Terranova
El presidente del Gobierno es capaz de ir a Canad¨¢ y no acercarse si quiera a Terranova, donde han estado haciendo su vida durante siglos miles de marinos espa?oles. El presidente del Gobierno es capaz, por ejemplo, de pasarse todo el santo d¨ªa con su colega canadiense hablando de la situaci¨®n de Europa, de la Alianza Atl¨¢ntica, de la Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa, de Latinoam¨¦rica, y no acordarse para nada de que all¨ª al lado tiene compatriotas gan¨¢ndose e! pan a base de capturar con riesgo de sus vidas el bacalao que despu¨¦s comer¨¢n los espa?oles al pil-pil a la vizca¨ªna o al estilo Urcelay, pongamos por caso.
A la isla de Saint Pierre et Miquelon, que es la base de los pescadores espa?oles en Terranova, lleg¨® por su cuanta un d¨ªa el m¨¦dico espa?ol Jos¨¦ Luis Alarcos; otro, el cura vasco Javier S¨¢nchez Erauskin, y sin encomendarse a la Seguridad Social —que no se hab¨ªa enterado de nada— se pusieron a atender a los pescadores. El doctor lo mismo les sacaba una muela que les cos¨ªa el cr¨¢neo partido en un golpe de mar, y el capell¨¢n lo mismo sub¨ªa a bordo para arengarles sobre sus derechos hollados (de paso les dec¨ªa una misa) que montaba en tierra un bar donde pudieran reunirse durante los desembarques. Ese fue el origen, m¨¢s o menos remoto, de la asistencia a los marinos espa?oles en el extranjero, que lleva a cabo el Instituto Social de la Marina, con bastante eficacia, por cierto.
Ahora la pesca del bacalao est¨¢ en crisis, pero la presencia de los espa?oles en Saint Pierre merece igual atenci¨®n, o m¨¢s, que todo eso de lo que va a hablar el presidente del Gobierno espa?ol con su colega canadiense. Principalmente porque est¨¢ ahora en Canad¨¢ y se le podr¨ªa ocurrir acercarse por all¨ª, aunque s¨®lo fuera para ver c¨®mo es. Saint Pierre queda, seg¨²n se mira el mapa, a la derecha; donde lo de azul, que es el mar.
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