El Chaikovski menos habitual

Iberm¨²sica ha tra¨ªdo nuevamente a su ciclo a la Orquesta Sinf¨®nica de la URSS (GOS), que desde 1974 dirige VIadimir Fedos¨¦iev (Leningrado, 1932). Es una excelente formaci¨®n, ¨¢gil en sus ejecuciones e incluso evidentemente virtuosista, que cuenta en sus filas con solistas de tan alta calidad como el violonchelo-concertino o la caja, por citar s¨®lo dos espectros del mundo sonoro.Se trataba de rendir homenaje a Chaikovski en el 150? aniversario de su nacimiento. Procur¨® Fedos¨¦iev huir de las obras m¨¢s frecuentes, salvo el llameante poema Francesca de R¨ªmini, vista cual una Riminosova que no pudo imaginar el autor de la Divina comedia. El resto consist¨ªa en la Fantas¨ªa para piano y orquesta, de 1884, y la Sinfon¨ªa primera, Sue?os de invierno.

En la primera, ni de lejos comparable al Concierto en si bemol menor, fechado cinco a?os antes, en 1875, luci¨® su arte limpio y su fulgurante t¨¦cnica el pianista Vlad¨ªmir Ovchinikov, un segundo premio Chaikovski en 1984. P¨¢gina de Chaikovski m¨¢s ligera -a veces parece anunciar algunas cosas de Poulenc o de Fran?ais-, se vio contrapesada por la m¨¢s sustancial Sinfon¨ªa en sol bemol (1866). Tras las cosas juveniles y la obertura sobre La tempestad, estos Sue?os de invierno preanuncian con firmeza el c¨¢lido y tenso compositor de la Cuarta y, la Pat¨¦tica, aun cuando haya que se?alar, aparte menor experiencia, tambi¨¦n menores connotaciones nacionales y hasta cierta influencia beethoveniana en algunos desarrollos.

Las magn¨ªficas versiones de este Chaikovski, que Fedos¨¦iev y sus m¨²sicos desdramatizan, fueron largamente ovacionadas.