De poder a poder
Hubo toreo de poder a poder. Fue el ¨²nico toreo verdadero en la tarde, y ya con la noche entrando, pero el caso es que lo hubo. Est¨¢ tan blandengue la fiesta, que el toreo de poder a poder constituye una importante novedad. En esta ocasi¨®n lo ejecut¨® Juan Cu¨¦llar, muy bravamente y muy toreramente tambi¨¦n. El toro toreado de poder a poder no era cualquier cosa. El toro toreado de poder a poder ten¨ªa trap¨ªo -asust¨®-, fuerza -derrib¨®-, bravura -recarg¨®-, casta -embisti¨®- y, una codiciosa agresividad que habr¨ªa tirado de espaldas al m¨¢s pintado. Y, sin embargo, a Juan Cu¨¦llar no le tir¨® de espaldas ni de ninguna manera. Por el contrario, Juan Cu¨¦llar, pese al torazo, derechito como un palo mesana.
Sierro / Morenito, Ramos, Cu¨¦llar
Cuatro toros de El Sierro, de gran trap¨ªo y cornalones, correosos, mansos y broncos, excepto 6?, noble; 1? de La Castilleja, con seriedad y cuajo, flojo y noble; 3? sobrero de Couto Fornhillos (en sustituci¨®n de uno, cojo, de La Castilleja), con trap¨ªo, cornal¨®n, manejable. Morenito de Maracay: pinchazo perdiendo la muleta, estocada atravesada trasera y descabello (palmas); dos pinchazos y bajonazo (silencio). Jos¨¦ Luis Ramos: dos pinchazos y estocada ca¨ªda (silencio); dos pinchazos, otro hondo atravesado trasero, rueda de peones y tres descabellos (pitos). Juan Cu¨¦llar. tres pinchazos -aviso con retraso-, nuevo pinchazo y estocada (silencio); estocada (oreja). El banderillero Cervantes fue asistido de distensi¨®n de ligamentos en rodilla derecha, de pron¨®stico reservado. Plaza de Las Ventas, 31 de mayo. 21? corrida de feria. Lleno de "no hay billetes".
Morenito de Maracay le hab¨ªa indicado antes la clase de toro con que hab¨ªa de entend¨¦rselas. Lo hizo de esta guisa: entr¨® en quites, provoc¨® la arrancada del toro arrgi¨¢ndole la montera al roso aguante, pl¨¢stica envoltura y airoso giro, y pudo apreciarse que el toro las tomaba sin provo car desaguisados. As¨ª que More nito se apunta ese m¨¦rito.
Un lote aceptable correspon di¨® a Morenito, que hizo sendas faenas de muleta desligadas, des templadas y largas. En las suer tes de capa estuvo mejor e instru ment¨®, adem¨¢s del quite dicho, otro por navarras. Y se luci¨® en banderillas, sobre todo cuando quebr¨® un magn¨ªfico par en los medios. Curiosamente, de los seis que prendi¨®, ese fue el ¨²nico en que no se avalanzaron los peones a hacerle el quite. Los peones de Morenito de Maracay eran tan diligentes que, ejecuta do el par por un lado, met¨ªan el capote por otro y el maestro po d¨ªa salir de la reuni¨®n andandotan serrano.
Jos¨¦ Luis Ramos fue un diestro desmolarizado y quien sabe si tambi¨¦n atemorizado por los toracos que tuvo delante. Ambos broncos y correosos, a uno le machete¨® con torer¨ªa que le honra y brevedad que se agradece, mientras al otro, que a?ad¨ªa a las ' caracter¨ªsticas mencionadas una arboladura temerosa y un temperamento reserv¨®n nada de fiar, apenas si se le acerc¨®, en plan custodio del frasco de las esencias. Nada se le reprocha, desde luego, pues se trata de un diestro escasamente placeado y que le sobrecogieran aquellas apabullantes fieras, entra dentro del orden natural de las cosas.
M¨¢s suerte tuvo Juan Cu¨¦llar en el reparto de lotes y si no la aprovech¨® cabalmente, eso es de su exclusiva responsabilidad. Al manejable sobrero de Couto Fornhillos no le templ¨® ni un pase. Se dice pronto: ni, uno, entre docenas que di¨®. La tarde y la feria ya se le iban de vac¨ªo y decidi¨® recuperarlas en el sexto, un toro inquietante y problem¨¢tico, m¨¢s por exceso de casta que por falta de nobleza. Hab¨ªa que poderle -seg¨²n gusta decir a los taurinos en estos casos-, y le pudo -otros taurinos dicen podi¨®, pero son s¨®lo dos-. O sea, que plante¨® la faena en el centro del ruedo, la construy¨® dobre las suertes fundamentales, aguant¨® las tremendas embestidas, impuso la regla de oro de la tauromaquia que es -lo dijo el C¨²chares- parar, templar y mandar. No la impuso por lo fino y despacio -una quimera, con aquella furia-, sino por lo recio y lo bravo. Y tras la emocionante pelea de poder a poder, abati¨® al torazo de un estocada en el hoyo de las agujas. O sea, muy bien. Uno no le pedir¨ªa m¨¢s a la vida que, como es sabido, transcurre en la plaza de Las Ventas.
Babelia
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