Adi¨®s

Hace d¨ªas que las instituciones -ahora al poder se le llama "instituciones"- rezaban por un final feliz de la visita del Pr¨ªncipe, y esa felicidad por lo visto s¨®lo se pod¨ªa conseguir aislando a la minor¨ªa de reventadores aunque fuera a costa de ahuyentar a la mayor¨ªa de sus admiradores.El secuestro oficial del heredero se quebr¨® un poco cuando ayer el programa inclu¨ªa un paseo por esa Barcelona de libros y rosas. "?Un ba?o de multitudes? ?Qu¨¦ horror!", debieron de pensar los anfitriones de Su Alteza. Y le buscaron un tenderete a modida en pleno paseo de Gr¨¤cia para darle gusto a las c¨¢maras y al autobombo. Ayer tocaban libros y rosas. Y ah¨ª fue el Pr¨ªncipe precedido por la trompeter¨ªa y los tambores de las sirenas policiales, como si en vez de un joven en plenas facultades se trasladara por la ciudad a un enfermo delicado con dos extra?as nurses: Pujol a su derecha, el alcalde Maragall a su izquierda y Dios y la polic¨ªa en la de todos. "?Qu¨¦ guapo es!", dec¨ªa el pueblo.

El Pr¨ªncipe se lleva muchos libros. Joaquim Nadal, el alcalde de Gerona, le cubri¨® de diccionarios catalanes. Y ayer le regalaron libros el alcalde Maragall, el presidente Pujol (aunque quien pag¨® fue Xicoy, presidente del Parlamento catal¨¢n) y el escritor N¨¦stor Luj¨¢n. Tambi¨¦n el Pr¨ªncipe se rasc¨® el bolsillo y se llev¨® La ciudad de los prodigios.