Dos nuevas, ejecuciones en Estados Unidos
Dos norteamericanos que se hallaban en el corredor de la muerte, Leonard Laws y John Ray Anderson, fueron ejecutados ayer en Potos¨ª (Misuri) y Huntsville (Tejas). Los gobernadores de ambos Estados no atendieron las repetidas peticiones de perd¨®n presentadas por varios grupos pacifistas contrarios a la pena capital, entre los que se encuentra Amnist¨ªa Internacional (Al). La ejecuci¨®n de un tercer condenado estaba prevista para la pasada madrugada en Luisiana. Se trata de Dalton Prejean, un retrasado mental.
Laws y Anderson cruzaron el corredor de la muerte a las doce de la noche y poco despu¨¦s eran un n¨²mero en la estad¨ªstica que indica que 127 norteamericanos han sido ejecutados en este pa¨ªs desde que el Tribunal Supremo restableci¨® la pena capital en 1976.Laws falleci¨® minutos despu¨¦s de ser tendido sobre una camilla situada junto a una pared con una peque?a ventana. El verdugo la utiliz¨® para inyectar el veneno letal que detuvo el coraz¨®n del condenado.
Seg¨²n un testigo de la ejecuci¨®n, el condenado sufri¨® un par de convulsiones antes de morir. Laws, de 40 a?os de edad y de raza blanca, fue condenado a muerte hace ocho a?os, cuando un jurado le declar¨® culpable del asesinato de un matrimonio de ancianos. Laws era un veterano de la guerra de Vietnam, y su ¨²ltima cena consisti¨® en ocho piezas de pollo y una pepsi-cola.
Anderson fue electrocutado en Huntsville poco despu¨¦s de la medianoche. En 1981 mat¨® a su cu?ado para cobrar una p¨®liza de 67.000 d¨®lares (6,9 millones de pesetas). Anderson ten¨ªa 30 a?os y sufr¨ªa serios des¨®rdenes mentales desde los cinco a?os, debido a su adicci¨®n a la inhalaci¨®n de gasolina y goma.
Las ejecuciones, abolidas por todas las democracias occidentales, han dejado de ser un tema pol¨¦mico en EE UU; de hecho, ya no son ni noticias importantes. Ayer por la ma?ana, 12 horas despu¨¦s de su ejecuci¨®n, ninguna de las grandes cadenas de radio o televisi¨®n recogi¨® la noticia de la muerte de Laws.
Apelaciones
Horas antes de las ejecuciones, en Washington, William H. Rehnquist, uno de los nueve miembros del Tribunal Supremo, solicit¨® la reducci¨®n del n¨²mero de apelaciones a las que tienen derecho los sentenciados a muerte. El juez Rehnquist contestaba as¨ª al senador Joseph R. Biden, quien reclama m¨¢s derechos para los sentenciados. Biden es una voz en el desierto.La ¨²ltima encuesta sobre la pena capital ofrece unos resultados reveladores. La consulta llevada a cabo el pasado mes de abril por The New York Times CBS News indicaba que el 72% de los norteamericanos est¨¢ a favor de la pena de muerte, a pesar de que s¨®lo el 59% de ellos crea que las ejecuciones frenan la criminalidad. El 52% de los que no creen que la pena de muerte es un factor para detener el crimen est¨¢ asimismo a favor de este tipo de castigo.
Estaba previsto que esta madrugada Dalton Prejean fuera el pr¨®ximo ejecutado. El n¨²mero 127. Prejean ha sido el centro de una tremenda. campar¨ªa de AL El condenado es de raza negra y est¨¢ sentenciado a muerte por haber matado a un polic¨ªa blanco cuando ten¨ªa 17 a?os de edad.
Prejean es un retrasado mental con lesiones cerebrales. Sus abogados han agotado todos los recursos para salvarle de la muerte. El pasado a?o, el Comit¨¦ de Perd¨®n del Estado de Luisiana vot¨® a favor de que su ejecuci¨®n fuera conmutada, pero el gobernador del Estado, Buddy Roemer, se neg¨® a firmar la recomendaci¨®n.
La ejecuci¨®n de retrasados mentales es legal en EE UU. El pasado mes junio, el Tribunal Supremo acept¨® este tipo de ejecuciones, adem¨¢s de las de adolescentes. Actualmente, 2.200 norteamericanos est¨¢n a la espera de su ejecuci¨®n. Veintisiete de ellos son menores de edad o cometieron sus cr¨ªmenes cuando ten¨ªan menos de 17 a?os.
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