La era del 'crack'
Una variedad barata de coca¨ªna inunda los guetos, y una ola de divisas riega la banca
"La raz¨®n por la que el crack ha creado tantos problemas de orden p¨²blico es porque se vende en barrios muy pobres. Pero a los peces gordos que controlan el mercado casi nunca se les ve", lamenta el capit¨¢n Collin Younger, jefe del departamento de Narc¨®ticos de Washington. "La coca¨ªna en polvo", a?ade, "sigue siendo una droga de la clase media y alta, que se consume en domicilios, en bares y en clubs privados a los que nuestros hombres tienen dificil acceso".Debido a su doble capacidad de potente adictivo y r¨¢pido me dio de enriquecimiento para quien nunca vio un d¨®lar, el crack, coca¨ªna degradada y cristalizada que se fuma, ha genera do una violencia sin precedentes en las ciudades norteamericanas Las tasas de delincuencia han subido con el nivel de las necesidades financieras de los consumidores y al ritmo m¨¢s acelerado de las luchas entre vendedores por el control de las aceras.
"A mediados de los setenta, cuando Nixon empezaba a preocuparse por el problema de drogadicci¨®n que los veteranos del Vietnam trajeron a casa, la droga no era todav¨ªa un tema grave. En realidad, a nadie le importaba lo que pudiera ocurrir dentro de los guetos de los negros, que era donde se centraba el problema", reconoce William Rathican, vicepresidente de Susan Davis, una empresa que ha trabajado en las campa?as publicitarias del Gobierno contra la droga. Pero el fen¨®meno se ha desbordado. "Desde 1988, todos los sondeos, tanto republicanos como conservadores, indican que la primera preocupaci¨®n de los norteamericanos es la droga", se?ala Marian Chambers, consultora de la Comisi¨®n de Relaciones Exteriores de la C¨¢mara de Representantes.
Inter¨¦s pol¨ªtico
El alza en los sondeos atrajo la atenci¨®n de los pol¨ªticos y la declaraci¨®n de una guerra que quiere ser global e internacional, con las limitaciones derivadas de la falta de experiencia previa, de otros intereses pol¨ªticos y financieros, y de algunos condicionamientos culturales muy enraizados en la sociedad norteamericano. Por ejemplo, lo que el presupuesto antidroga asigna al Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano s¨®lo representa un 1% del gasto total, y cualquier referencia a la necesidad de una pol¨ªtica orientada a terminar con las bolsas de marginaci¨®n en las que se ha gestado el problema choca con la incomprensi¨®n m¨¢s absoluta. Los pol¨ªticos, como los terapeutas, tienden a sostener que la responsabilidad del individuo es lo ¨²nico que cuenta para combatir la droga.Los condicionantes pol¨ªticos y financieros pesan especialmente sobre la lucha contra el blanqueo de dinero, que, seg¨²n reconoce William Bennet, coordinador de la pol¨ªtica federal antidroga, se encuentra infradotada. Jack Blum, asesor de la C¨¢mara, dimiti¨® de su cargo Porque consider¨® que lo realizado en este terreno tiene mucho de farsa.
Es cierto que EE UU ha hecho m¨¢s contra el blanqueo que muchos otros pa¨ªses, tras introducir en 1970 una ley que obliga a los bancos a controlar e informar al Gobierno de todas las transacciones en efectivo por un importe superior a los 10.000 d¨®lares. Pero el sistema no parece impedir que los mercados financieros norteamericanos sigan siendo una de las principales lavander¨ªas del planeta.
Marian Chambers, asesora de la C¨¢mara, constata que al Departamento del Tesoro, te¨®ricamente responsable de este aspecto de la guerra, el tema del blanqueo le resulta inc¨®modo y sugiere que es impensable que el Grupo de los Siete realice progresos inmediatos para la extensi¨®n a otros pa¨ªses del sistema norteamericano de controles.
Raphael Perl, especialista en pol¨ªtica de narc¨®ticos de la biblioteca del Congreso, comenta que el lobby bancario estadounidense es muy fuerte; y cuando se le pregunta por la distancia que separa la pr¨¢ctica de las declaraciones de los pol¨ªticos, que otorgan a la lucha contra el blanqueo una prioridad clara, responde: "No s¨¦, tal vez alg¨²n d¨ªa nos tomemos en serio nuestra propia ret¨®rica, como los sovi¨¦ticos se est¨¢n tomando en serio su ret¨®rica sobre derechos humanos".
Privada de la lucha contra el blanqueo, la guerra contra la droga corre el riesgo de convertirse en una cruzada moral, poco adecuada para lidiar con un problema que es social y cultural, en la demanada, y eminentemente econ¨®mico en la oferta.
Elena ?lvarez, economista latinoamericana que ha estudiado la droga en Per¨², llega a la conclusi¨®n de que la pol¨ªtica restrictiva del Fondo Monetario Internacional, relacionadas con la deuda externa, han inducido a muchos campesinos a cultivar coca, en la medida en que se han visto privados de las subvenciones que potenciaban otros cultivos.
Donor Lion, ex director de la misi¨®n de ayuda al desarrollo en Per¨², lamenta que el incumplimiento por este pa¨ªs de sus obligaciones derivadas de la deuda externa est¨¦ impidiendo que perciba las ayudas que le corresponden para la lucha contra la droga. "Estas ayudas se deber¨ªan regular exclusivamente por c¨®mo se comporta el pa¨ªs en relaci¨®n con la coca¨ªna", razona.
La importante contribuci¨®n de la econom¨ªa del narcotr¨¢fico al crecimiento de la deuda externa -ya que las grandes mafias lavan sus beneficios coloc¨¢ndolos en el extranjero y haci¨¦ndolos revertir a su pa¨ªs en forma de falsos cr¨¦ditos- cierra un c¨ªrculo que dif¨ªcilmente se romper¨¢ sin una intervenci¨®n pol¨ªtica: el tr¨¢fico genera deuda, el FMI suprime subvenciones nacionales, la droga prolifera y las subvenciones internacionales para cultivos alternativos no llegan porque el pa¨ªs no paga la deuda.
El Departamento de Estado controla, no obstante, la llave que abre a los productores las puertas de la ayuda, ya que es el encargado de asesorar al presidente sobre lo realizado por cada pa¨ªs en relaci¨®n con la droga. Los ¨²nicos cuatro pa¨ªses que este a?o no han merecido una certificaci¨®n positiva son Siria, Ir¨¢n, Afganist¨¢n y Birmania. Otros. como M¨¦xico, s¨ª la consiguieron aunque el Departamento de Estado constata que el pa¨ªs de Carlos Salinas de Gortari sigue siendo el primer proveedor de EE UU en marihuana y un suministrador cada vez m¨¢s importante de hero¨ªna.
Melvyn Levitsky, subsecretario de Estado para el tema de las drogas, admite que los criterios de amistad y sinton¨ªa pol¨ªtica juegan necesariamente un papel en estas certificaciones, ya que "es muy dif¨ªcil que un pa¨ªs, ni siquiera EE UU, cumpla a la perfecci¨®n lo que de ¨¦l se espera.
Purga las penas
"Me llamo Joe. Soy un adicto en recuperaci¨®n". Personas como la que se presenta as¨ª, un hombre con pinta de yuppie que roza la cuarentena, o como Eugene, un joven negro de 28 a?os que se pasea por centro de rehabilitaci¨®n con un cartel colgado al cuello, pidiendo ayuda, son el ¨²ltimo eslab¨®n de esta larga y compleja cadena de pol¨ªticos, funcionarios, narcotraficantes, jueces y polic¨ªas. Se considerar¨¢n adictos y purgar¨¢n sus penas durante el resto de sus vidas. Kleber, adjunto de Bennett, les considera las bajas de esta guerra.Por el lado de la oferta, no hay problema para que aumente el n¨²mero de estas v¨ªctimas propiciatorias: la producci¨®n crece, llega a los mercados y sus beneficios se abren camino en la banca. EE UU se ha incorporado al sector como el segundo productor mundial de marihuana, detr¨¢s de M¨¦xico, seg¨²n datos de la DEA. Es, adem¨¢s, el gran productor de drogas sint¨¦ticas, LSD, PCP, Extasis, o las modernas metanfetaminas y el fentanil, que, pueden ser, respectivamente, el crack la hero¨ªna sint¨¦ticas del ma?ana.
Los epidemi¨®logos prev¨¦n que la coca¨ªna pasar¨¢ pronto de moda -porque los excitantes nunca duran- y que el consumo se reorientar¨¢ hacia los hipn¨®ticos, administrados bajo formas m¨¢s seguras y menos ligadas al riesgo de sida que la hero¨ªna.
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