?frica empez¨® mal: caza al culpable
Los franceses debaten la necesidad de condicionar las ayudas
"?frica ha empezado mal". Ren¨¦ Dumont uno de los m¨¢s afamados africanistas franceses, no era optimista cuando, en el umbral de los sesenta, las proclamaciones de independencia prendieron como una mecha ardiendo por todo el continente negro. Era el comienzo de una nueva era. Pero un sinf¨ªn de guerras civiles, hambrunas y excesos brutales de l¨ªderes sanguinarios, como Idi Am¨ªn, Jean Bedel Bokassa o Francisco Mac¨ªas, esfumaron r¨¢pidamente los entusiasmos fuera y dentro del continente.Los hechos no necesitan comentario. La situaci¨®n de pr¨¢ctica bancarrota ha convertido a la mayor parte del ?frica subsahariana en adictos de las ayudas exteriores, y en el plano institucional, s¨®lo dos de los pa¨ªses que la integran -Senegal y Botsuana pueden presumir, con cautelas, de un r¨¦gimen democr¨¢tico.
?De qui¨¦n es la culpa? Hasta ahora el debate se ha desarrollado en dos perspectivas sin punto de encuentro: la de los africanos, que responsabilizan del fallido despegue econ¨®mico a la lacra de las relaciones comerciales heredadas por los reg¨ªmenes coloniales, y que consideran un deber de los ex colonizadores, compensar estos desajustes con continuas ayudas. Por el otro lado, est¨¢ el punto de vista de los donantes, que, decepcionados ante el est¨¦ril resultado de sus aportaciones, culpan por el desastre a la mala gesti¨®n y corrupci¨®n de las Administraciones africanas.
Dumont plantea la cuesti¨®n en un libro que acaba de ser publicado en espa?ol con el t¨ªtulo En nombre de ?frica, Yo acuso, y en el que sus reflexiones abren un nuevo camino.
La corrupci¨®n es reconocida como uno de los grandes flagelos africanos. Pero nadie queda libre de culpa, porque, como dice Dumont, "no hay corrompidos sin corruptores". Por ello acusa a dirigentes africanos como el presidente de Zaire, Mobutu Sese Seko, due?os de inmensas fortunas que descansan en bancos europeos, o el presidente Hophoaet Boigny, de Costa de Marfil, que, a pesar de la crisis econ¨®mica, no tuvo reparos en convertir en realidad un estrafalario y millonario capricho, la construcci¨®n en tina aldea perdida en la selva una catedral que compitiera con la de San Pedro en Roma...
C¨®mplices
Pero, dice Dumont, los sucesivos Gobiernos franceses tambi¨¦n han sido c¨®mplices de estos disparates al haber facilitado, desde la concesi¨®n de la independencia a sus ex colonias, el acceso de -aut¨®cratas a los que s¨®lo se exig¨ªa que fueran amigos de Francia y permitieran la continuidad de sus intereses.
El aparente bienestar brotedo en la costa occidental del continente ha sido se?alado come la prueba de la sabidur¨ªa y veracidad de las tesis francesas de que el multipartidismo no es una f¨®rmula de Gobierno apropiado para esta parte del mundo y deque, adem¨¢s, tampoco es necesario para que se produzca el desarrollo econ¨®mico. De hecho, con excepci¨®n del caso de Sur¨¢frica, ninguno de los dem¨¢s pa¨ªses de la CE -uno de los principales donantes del ?frica subsahariana- han puesto especial ¨¦nfasis en pedir m¨¢s democracia a los dirigentes africanos. En esta l¨ªnea es natural que tanto representantes del Gobierno como de la oposici¨®n espa?ola se hayan manifestado pesimistas sobre la implantaci¨®n de una democracia en Guinea Ecuatorial, el ¨²nico pa¨ªs del ?frica negra de habla castellana. "El sistema de tribus que all¨ª existe no lo permite", dicen.
Los hechos, sin embargo, parecen volverse en contra de estos principios. Una fiebre Incontenible recorre el imperio franc¨®fono y, parad¨®jicamente, golpea con especial fuerza las dos joyas de su escaparate, Costa de Marfil y Gab¨®n. Empujadas por la crisis econ¨®mica, las masas se han lanzado a la calle para exigir m¨¢s pan y libertades pol¨ªticas. Con su rabia ponen en entredicho, al igual que en otras partes de ?frica, los supuestos logros de la cooperaci¨®n internacional.
Mientras, en la Administraci¨®n y en la prensa francesa hierve el debate. Junto a Dumont, el informe Hussel, elaborado por el ex embajador del mismo nombre y una decena de altos funcionarios del Ministerio de Exteriores franc¨¦s, apuestan por una. relaci¨®n entre la concesi¨®n (le las ayudas econ¨®micas y una mejorade la situaci¨®n pol¨ªtica y del respeto de los derechos humanos
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