El Consejo del B¨¢ltico
LA DECISI?N de los presidentes de Estonia, Letonia y Lituania de reconstruir, a los 50 a?os de su desaparici¨®n, el Consejo que permiti¨® a esas rep¨²blicas, en la etapa de 1934 a 1940, coordinar su pol¨ªtica exterior y reforzar su cooperaci¨®n cultural y econ¨®mica puede tener un efecto positivo para encaminar hacia una soluci¨®n negociada un conflicto cargado de peligros para la perestroika de Gorbachov. En 1934, cuando crec¨ªan las amenazas en Europa despu¨¦s de la subida de Hitler al poder, esos peque?os pa¨ªses intentaban, mediante el Consejo, conjuntar sus esfuerzos para pesar m¨¢s en el panorama internacional y defender mejor sus intereses. Pero el Consejo fue ineficaz cuando el pacto de Hitler y Stalin determin¨® la anexi¨®n a la URSS de las tres rep¨²blicas.Hoy el Consejo del B¨¢ltico responde a un objetivo distinto. Se trata, sobre todo, de poner en marcha una negociaci¨®n com¨²n con Mosc¨². Lituania, Estonia y Letonia han proclamado en los ¨²ltimos meses su independencia. Pero cada una a su modo: Lituania, con una pol¨ªtica extremista; Estonia y Letonia, con relativa moderaci¨®n, aceptando el hecho de que siguen siendo parte de la URS S y de que hace falta una etapa transitoria previa a la independencia real. Con la creaci¨®n del Consejo B¨¢ltico, Lituania se adapta de hecho a la pol¨ªtica m¨¢s prudente de las otras dos rep¨²blicas. Sin que con ello desaparezcan todos los obst¨¢culos.
En Mosc¨², Gorbachov est¨¢ sometido a fuertes presiones -incluso de mandos militares- a favor de la adopci¨®n de medidas dr¨¢sticas contra el independentismo b¨¢ltico. En cuanto a los grupos democr¨¢ticos, propugnan una negociaci¨®n en t¨¦rminos generosos que permita a los pueblos del B¨¢ltico alcanzar sus objetivos. La pol¨ªtica de Gorbachov se basa en la defensa firme de la legalidad sovi¨¦tica, la cual admite hoy el derecho de las rep¨²blicas a separarse de la URSS, pero a condici¨®n de que apliquen la ley aprobada por el Soviet Supremo el mes pasado, es decir, un procedimiento de secesi¨®n que supone un plazo de cinco a?os. Por no ajustarse a esta ley, Mosc¨² ha anulado las tres declaraciones de independencia. Ahora hace falta superar las proclamaciones de principio y entrar en una etapa de negociaci¨®n.
Pero esa nueva fase no s¨®lo es necesaria. Es urgente. Lo ocurrido en Riga y Tallin, donde se han enfrentado partidarios y enemigos de la independencia, indica que crece el peligro de choques que podr¨ªan acarrear secuelas imprevisibles en el caso de que se viesen envueltas tropas sovi¨¦ticas. Si Gorbachov no es capaz de tomar iniciativas que sit¨²en el problema, cuanto antes, en un terreno de negociaci¨®n, pueden estallar acontecimientos que se volver¨ªan contra ¨¦l.
Los Gobiernos europeos, y el de EE UU, han actuado en el tema b¨¢ltico con prudencia, evitando dar la impresi¨®n de que presionaban sobre Mosc¨² en una cuesti¨®n que ¨¦ste a¨²n considera de su exclusiva competencia. Sin embargo, el problema ha tomado ya una dimensi¨®n internacional evidente. Con vistas a la cumbre de Washington, ser¨ªa lamentable que se convirtiese en un obst¨¢culo para avances serios hacia el desarme nuclear. Poderosas razones, tanto de orden interior como internacional, aconsejan al Gobierno sovi¨¦tico tomar medidas imaginativas para dar al conflicto b¨¢ltico un giro hacia la negociaci¨®n, un disminuir paulatinamente la tensi¨®n.
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