La expresividad turbadora de Obraztsova
A pesar de alguna protesta y de un clima general bastante fr¨ªo, la representaci¨®n de La dama de picas me pareci¨® no s¨®lo digna, sino en muchos aspectos excelente; superior, desde luego, a la no protestada por nadie en 1978, cuando la compa?¨ªa de Kiev trajo la ¨®pera de Chaikovski. Cierto es que la puntual direcci¨®n de G¨®mez Mart¨ªnez, con frecuencia brillante, estuvo atenta a la conjunci¨®n de los diversos elementos y a su mejor sincron¨ªa pero no fue un modelo de expresividad. Lo que de ning¨²n modo merece protesta, dado el tono general, digno de aplauso.Tampoco la puesta en escena es maravillosa, pero el trabajo de Keith Warner y Mar¨ªa Bj?rnson para la English National Opera mantiene un nivel de excelente profesionalidad aun dentro de unos criterios m¨¢s bien simplificadores. A mi modo de ver, el fondo de esta tremenda narraci¨®n de Pushkin, que Nicol¨¢s Chaikovski adapt¨® para su hermano, no reclama tanta luz como hubo en la escena, y en este aspecto recuerdo el imperio de oscuridades, incluidos efectos de teatro de sombras, en una magn¨ªfica versi¨®n presenciada hace a?os en el Teatro Nacional de la ¨®pera de Praga. Floje¨® el ballet, aun sin provocar ninguna cat¨¢strofe, y trabajaron con alta competencia el coro y la escolan¨ªa.
La dama de picas
Teatro L¨ªrico Nacional. La dama de Picas, de N. Chaikovski, sobre Pushkin, m¨²sica de P. Chaikovski. Direcci¨®n esc¨¦nica: K. Warner; musical: G¨®mez Mart¨ªnez; escenarios y figurines: M. Bj?rsen; luces: A. Burrep y N. Love. Coro titular, director: I. Rodr¨ªguez; Escolan¨ªa de la Sagrada Familia, director: C. S¨¢nchez. Coreograf¨ªa: G. Montero. Int¨¦rpretes: Y. Masurin, Y. Mazurok, M. Egel, M. Arthur, H. Orama, R. Mu?iz, F. Balboa, E. Obraztsova, C. Powell, F. Roig, M. Dolores Arenas y J. Le¨®n. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 4 de Mayo.
En cuanto al reparto han de consignarse cosas excepcionales. Siempre se esperan de Elena Obraztsova, voz c¨¢lida de mezzosoprano y artista de una expresividad turbadora; una vez m¨¢s nos dio cuanto esper¨¢bamos, sobre todo en la bell¨ªsima aria basada en la de Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n, 'Je crains te lui parler la nuit', de Gr¨¦try. En suma , el extra?o personaje de la Condesa tuvo en la gran cantante rusa una magn¨ªfica ericarnaci¨®n.
Otro tanto cabe decir del tenor Yuri Masurin, un Herman obsesivo, apasionado, l¨ªrico, de voz clara y potente y musicafldad dram¨¢tica de gran fuerza. Sin tratarse de una voz extraordinaria, la labor de la soprano Natalia Troitskaia result¨® admirable, sobre todo para quienes piensan que la ¨®pera es tanto teatro como musica. Y la Lisa de la soprano moscovita sumo ambos valores.
Ideales
Sin alcanzar tanto m¨¦rito, el bar¨ªtono Yuri Mazurok y el bajo-bar¨ªtono Martin Egel entonaron adecuadamente con la l¨ªnea dominante hasta hacer de sus personajes menos delineados (Conde Tomski y Pr¨ªncipe Sletski) una contribuci¨®n admirable. En la pastoral, basada en una del escritor Karabanof ( 1794-1829), titulada La pastora fiel, que se representa en el balle, donde Chaikovski acudi¨® a algunos temas del espa?ol Mart¨ªn Soler, maestro en la corte de Catalina II, volvi¨® a lucir sus condiciones Mazurok, en uni¨®n de Claire Powell y Dorren de Feis.La dama de picas representa relativamente la realizaci¨®n inteligente y a veces genial, de ciertos ideales que anidaban en algunos compositores de la epoca, Pedrell entre ellos, con esa mezcla de material tradicional, popular o culto, aceptaci¨®n de modelos extranjeros, en algo alemanes, pero sobre todo procedentes de la escuela francesa, lo que se advierte en Chalkovsk? en algunos momentos que recuerdan a Bizet en su Carmen.
Al final de la representaci¨®n, la sala de la calle de Jovellanos se calde¨® notablemente gracias a las largas ovaciones dedicadas a los int¨¦rpretes y tambi¨¦n a las pocas pero ruidosas protestas.
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