Ideas esc¨¦nicas
Del inveros¨ªmil cruce de la fr¨ªa desorganizaci¨®n del espacio esc¨¦nico de Merce Cunningham y la brutal pasi¨®n de Pina Bausch surgi¨® el teatro-danza franc¨¦s de los ochenta. Pero la inteligente y generosa pol¨ªtica oficial fue lo que multiplic¨® los efectos, convirtiendo lo que hubiera podido limitarse a la aparici¨®n de unas pocas individualidades con m¨¢s o menos garra en un movimiento creativo sin paralelo -por su cantidad, su variedad y su vital importancia dentro del panorama art¨ªstico general- en ning¨²n otro pa¨ªs ni quiz¨¢ en ninguna otra ¨¦poca de la historia de la danza.Jo¨¦lle Bouvier y R¨¦gis Obad¨ªa estaban all¨ª desde el principio y -como Mar¨ªn, Verret, Galotta, Larrieu y tantos otros que han venido detr¨¢s- no han dejado nunca de producir una o dos creaciones anuales de una calidad que, con sus naturales altibajos, rara vez falla. Ninguno de ellos se ha convertido en un fen¨®meno de masas como Pina Bausch ni en un punto de referencia obligado como Merce Cunningham; pero son exponentes de la vitalidad, la capacidad de inventiva y ahora ya la madurez de un arte esc¨¦nico caracter¨ªstico y exclusivo de las d¨¦cada finales del siglo.Welcome to the paradise, estrenada el pasado a?o en Le Havre -donde Bouvier y Obad¨ªa tienen su sede- es un repliegue de L'Esquisse al ¨¢mbito del d¨²o con el que empezaron, y se desenvuelve con brillantez aunque en momentos languidece y se alarga.
Welcome to paradise
L'Esquisse. Coreografia e interpretaci¨®n: Joelle Bouvier y R¨¦gis Obad¨ªa. Luces: Marc Oliviero. Sonido: Patrick Roudier. Jefe de escenario: Jean Marc L¨¦vy. Vestuario:, Thomas Smith. Teatro Alb¨¦niz, 21 de mayo.
Po¨¦tica
Con la ayuda de una banda sonora compleja y bien montada (Patrick Roudier); una iluminaci¨®n rebuscada y bellamente eficaz (Marc Oliviero) y sus propias y bien explotadas ideas esc¨¦nicas montan una po¨¦tica digresi¨®n sobre la pareja, con vagas referencias al melodrama cinematogr¨¢fico americano y en un lenguaje coreogr¨¢fico en el que domina la b¨²squeda de la expresi¨®n emocional.La dualidad es la clave de esta pieza singular: el columpio permite dominar el espacio entero del teatro, incluyendo el patio de butacas, pero los momentos m¨¢s sobrecogedores amenaza con ahogarlos; es el veh¨ªculo que circula entre el para¨ªso y el abismo. La mujer est¨¢ continuamente queriendo ponerse los zapatos para marcharse, pero no acaba de irse nunca. El polvo desdibuja los contornos, pero da densidad y relieve a los personajes. Las im¨¢genes son por momentos poderosas, pero es el movimiento lo que sustantiva la expresi¨®n.
Tras la obra -de 50 minutos de duraci¨®n- que fue aplaudida y vitoreada con calor, se proyectaron dos cortos, La habitaci¨®n y El abrazo, que revelan, adem¨¢s de la amplitud del registro coreogr¨¢fico que Bouvier y Obad¨ªa dominan, un apasionante trabajo de acoplamiento entre el movimiento de los bailarines y el de la c¨¢mara.
Babelia
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