El coraz¨®n de una figura
El coraz¨®n de Joselito, a quien en el capote el sexto arroll¨® escalofr¨ªantemente y dej¨® la rodilla a la virul¨¦, salv¨® una corrida que, por el cartel, se quer¨ªa de rechupete, pero que fue la demostraci¨®n de que las figuras, de tanto ponerse ante toros impresentables, acaban por aburrir a las ovejas, o sea, sin ir m¨¢s, lejos a esas que tienen delante, recortadillas desde la punta del pit¨®n hasta el bucle del rabito.En los Reales Sitios de Aranjuez se dirim¨ªa ayer, al decir de los taurinos, el sitio real de quienes mandan en el escalaf¨®n. S¨®lo faltaba Julio Robles para que pisaran el albero todos los que est¨¢n y que estando parece que quieren ser.
Parecer parecen, pero del dicho al hecho tiene que haber toros y no las birrias quie, a las mismas puertas de Madrid (e incluso intramuros) se les obsequian a las figuras. No se trata ya ¨²nicamente de que esos animalillos en vez de varas, por prescripci¨®n facultativa tengan que recibir palillos: el problema es que su propia invalidez imposibilita el toreo.
Lora / Dom¨ªnguez, Espartaco, Joselito
Cinco toros de Lora Sangr¨¢n, nobles, inv¨¢lidos y sospechosos de pitones, menos el 6? s¨®lo flojo. 4?, sobrero de Sayalero y Bandr¨¦s, flojo, c¨®modo y mocho. Roberto Dom¨ªnguez: pinchazo hondo, metisaca, media y descabello (ovaci¨®n y saludos); estocada ca¨ªda (oreja). Espartaco: media (algunos pitos); estocada ca¨ªda (silencio). Joselito: estocada (palmas); estocada ca¨ªda (oreja); fue asistido en la enfermer¨ªa de esguince, de pron¨®stico reservado. Tambi¨¦n el banderillero El Ecijano de dos puntazos, con el mismo pron¨®stico.Plaza de Aranjuez, 30 dejunio. Tradicional corrida de la festividad de San Fernando. Lleno de "no hay billetes"
No impide las apariencias de toreo, que esas enga?an, y Roberto Dom¨ªnguez lo sabe. En el cuarto volvi¨® a reinar como el rey de los obreros, y le dieron a ¨¦l una oreja y bronca al presidente por no escanciar otro ap¨¦ndice. Instrument¨® Roberto Dom¨ªnguez un par de pases cambiados y le dec¨ªan maestro, sin atender a que aquel milagro era posible s¨®lo porque el inv¨¢lido era menos terminal que los otros. En el primero, Dom¨ªnguez tambi¨¦n puso posturas, y le alzaba la mano como a punto de darle un azote retrechero, pero no hab¨ªa toro, y Roberto Dom¨ªnguez no era veraz.
Joselito, temerario
Joselito result¨® atrozmente encunado al lancear al sexto toro junto a los chiqueros, sin contradecirle la querencia. Pero el diestro madrile?o, zurrado y cojitranco, estuvo en temerario y con lo que hab¨ªa que tener, y gan¨® a ley la oreja.En el tercero de la tarde, a este torero, que emociona por el aroma pat¨¦tico de su arte, se le vio deprimido porque el toro era penoso y el p¨²blico se soliviantaba.
Espartaco capote¨® vulgar a sus dos enemigos. En el segundo, entre el disgusto del respetable porque el ejemplar se ca¨ªa a cachos, mulete¨® desapegado y sin ¨¢ngel. Al quinto, que por la misma falta de fuerza, ten¨ªa peligro y hab¨ªa propinado un puntazo a El Ecijano, le porfi¨® cosa mala, pero hubiera necesitado una gr¨²a para enderezarle y as¨ª no irse sin orej a.
La verg¨¹enza torera se llam¨® en la corrida de ayer Joselito. Hab¨ªa que ver al p¨²blico de Aranjuez, abor¨ªgenes y desertores de Las Ventas, grit¨¢ndole en un ay en el sexto toro: "?Vale ya.P'. Como quien dice: Valiente, no me des tormento.
Babelia
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