®n asistida con el fin de garantizar que su futuro hijo sea una ni?a. Las t¨¦cnicas de reproducci¨®n asistida est¨¢n reguladas por una ley de 1988 que limita su utilizaci¨®n a los casos de posible transmisi¨®n de enfermedades hereditarias. ?ste no es el caso de la demandante, que basa su petici¨®n en el deseo de tener una ni?a.
La demanda ha causado sorpresa en medios judiciales, ya que es la primera de este tipo que se conoce. De hecho, no son necesarias ninguna orden o autorizaci¨®n judicial para recurrir a las t¨¦cnicas de selecci¨®n del sexo, ya que est¨¢n reguladas por una ley administrativa, no sujeta a control Judicial. La decisi¨®n de aplicar estas t¨¦cnicas corresponde al facultativo, una vez comprobada la existencia del ¨²nico supuesto en que est¨¢n autorizadas.Fuentes jur¨ªdicas consultadas expresaron su inquietud por la solicitud planteada porque comporta entrar en una materia no recogida en ninguno de sus aspectos por las leyes civiles y, mucho menos, por las penales. La Fiscal¨ªa de Barcelona ha decidido tratar la cuesti¨®n en junta de fiscales. Los fiscales debatir¨¢n la posibilidad de que el Ministerio P¨²blico pueda intervenir para controlar que los casos en que se efect¨²e una selecci¨®n del sexo correspondan realmente al supuesto legal previsto.
"Se trata. de asegurar que las t¨¦cnicas se apliquen exclusivamente para fines terap¨¦uticos y de evitar el riesgo de que puedan ser utilizadas por puro capricho", matiz¨® ayer la fiscal Teresa Compte. Mientras tanto, el juez al que le ha correspondido la petici¨®n ha solicitado asesoramiento a expertos en la materia.
El art¨ªculo 20 de la ley sobre T¨¦cnicas de Reproducci¨®n Asistida, promulgada el 22 de noviembre d.511 1988., proh¨ªbe "la selecci¨®n del sexo o la manipulaci¨®n gen¨¦tica con fines no terap¨¦uticos o terap¨¦uticos no autorizados". Se considera claro que la transmisi¨®n de una enfermedad hereditaria ser¨ªa una justificaci¨®n terap¨¦utica. Pero no se ha desarrollado hasta ahora una normativa precisa que desarrolle la ley y determine qu¨¦ fines terap¨¦uticos no est¨¢n autorizados.
La investigaci¨®n m¨¦dica ha diferenciado unas 200 enfermedades cuya transmisi¨®n est¨¢ vinculada al sexo, la m¨¢s importante de las cuales es la hemofilia.
Equilibrio entre sexos
Como en el resto de pa¨ªses europeos, la legislaci¨®n espa?ola rechaza la selecci¨®n de sexo por motivos sociales para evitar que pudiera alterarse el actual equilibrio entre hombres y mujeres. En Estados Unidos, en cambio, la elecci¨®n de sexo no est¨¢ prohibida, por lo que las t¨¦cnicas de selecci¨®n se aplican libremente. ?nicamente el Centro de Fertilizaci¨®n (Cefer) de Barcelona dispone de un programa espec¨ªfico para aplicar estas t¨¦cnicas, aunque otros centros podr¨ªan estar utiliz¨¢ndolas, ya que no existe un registro de control.
El responsable del Cefer, Sim¨®n Marina, anunci¨® a este diario en marzo de 1986 la puesta en marcha del programa para octubre de ese mismo a?o. Sin embargo, las expectativas que entonces se apuntaban quedaron truncadas, seg¨²n el doctor Marina, por la ley que regula la fecundaci¨®n asistida.
"Al quedar limitadas s¨®lo a los casos de justificaci¨®n terap¨¦utica, el programa se ha reducido a la m¨ªnima expresi¨®n", declar¨® ayer Sim¨®n Marina. "Desde que entr¨® en vigor la ley, hace un a?o y medio aproximadamente, liemos efectuado la selecci¨®n de sexo en tres o cuatro casos. En estos momentos nos estamos planteando incluso sus pender el programa, puesto que una t¨¦cnica que se aplica tan espor¨¢dicamente, no est¨¢ en condiciones de dar buenos resulta dos. Adem¨¢s, para ejecutarla necesitamos tener una reserva de reactivos con una caducidad muy corta, entre dos y seis meses, de modo que, desde el punto de vista econ¨®mico, tampoco est¨¢ justificado mantener el programa". El doctor Marina no est¨¢ de acuerdo con el planteamiento prohibicionista. "En nuestra cultura no prevalece un sexo sobre el otro y las preferencias que pudieran existir en el pasado est¨¢n totalmente superadas. Al contrario, cuando una pareja est¨¢ interesada en determinar el sexo del futuro hijo, es habitualmente porque ya tiene varios del mismo sexo".
En Estados Unidos no se ha apreciado ning¨²n desequilibrio, entre otras cosas porque son muy pocas las parejas que quieren determinar el sexo de sus hijos. En cambio, la t¨¦cnica podr¨ªa ser utilizada en sentido discriminatorio por otras culturas extendidas en gran n¨²mero de pa¨ªses Lo sucedido en un centro de Filadelfia (EE UU) especializado en estas t¨¦cnicas es muy significativo. Mientras los clientes occidentales no muestran inclinaci¨®n por ninguno de los dos sexos, las parejas ¨¢rabes tienen manifiesta preferencia por el sexo masculino. En la India, incluso la prueba de la amiocentesis, indicada para determinar posibles malformaciones cong¨¦nitas durante la primera fase del embarazo, se utiliza frecuentemente para averiguar el sexo del embri¨®n y, si es femenino, provocar un aborto.
El bien jur¨ªdico que protege la ley es la salud del futuro hijo, al impedir que resulte afectado por la enfermedad hereditaria. Cuesti¨®n distinta es que el sexo del hijo pueda alterar o no la estabilidad emocional de la madre, cosa que no contempla la ley.
La mujer que ha pedido al juzgado de Matar¨® autorizaci¨®n para poder tener una ni?a no padece ninguna enfermedad hereditaria y lo ¨²nico que alega es que ya tiene cinco hijos varones y desea intensamente tener una hija. Fuentes jur¨ªdicas han indicado que, incluso en el supuesto de que se tomase en consideraci¨®n que el no tener una hija puede provocar trastornos psicol¨®gicos en la demandante, esta circunstancia no pesar¨ªa a favor de la autorizaci¨®n, sino en contra.
La satisfacci¨®n de un deseo obsesivo podr¨ªa ser beneficioso para la madre, pero no precisamente para la salud mental del hijo. Con el agravante de que la t¨¦cnica no garantiza totalmente que nazca efectivamente una hija, ya que s¨®lo alcanza un 80% de aciertos. Es decir, que existe un 20% de posibilidades de que el sexto hijo fuera tambi¨¦n var¨®n.
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