Pol¨¦mica sobre la presi¨®n fiscal
El autor destaca que si bien es cierto que en Espa?a la presi¨®n fiscal no llama la atenci¨®n por su cuant¨ªa es el pa¨ªs que ha experimentado un mayor aumento en la misma entre 1981 y 1987, seguido de cerca por Grecia y Dinamarca.
Si Clausewitz viviese por estos lares comprobar¨ªa que su famosa frase sobre la guerra la entendemos de otra manera. Aqu¨ª la pol¨ªtica es la continuaci¨®n de la guerra por otros medios, y en la guerra vale todo, especialmente en el terreno de la informaci¨®n.No quiero ser una Casandra m¨¢s de las que cargan sobre la Prensa la creciente acidez y violencia en las relaciones entre Administraci¨®n y administrados, pero es indudable que el creciente amarillismo que se percibe en ciertos medios informativos, denunciado ya por varios escritores como el ministro Sempr¨²n, est¨¢, haciendo cada vez m¨¢s dificil obtener una visi¨®n clara de los problemas importantes de nuestra sociedad y las cuestiones de Estado.
Coro de lamentos
Pues bien, y a lo que iba. Esta informaci¨®n tergiversada o incompleta est¨¢ invadiendo tambi¨¦n el tratamiento de los temas fiscales. Se escribe sobre ellos a menudo con ligereza, frivolidad o mala intenci¨®n. La bandera de la contrarref¨®rma fiscal se ha revelado tan rentable como la pol¨ªtica, y cada paso en busca de una mayor justicia y eficacia fiscal provoca un coro de lamentos, cuando no de invectivas.En alg¨²n cen¨¢culo patronal se habl¨® de que nuestros impuestos actuales eran nada menos que "confiscatorios", y una lumbrera de la judicatura nos previno contra la "dictadura fiscal" y la "indefensi¨®n jur¨ªdica de los contribuyentes". S¨®lo faltaba esto para soliviantar a la grey tributaria, ya de por s¨ª bastante sensibilizada en esta materia.
Ahora la contestaci¨®n fiscal se centra en afirmar que la presi¨®n tributaria en nuestro pa¨ªs es la m¨¢s alta de Europa, o algo as¨ª. Esto parece ser ya una especie de t¨®pico popular, y me extra?a que, seg¨²n me dicen, hayan aparecido comentarios en tal sentido en alguna revista econ¨®mica. Los ¨ªndices de presi¨®n fiscal no son datos ocultos o esot¨¦ricos, y a menudo son publicados en la Prensa, raz¨®n por la que uno se explica muy bien tales lamentos.
Para tratar de tranquilizar a los temerosos y de convencer a los recalcitrantes, cosa ¨¦sta m¨¢s dif¨ªcil, se insertan en este art¨ªculo los cuadros de ¨ªndices de presi¨®n fiscal de los 23 pa¨ªses de la OCDE en 1981 y 1987. Hacer constar ambos ejercicios, separados por m¨¢s de un lustro, creo que resulta bastante orientativo en cuanto a comparaciones temporales o entre pa¨ªses.
A pesar de los datos anteriores, los al¨¦rgicos a los impuestos, si logran ser convencidos de que la presi¨®n fiscal en Espa?a no es notoriamente excesiva, se batir¨¢n en segundas l¨ªneas de resistencia.
Dir¨¢n, por ejemplo, que bien, s¨ª, pero que la Seguridad Social es alt¨ªsima, o que una cosa son los tributos personales y otra los locales, y finalmente terminar¨¢n haciendo comentarios despreciativos para nuestros servicios sociales si se los compara con los de otros pa¨ªses de la Comunidad Europea (CE).
Probablemente esto ¨²ltimo, es cierto, pero no creo que haya muchos contribuyentes en nuestro pa¨ªs que posean los suficientes datos objetivos para poder hacer estas comparaciones. De todos modos, para ilustraci¨®n de los reticentes hay que hacer constar que en las cifras de presi¨®n fiscal mencionadas se incluyen la cotizaci¨®n por la Seguridad Social y todos los impuestos que constituyen los ingresos fiscales de un pa¨ªs, tanto a escala nacional como provincial y municipal.
El aumento que ha experimentado un mayor aumento en la misma entre 1981 y 1987, 8,8 puntos, seguido de cerca por Grecia, con 8,2, y Dinamarca con 6,7. Esto no es de extra?ar, pues hasta 1977 ocupaba el ¨²ltimo lugar en esta lista, y hasta 1982 el pen¨²ltimo: Turqu¨ªa hab¨ªa recogido el farolillo rojo.
Que Espa?a ocupe el lugar 172 entre los 23 pa¨ªses de la OCDE por su presi¨®n Fiscal no quiere decir que se propugnen nuevas subidas de impuestos m¨¢xime cuando nuestro sistema tributario sigue adoleciendo de numerosos defectos. Uno de ellos es el mayor peso que incide sobre quienes obtienen sus ingresos a trav¨¦s de una n¨®mina, y otro las numerosas actividades poco o mal controladas por el fisco. Por otra parte, nuestra pertenencl a a la Comunidad y la subsiguiente adaptaci¨®n de nuestro sistema fiscal al que rige en los pa¨ªses del Mercado Com¨²n ser¨¢n los que determinar¨¢n los cambios en el mismo.
Precisamente sobre este proceso escribe Fernando Pe?a Alvarez un interesante art¨ªculo en el suplemento econ¨®mico de este diario del 1 de abril. Son ciertas sus observaciones sobre el tratamiento fiscal que en nuestro pa¨ªs se da a los rendimientos de capital, m¨¢s gravoso por lo general que el de la CE, y a la ineluctable adaptaci¨®n de nuestros tipos a los del resto del Mercado Com¨²n, dado que la libertad de movimiento de capitales har¨ªa poco atractiva la inversi¨®n en pa¨ªses con altos grav¨¢menes. Sin embargo no parece que, como afirma el articulista, la situaci¨®n del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas (IRPF) en nuestro pa¨ªs presente unos ¨ªndices superiores a los del resto de Europa. En los datos que facilita el informe de la OCDE sobre fiscalidad, al referirse al "Impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas" fija para Espa?a un porcentaje del 7,0 de este impuesto en relaci¨®n con el producto interior bruto, o del 21,3 si se compara con el total de ingresos fiscales (promedios de la CE, 11,2 y 26,3, respectivamente). Si en un sentido m¨¢s amplio nos referimos a "impuestos sobre la renta y beneficios", los porcentajes ser¨ªan: 9,8 y 29,6 (promedios de la CE: 13,7 y 32,9).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.