Los nubarrones de Las Vistillas
Las tradicionales verbenas, cita obligada en unos festejos que pierden su sabor
Las parejas se concentran en dasarrollar un chotis acad¨¦mico, y las fritangas se consumen entre la nostalgia de la Chica ye-ye y la compa?¨ªa de una catedral incabada. Son compar las verbenas de Las Vistillas, -oficialmente plaza de Gabriel Mir¨®-, que este a?o no cuentan con la profusi¨®n del traje castizo, pero s¨ª, como siempre, con mucha gente predispuesta a la juerga que no se ha dejado amedrentar por las amenazas de lluvia. En el baile ya no cabe ni un alfiler.
Elena y Julio, la pareja que gan¨® el tercer premio de pasodobl¨¦s el ano pasado, se quejan de que este a?o hay menos ambiente castizo que en los anteriores. "El firme de esta plaza no es el m¨¢s adecuado para bailar el chotis, porque no escurre bien", explica Pepe, otro entendido en ritmos tradicionales, perteneciente como ellos a la Asociaci¨®n de los Castizos. Ninguno viste el traje tradicional, aunque todos prometen pon¨¦rselo hoy para ir a la verbena de San Isidro. "Y eso que all¨ª no cabe un alfiler; ya la pod¨ªan haber pasado a la Arganzuela", critica Julio.El maestro Izquierdo coinienza a hacer sonar el chotis en su organillo, una vez que el personal ya est¨¢ caliente y llena la pista al ritmo de la m¨²sica enlatada. La afici¨®n aplaude su estilo al darle a la manivela, mientras algunas parejas j¨®venes, y muchas m¨¢s no tan j¨®venes, se esfuerzan. con el rostro serio y reconcentrado en no salirse, como mandan los c¨¢nones de este baile, de una. baldosa imaginaria."Estar en Madrid en San Isidro y no venir a Las Vistilla.s, es que no puede ser", sentencia Pepe, un ingeniero de 30 a?os, que espera que no llueva y se moje la p¨®lvora de los fuegos artificales del final de fiesta "y nos pase lo que a los sevillanos el ¨²ltimo d¨ªa de la feria".
Puntual como un clavo, Jos¨¦ Guardiola sale al escenario y recorre su repertorio de grandes ¨¦xitos para poner rom¨¢ntico al personal, que al cabo de unas cuantas canciones no se corta un pelo en bailar mejilla contra mej¨ªlla, aunque la mayor¨ªa se conforma. con mirar. Pero la juerga llega con la Orquesta Aguacate, que desgranan todos los temas m¨¢s marchosos de la m¨²sica de los ¨²ltimos a?os, incluidos Mami Panchita y Chica ye-ye, mientras la concurrencia baila, dentro y fuera de la pista, y corea los estribillos acompa?ados por la inacabada catedral de la Almudena, donde rebotan los ecos como si all¨ª se estuviera celebrando una fiesta paralela.
Al fondo, el puesto de churros y fritangas varias, que presta un a?o m¨¢s su aroma inconfundible al ambiente de la plaza, mientras por la explanada grupos de j¨®venes dan buena cuenta de grandes vasos de cerveza. La plaza est¨¢ abarrotada, pero "menos mal que este a?o ha habido menos gamberros y han puesto menos sevillanas", dice Rafaelita, antes de seguir bailando con Antonio, que se queja del recorte en el presupuesto municipal: "Es que ya se sabe, este alcalde, Sahag¨²n lo mires".
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