El 'culebr¨®n'
Desde hace ya algunos meses, el inestable equilibrio sobre el que se asentaba la plantilla madridista estaba amenazado por un nuevo cataclismo: que pusiera sobre la secci¨®n sus manos el ex directivo Pedro Ferr¨¢ndiz. Hay quien juzgar¨¢, pasando por el propio Ferr¨¢ndiz, desmedido falso o rid¨ªculo tal calificativo; y sus argumentos obrar¨¢n a favor de ello.Sin embargo, el 100% de esa plantilla torturada, nerviosa, honesta e irregular, lo consider¨® as¨ª y ese no es un dato subjetivo, sino una un¨¢nime y curiosa exposici¨®n de sentimientos que el presidente del club, Ram¨®n Mendoza, ha podido constatar en m¨¢s de una ocasi¨®n. El tramo final madridista ha estado sometido a las consecuencias de una doble y contradictoria reacci¨®n ante esa amenaza: por un lado, p¨¢nico; por el otro, deseos de venganza. "Nuestra venganza ser¨¢ nuestro ¨¦xito", lleg¨® a proclamar el t¨¦cnico estadounidense George Karl. Y no hubo tal.
Terminada una temporada luctuosa y deportivamente negativa, resuelto el futuro econ¨®m¨ªco gracias al acuerdo marco con la empresa de servicios Dorna, que aportar¨¢ 550 millones anuales para el baloncesto, todo el mundo espera acontecimientos. Y, dentro de ellos, los analistas y los jugadores, juegan a adivinar en qu¨¦ decisiones estar¨¢ oculta la mano de Ferr¨¢ndiz. Porque en el Real Madrid se esperan cambios de tama?o considerable.
Futuro entrenador
As¨ª, los jugadores sospechan que su futuro entrenador ser¨¢ el ex jugador Wayne Brabender, aunque nadie les ha dicho nada. Y Karl sospecha que ser¨¢ despedido, aunque nadie le haya dicho nada. Incluso, parece que el Madrid no ejercer¨¢ su opci¨®n sobre Picul¨ªn Ortiz, aunque a ¨¦ste tampoco le hayan dicho nada. Nadie dice nada y, lo que es peor, el presidente apenas pasar¨¢ por Madrid en el transcurso de un mes, lo que alimenta la idea de que alguien est¨¢ trabajando en la sombra. ?Ferr¨¢ndiz? Ya se ver¨¢.
Una de estas decisiones afectar¨¢ al t¨¦cnico George Karl, un hombre tremendamente aislado, a quien se le han atribuido todos los males, cuyo mayor pecado fue no fichar dos americanos de peso a principio de temporada por complicarse la vida en consolidar a los dos hombres b¨¢sicos del equipo, el fallecido Fernando Mart¨ªn y Chechu Biriukov.
M¨¢s de un jugador madridista juzga ab¨ªertamente a Karl como el mejor entrenador que ha conocido en toda su carrera. No importa. Quiz¨¢s le despidan y termine aceptando la oferta del conjunto italiano del Philips de Mil¨¢n, o cualquier otra. Ser¨¢ culebr¨®n en el que han convertido los avatares a la secci¨®n maldita del Real Madrid.
El culebr¨®n, no ha llegado, pues, a su final. Puede que haya alguna marcha atr¨¢s en decisiones que se han filtrado a los medios informativos. Y hasta puede que vivamos una reedici¨®n de conflictos durante la pr¨®xima temporada. El presidente quiere disciplina en la secci¨®n, pero tampoco desea terminar por convertirse en un personaje odiado entre sus jugadores. El presidente desea orden, pero no conf¨ªa en las decisiones de quien, en su momento, contribuy¨® a acelerar el caos. El presidente quiere que alguien le arregle el asunto, pero no ha encontrado a su hombre. El presidente s¨®lo desea que term¨ªne el culebr¨®n. Lo malo es que resultar¨¢ muy f¨¢cil alimentarlo si algunos rumores se confirman. En ese caso tendremos culebr¨®n para rato.
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