"La est¨¦tica de Falcon Crest"
Hay dos ciudades que han dado nombre a los colores, entre otras: Burdeos, en Francia, y Siena, en Italia. No existe el color Madrid, por ejemplo, ni el color Barcelona, ni siquiera el color Venecia. La reflexi¨®n es de Oriol Bohigas, urbanista catal¨¢n. "Adem¨¢s, hay ciudades que tienen colores muy espec¨ªficos. Hablo de las ciudades blancas del Mediterr¨¢neo. Pero ¨¦se es un color relativamente moderno, que proviene de la higienizaci¨®n que generaliz¨® el encalado de los pueblos. El franquismo, en Espa?a, extendi¨® el h¨¢bito hasta los pueblos de monta?a, que no ten¨ªan por qu¨¦ ser blancos, pero, en fin, ah¨ª est¨¢n. Dal¨ª, pongo por caso, impidi¨® que Cadaqu¨¦s fuera enteramente blanco y le devolvi¨® su color tirando a siena". Oriol no es contrario a la renovaci¨®n del color ni a la introducci¨®n de estridencias: "El color cambia por imposiciones sucesivas; del mismo modo que no soy partidario de ser excesivamente respetuoso con las tradiciones del color, pienso que se debe ser moderado a la hora de hacer transformaciones, procurando que ¨¦stas no sean excesivamente chillonas".
Caca de mosca
Eduardo Mangada, el consejero de Pol¨ªtica Territorial de la Comunidad de Madrid, es m¨¢s cr¨ªtico: "Las ciudades espa?olas son demasiado castellanas, y tienen un color de caca de mosca que le da una tristeza especial. Nuestras pinturas son opacas, y las puertas son de sangre de toro mezclada con arcilla. Madrid necesita m¨¢s color. Pero de ah¨ª a los colores que proporcionan los nuevos materiales, como el que constituye los edificios de Barajas y de Pr¨ªncipe de Vergara, hay un abismo. Tenemos que cuidar que Madrid no sea invadida por la est¨¦tica de Falcon Crest. El color es parte de la arquitectura, y no s¨®lo un aditamento. Me parece que colorear de azul un edificio no se corresponde con lo que ha de ser la est¨¦tica serena de reconvertir el color de una ciudad".Rafael Moneo, arquitecto: "?Debe intervenir la Administraci¨®n para definir el color de una ciudad? No s¨¦ de qu¨¦ manera. Yo creo que el color de las ciudades espa?olas es el color de su tierra. Los colores los dan los vestidos de la gente, y el color de esta ciudad es el de la meseta, que ofrece una atm¨®sfera serrana, limpia, transparente. El color de una ciudad tambi¨¦n lo da el ruido".
El arquitecto ??igo Ortiz: "Es imposible conducir el color de una ciudad. Yo mismo he hecho un edificio rojo y negro para Canon en Joaqu¨ªn Costa, y eleg¨ª ese color porque quer¨ªa convertirlo en un emblema de la marca. Despu¨¦s puede pensarse -porque es verdad- que no lo vistes de blanco por problemas de limpieza. Pero pienso que hay que tener cuidado con esta losangelizaci¨®n a que nos somete el excesivo colorido. Con respecto al edificio que genera la discusi¨®n, creo que lo peor es justamente el color, pero me interesa especialmente la soluci¨®n de los servicios exteriores. El asunto de los colorines es el que ya resulta m¨¢s complicado de aceptar por unanimidad".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.