La minifalda y el 'Libro de estilo'
Un periodista norteamericano, Harry Ashmore, que fue editor de un peri¨®dico y te¨®rico de la comunicaci¨®n, escribi¨® una vez que es fatal que un periodista "intente emplear su imaginaci¨®n para construir una perspectiva mayor que la que respaldan los hechos que tiene a mano". Esto es, precisamente, lo que ocurri¨® con una informaci¨®n publicada el pasado jueves por este diario y que mereci¨® los honores de figurar en la primera p¨¢gina.El Tribunal Supremo confirma la sentencia de L¨¦rida del 'caso de la minifalda', afirmaba el titular aparecido en la p¨¢gina 35 de la edici¨®n de Madrid. En la edici¨®n de Barcelona, p¨¢gina 32, el titular era a¨²n m¨¢s rotundo: El Tribunal Supremo confirma en su integridad la 'sentencia de la minifalda'. El Supremo, sin embargo, no se hab¨ªa pronunciado sobre la pol¨¦mica sentencia, sino que se hab¨ªa limitado a no admitir a tr¨¢mite el ¨²nico recurso contra la sentencia que hab¨ªa interpuesto el condenado.
EL PA?S rectific¨® al d¨ªa siguiente, en primera p¨¢gina y en p¨¢ginas interiores, esta falsa noticia, que hab¨ªa sido publicada tambi¨¦n por varios diarios y distribuida por las principales agencias de noticias.
Los errores que provoc¨® la publicaci¨®n de la falsa noticia se produjeron en toda la cadena de elaboraci¨®n de la informaci¨®n. El mi¨¦rcoles, dos diarios de L¨¦rida publicaron la supuesta confirmaci¨®n por el Supremo de la sentencia y las agencias distribuyeron la noticia. El corresponsal de EL PA?S en L¨¦rida, Llu¨ªs Visa, la incluy¨® en una cr¨®nica en la que tambi¨¦n recogi¨® unas declaraciones del presidente de la Audiencia Provincial de L¨¦rida, Josep Gual, que se hab¨ªa mostrado preocupado por la forma en que trata la prensa determinadas sentencias de su Audiencia en delitos contra la honestidad o la libertad sexual de la mujer.
As¨ª, en primera edici¨®n el titular dec¨ªa: Un juez culpa a los medios de comunicaci¨®n de la mala imagen de la Audiencia de L¨¦rida. El subdirector de Madrid, Jes¨²s Ceberio, consider¨®, a la vista de la informaci¨®n, que el tema principal era la confirmaci¨®n por el Supremo de la sentencia y pidi¨® a la jefa de la secci¨®n de Sociedad, Malen Azn¨¢rez, que se redactase la informaci¨®n desde ese ¨¢ngulo, con inclusi¨®n de las consideraciones del Supremo.
La falsa noticia, confirmada por las agencias, pas¨® a ser reelaborada sin que se descubriese el error que hab¨ªa confundido al corresponsal: no distinguir entre un auto y una sentencia, con el agravante de que en la informaci¨®n se dec¨ªa expl¨ªcitamente que el Supremo "ha declarado improcedente el recurso de casaci¨®n interpuesto por el acusado". El hecho de que la sentencia ganase firmeza, sin que el Supremo entrase siquiera a conocer el asunto, despist¨® al corresponsal y a los editores de la secci¨®n de Sociedad. El error tampoco fue localizado en la Redacci¨®n de Barcelona, que prepar¨® el texto para su edici¨®n.
Una consulta al Libro de estilo de EL PA?S hubiera evitado tan flagrante error, ya que auto se define como "resoluci¨®n del tribunal que resuelve cuestiones antes de la sentencia o que cierra el camino a ellas".
El error inicial del corresponsal, que vio una sentencia donde s¨®lo hab¨ªa un auto, m¨¢s la total ausencia de control en la edici¨®n de la cr¨®nica, que pas¨® por m¨²ltiples manos en la Redacci¨®n de Madrid y Barcelona, llevaron a la publicaci¨®n de la falsa noticia.
Cuando los periodistas no nos atenemos a los hechos que tenemos a mano, la imaginaci¨®n nos juega malas pasadas. Y si adem¨¢s los controles de edici¨®n fallan, el resultado es previsible.
'Ombudsman' unidos
La Organization of News Ombudsman (ONO), que agrupa a defensores de los lectores de Estados Unidos, Canad¨¢, Brasil, Jap¨®n, Israel, Reino Unido, Suecia, Noruega, Reino Unido y Espa?a, celebr¨® la pasada semana en Williamsburg, Virginia, su reuni¨®n anual. La diferente procedencia de los ombudsman, con clara mayor¨ªa norteamericana, permiti¨® delimitar lugares de encuentro y contradicci¨®n en los c¨®digos ¨¦ticos que rigen las relaciones entre los medios y los lectores en los distintos pa¨ªses. Desde la respetuosa sensibilidad de la prensa sueca hacia la intimidad de los ciudadanos -se protege la identidad no s¨®lo de los sospechosos de un delito, sino incluso de los convictos a penas leves- a la resuelta ingenuidad con que la sociedad norteamericana trata a una prensa poderosa, el debate puso de manifiesto la cambiante relaci¨®n que existe entre medios y consumidores de prensa escrita.
Las coincidencias de los ombudsman se centraron en el terreno de las normas elementales del periodismo: separaci¨®n entre informaci¨®n y opini¨®n, exigencia de una informaci¨®n rigurosa e independiente, y en el terreno de los conflictos de intereses de los periodistas. Eran normas generalmente aceptadas el rechazo de cualquier trato de privilegio, la no aceptaci¨®n de obsequios o viajes y la independencia respecto a organizaciones sociales o pol¨ªticas que puedan poner en duda la imparcialidad de los profesionales.
Varios ombudsman pusieron a debate una serie de casos que revelaron la infinidad de matices que caben en la casu¨ªstica de los conflictos de intereses. En las conversaciones que mantuvo este ombudsman, la mayor¨ªa se mostr¨® en favor de la existencia de normas escritas que permitan conocer los derechos y las limitaciones. En este sentido, el comit¨¦ profesional de EL PA?S, elegido por la Redacci¨®n del diario, ha preparado un borrador de c¨®digo de conducta que est¨¢ siendo estudiado por la Redacci¨®n.
Las diferencias se reflejaron en las diversas sensibilidades ante la que puede ser considerada una intromisi¨®n ileg¨ªtima en la vida de las personas. Un caso paradigm¨¢tico es el de Estados Unidos, en el que constrasta la s¨®lida protecci¨®n legal que otorga a la libertad de expresi¨®n la primera enmienda de la Constituci¨®n con las severas sanciones econ¨®micas que los tribunales ordinarios imponen a los medios que publican informaci¨®n falsa. Las sanciones econ¨®micas, que han puesto en peligro en m¨¢s de un caso la viabilidad financiera de alguna empresa period¨ªstica, han llevado a la preparaci¨®n de un proyecto de reforma de la ley de libelo, que fue presentado en la reuni¨®n.
El derecho del p¨²blico a saber y el derecho de los ciudadanos a la intimidad forman parte del debate sobre el control rec¨ªproco de los distintos agentes sociales en que se basa la convivencia democr¨¢tica. El protagonismo moral y el ejercicio de la vigilancia social como elemento de disuasi¨®n frente a los abusos del poder, que la prensa reclama para s¨ª, est¨¢n llevando a un n¨²mero creciente de ciudadanos a exigir a los periodistas que su conducta est¨¦ a la altura de las virtudes que reclaman. Tal vez sea el comienzo de un movimiento en defensa del consumidor de informaci¨®n, un producto esencial para la salud de la democracia.
'Libro de estilo'
La ¨²ltima edici¨®n del Libro de estilo de EL PA?S se ha agotado con rapidez. Una nueva edici¨®n estar¨¢ a partir de este fin de semana en las librer¨ªas a fin de atender la gran demanda registrada en toda Espa?a. En la nueva edici¨®n se han corregido erratas y errores que lamentablemente se deslizaron en la primera, pese a ser editada por los vigilantes del Libro de estilo.
El error de mayor importancia se desliz¨® en la entrada del vocabulario "Caixa, la". Y era m¨¢s bien un error doble: se?alaba a la Caixa de Catalunya como una de las dos entidades que iniciaron el proceso de fusi¨®n, y ¨¦sta se daba pr¨¢cticamente por hecha. El nuevo texto dice lo siguiente:
"Caixa, la. Nombre comercial de la Caixa de Pensions per a la Vellesa i d'Estalvis de Catalunya i Balears. En 1989 inici¨® el proceso de fusi¨®n con la Caixa de Barcelona. El nombre completo previsto para la sociedad resultante de la fusi¨®n es Caixa d'Estalvis i Pensions de Barcelona, y se seguir¨¢ utilizando 'La Caixa' como nombre comercial".
Otro error, en este caso m¨¢s bien una errata, se Instal¨® en la entrada "Tienanmen", puesto que se escrib¨ªa as¨ª el nombre de esta famosa plaza de Pek¨ªn, que ha de ser transcrito correctamente como "Tiananmen".
Igualmente, un despiste hizo escribir "jersei" en el Libro de estilo, cuando deber¨ªa haberse escrito "jersey" como bien recomienda el acad¨¦mico Manuel Seco en una cari?osa reprimenda de su Diccionario de dudas a la anterior edici¨®n del Libro de estilo.
La entrada de la palabra Irlanda tampoco tuvo suerte, puesto que desaparecieron unas l¨ªneas, precisamente las referidas al uso del nombre propio Ulster. La nueva edici¨®n indica que "puede escribirse Ulster en lugar de Irlanda del Norte, aunque en sentido estricto no sean sin¨®nimos (siempre y cuando, por el contexto, quede claro que s¨®lo se hace referencia a los seis condados pertenecientes al Reino Unido)".
El llamado Cuerno de ?frica quedaba situado en el noroeste, cuando lo correcto es el noreste.
Finalmente, un error de imprenta ocasion¨® que las p¨¢ginas 350 y 351 est¨¦n intercambiadas, de modo que, parad¨®jicamente, se convirti¨® la 351 en p¨¢gina par, y la 350 en p¨¢gina impar.
El Libro de estilo es, por definici¨®n, una obra imperfecta: por ejemplo, la unificaci¨®n de los dos Yemen no ha llegado a tiempo para ser incluida ni siquiera en la ¨²ltima reedici¨®n. La actualidad supera cada d¨ªa todas las previsiones.
El tel¨¦fono directo del ombudsman es el 754 45 53 de Madrid.
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