Las insuficiencias del Sistema Monetario Europeo
El Sistema Monetario Europeo (SME) es insuficiente. No participa en ¨¦l la totalidad de los Doce. El ecu no constituye una aut¨¦ntica moneda europea, sino una mera media ponderada, lo cual obliga siempre a las empresas a tener en cuenta la gesti¨®n del riesgo de cambio. Para el articulista, el realismo pragm¨¢tico consistir¨ªa en adoptar una moneda com¨²n suficientemente atractiva, nunca obligatoria, para que las empresas y los bancos centrales favorezcan su empleo.
El Sistema Monetario Europeo es un intento que encuentra sus l¨ªmites en sus principios mismos: el uso del ecu oficial por los bancos contrales nunca llega a desarrollarse realmente, pese a las tentativas de NYBORG; no cumple la funci¨®n de numerario, puesto que no se puede medir el valor de las monedas europeas en referencia a una cesta de estas mismas monedas: no se puede utilizar con reglamentos de car¨¢cter definitivo; su papel no supera el de un instrumento de cr¨¦dito. En cuanto al ecu privado, no permite una gesti¨®n monetaria aut¨®noma, especialmente en lo que concierne a los tipos de inter¨¦s.Es por tanto leg¨ªtimo que los Doce hayan emprendido la definici¨®n de un plan de uni¨®n econ¨®mica y monetaria, llamado plan Delors, cuyo objetivo final es conseguir fijar paridades irrevocables entre monedas para preparar as¨ª la adopci¨®n de una moneda ¨²nica en el conjunto de la Comunidad y la desaparici¨®n de las monedas nacionales.
Ese objetivo merece algunas reservas. La principal es que, de hecho, conllevar¨ªa el abandono de las prerrogativas nacionales en materia de pol¨ªtica monetaria. Incapacita a los Gobiernos para definir una pol¨ªtica econ¨®mica. Por consiguiente, el ¨²nico instrumento de libertad del que dispondr¨ªan ser¨ªa la pol¨ªtica presupuestaria, y es de sobra sabido, desde la experiencia socialista de 1981-1983, que no ayudar¨ªa sin riesgo al mantenimiento de la econom¨ªa.
Hablando claro, la moneda ¨²nica, si bien corresponde a las exigencias de fluidez del mercado ¨²nico, supone un nivel de integraci¨®n pol¨ªtica y de abandono de su soberan¨ªa por parte de los Estados que la hace incompatible con Ia situaci¨®n actual de Europa e inaceptable para Francia. ?Cabe pensar que, ante tanta coacci¨®n e incidencia externa, un pa¨ªs pueda llevar a cabo pol¨ªticas de defensa o sociales o universitarias aut¨®nomas? Tanto a nivel simb¨®lico como real, la moneda es un atributo esencial de la soberan¨ªa. No existe ejemplo de pa¨ªs soberano que haya renunciado a su moneda.
?Dejemos de so?ar! ?Qui¨¦n puede pensar que Alemania est¨¦ dispuesta a abandonar - al marco o el Reino Unido la libra esterlina? Nadie lo dice, pero todos lo saben. M¨¢s vale por consiguiente olvidar las quimeras e imaginar soluciones que tengan probabilidades de ¨¦xito. Eso es ser europeo, y no dedicarse a especulaciones sin credibilidad.
Ser realista consiste en adoptar una moneda com¨²n suficientemente atractiva, nunca obligatoria, para que las empresas y los bancos centrales favorezcan su empleo. Es en este campo, al igual que en muchos otros, donde estriba el debate entre la libertad de elecci¨®n y el dirigismo tecnocr¨¢tico.
?C¨®mo definir esta moneda europea? Debe estar dotada de todos los atributos habituales de una moneda y, por consiguiente, no estar definida por una cesta de monedas nacionales, como ocurre actualmente con el ecu. Al igual que las monedas principales, su valor constatar¨¢ esencialmente de dos maneras: por una parte, en los mercados de cambio, y, por otra, por su poder adquisitivo en la vida econ¨®mica.
Una vez creada esta moneda com¨²n, cuya gesti¨®n corresponder¨ªa a un organismo europeo llamado Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), las monedas nacionales se definir¨ªan con estrechos m¨¢rgenes de fluctuaci¨®n en relaci¨®n a esta moneda com¨²n, y cada una en relaci¨®n a todas de dem¨¢s en funci¨®n de un tipo b¨¢sico. El SME quedar¨ªa por tanto vigente y reforzado.
Ventajas
Este sistema tendr¨ªa numerosas ventajas:
- Las empresas dispondr¨ªan para el comercio intracomunitario de un instrumento de medida de los valores y de pago.
- Esta moneda com¨²n, gestionada con suficiente prudencia y rigor por el SEBC, se mantendr¨ªa como la mejor de las Doce, y ninguna de las monedas nacionales podr¨ªa ser revaluada en relaci¨®n a ella.
- Al respetar los estrechos m¨¢rgenes de fluctuaci¨®n entre las monedas nacionales y la moneda com¨²n, las autoridades nacionales y la Comunidad (v¨ªa SEBC) se ver¨ªan sometidas a un di¨¢logo que sutituir¨ªa a las negociaciones entre pa¨ªses. De este modo, las responsabilidades quedar¨ªan fijadas con mayor claridad y mejorar¨ªa la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas en el marco del SEBC.
- Este ¨²ltimo fijar¨ªa, bajo la forma de horquillas, las normas de crecimiento de la masa monetaria y de los tipos de inter¨¦s, mejorando as¨ª la convergencia de las econom¨ªas nacionales.
- Interviniendo con operaciones de open-market en el mercado de los efectos comerciales en moneda com¨²n, el SEBC podr¨ªa, mediante el juego de los tipos y de la cantidad de "moneda central" inyectada en el mercado, asegurar el control y la direcci¨®n del que carece actualmente el mercado del ecu privado.
- Adem¨¢s, el SEBC podr¨ªa intervenir eventualmente en los mercados de cambios internacionales o de la mejor divisa comunitaria, entre otras cosas. Estas intervenciones podr¨ªan efectuarse en moneda com¨²n, puesto que el SEBC controlar¨ªa su creaci¨®n, o en divisas que le habr¨ªan sido cedidas por los bancos de la Comunidad tanto centrales como comerciales.
?Cu¨¢les ser¨ªan los inconvenientes de este sistema? Ser¨ªan los de la libertad, es decir, que no quedar¨ªa eliminado el riesgo de cambio de las paridades calculadas en relaci¨®n a la moneda com¨²n, aunque su probabilidad ser¨ªa m¨ªnima con el respeto de las normas de coordinaci¨®n establecidas por el SEBC.
Tambi¨¦n es cierto que se ejercer¨ªa cierta presi¨®n sobre las gestiones econ¨®micas nacionales, puesto que el valor de la moneda com¨²n evolucionar¨ªa probablemente en paralelo con la mejor de las monedas nacionales, lo cual conllevar¨ªa el alineamiento de las pol¨ªticas econ¨®micas con la del pa¨ªs que dispone de la mejor moneda. Por tanto, no desaparecer¨ªa la presi¨®n ejercida por el banco central que emite la mejor de las monedas nacionales. ?Es eso malo? ?Puede garantizarse que la moneda de un mismo pa¨ªs sea eternamente la mejor gestionada?
Necesidades empresariales
Se trata, pues, de sustituir una soluci¨®n autoritaria y tecn¨®crata que instituye una moneda ¨²nica y deja sin libertad a las pol¨ªticas nacionales por una soluci¨®n mucho m¨¢s flexible y evolutiva, dejando que funcione unos a?os antes de decidir si conviene o no dar un paso m¨¢s.
No se trata de un debate t¨¦cnico, puesto que plantea la cuesti¨®n del porvenir de la soberan¨ªa de los Estados que integran la Comunidad. La moneda com¨²n corresponde a las necesidades de las empresas y de los particulares para sus operaciones financieras o el mantenimiento de sus ahorros; garantiza un progreso en la convergencia de los desarrollos econ¨®micos y monetarios: constituye ya una etapa capital en el cambio hacia la uni¨®n europea.
No intentemos, por tanto, forzar el movimiento. El porvenir de Europa sigue muy incierto. No excluyamos ninguna hip¨®tesis y no olvidemos que, a pesar de su aparente tecnicidad, los debates monetarios son ante todo debates pol¨ªticos.
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