Mitterrand encabeza una manifestaci¨®n antirracista
Entre 100.000 y 200.000 personas respondieron ayer al llamamiento para manifestarse en Par¨ªs contra el racismo y el antisemitismo efectuado por todos los partidos pol¨ªticos, organizaciones sindicales y ciudadanas y comunidades religiosas de Francia, con la ¨²nica excepci¨®n del Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen. El presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Mitterrand, se sum¨® al desfile, convocado tras la profanaci¨®n del cementerio jud¨ªo de Carpentras.
Fue la primera vez, desde 1945, que un jefe de Estado franc¨¦s participaba en una manifestaci¨®n callejera. El primer ministro socialista, Michel Rocard; el l¨ªder gaullista, Jacques Chirac; el comunista, Georges Marchais; el presidente de SOS Racisme Harlem Desir, dirigentes de izquierda y derecha obispos cat¨®licos, rabinos jud¨ªos, inmigrantes musulmanes, antiguos deportados en los campos de concentraci¨®n nazis, gentes, en suma, de todas las edades, or¨ªgentes y actitudes pol¨ªticas y religiosas, desfilaron en silencio durante cuatro horas entre la plaza de la Rep¨²blica y la de la Bastilla. Muchos de los manifestantes llevaban en su pecho la estrella amarilla con que los nazis marcaban a los jud¨ªos. La marcha tuvo su momento culminante cuando las campanas de Notre-Dame doblaron en se?al de duelo por el suceso de Carpentras.
A la verg¨¹enza y la indignaci¨®n colectivas desencadena das en Francia por la barbarie de Carpentras se a?adi¨® en la jornada de ayer el descubrimiento de una nueva acci¨®n antisemita. Esta vez, en el recinto jud¨ªo del cementerio de Clichy-sous-Bois, en la regi¨®n parisiense, donde 32 tumbas fueron profanadas por desconocidos en la noche del pasado domingo.
Los antisemitas de Clichysous-Bois no fueron tan lejos como los de Carpentras, donde un cad¨¢ver fue exhumado y empalado con el mango de una sombrilla.
Sin embargo, los autores de la segunda profanaci¨®n fueron m¨¢s expl¨ªcitos que sus predecesores, que no dejaron huellas de sus motivos o ideolog¨ªa. En el cementerio parisiense, adem¨¢s de aplastar flores, pisotear tumbas y remover l¨¢pidas, los asaltantes pintaron en rojo numerosas cruces gamadas.
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