Sanciones econ¨®micas
EL PRESIDENTE de Sur¨¢frica, Frederik de Klerk, realiza hoy una visita a Madrid, en el marco de una gira por ocho capitales europeas. El objetivo de este viaje -calificado de informativo- es lograr que la Comunidad Europea anule las sanciones econ¨®micas adoptadas en 1986 contra Sur¨¢frica. Esas sanciones han contribuido a iniciar una evoluci¨®n democr¨¢tica en la pol¨ªtica del Gobierno de Pretoria. Nadie puede negar que la presidencia de De Klerk ha dado pasos positivos al legalizar el Congreso Nacional Africano, poner en libertad a Nelson Mandela y crear las bases para una negociaci¨®n entre unas autoridades elegidas exclusivamente por la minor¨ªa blanca y los representantes de la gran mayor¨ªa negra.Sin embargo, y es el aspecto esencial a tener en cuenta en el momento en que De Klerk visita Madrid, el proceso transitorio de Sur¨¢frica hacia una situaci¨®n m¨ªnimamente tolerable para el mundo civilizado contempor¨¢neo no ha hecho sino comenzar. A¨²n hay presos pol¨ªticos encarcelados, el estado de emergencia no ha sido suprimido -lo que da lugar a brutales acciones represivas-, el retorno de los emigrados pol¨ªticos no est¨¢ garantizado, y, sobre todo, el apartheid como tal no ha desaparecido, aunque haya sido suavizado en algunos de sus aspectos m¨¢s escandalosos.
En esta situaci¨®n en que el Congreso Nacional Africano negocia con De Klerk para que los negros puedan ser ciudadanos con derechos en su propio pa¨ªs, levantar las sanciones -como desea el presidente surafricano- significar¨ªa reforzar las tendencias m¨¢s regresivas, fuertes en el seno de la minor¨ªa blanca. Los castigos fueron adoptados con un objetivo claro: acabar con el apartheid. Si se levantasen ahora ayudar¨ªan a prolongarlo.
El ministro Fern¨¢ndez Ord¨®?ez ha hecho unas declaraciones positivas en el sentido de que Espa?a -a diferencia de la actitud adoptada por Margaret Thatcher- no est¨¢ dispuesta a levantar las sanciones. Pero no es posible olvidar que la conducta oficial de nuestro pa¨ªs en el tema ha sido, cuando menos, ambigua: Espa?a es uno de los pa¨ªses que m¨¢s ha incrementado su comercio con Sur¨¢frica desde 1985, sobre todo la importaci¨®n de carb¨®n. Es m¨¢s, el Gobierno ha suspendido el compromiso, asumido en junio pasado ante el Congreso, de reducir en un 25% dicha importaci¨®n. Esa actitud polivalente promueve, sin duda, las denuncias de que ya hemos sido objeto por diversas organizaciones internacionales. Espa?a debe defender en la CE, con claridad y coherencia, que siga vigente la pol¨ªtica econ¨®mica sancionadora hasta que la evoluci¨®n iniciada en Sur¨¢frica desemboque en el fin del apartheid y en la concesi¨®n a los negros de plenos derechos de ciudadan¨ªa.
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