Adi¨®s, Roc¨ªo, adi¨®s

La impaciencia los rindi¨® pronto. Un minuto antes de las dos de la madrugada, los almonte?os saltaron la reja de la Virgen del Roc¨ªo. Durante 12 horas, la Blanca Paloma camin¨®, mecida o al galope, sobre una multitud piropeante y en lucha por acercarse a ella. L mayor romer¨ªa andaluza, que reuni¨® a cientos de miles de personas y en la que faltaron los caballos, termin¨® el lunes de Pentecost¨¦s. Una hombre muri¨® de infarto.

Rafael Medina Bejarano, de 74 a?os y vecino de Almonte, falleci¨® ayer en el hospital instalado en El Roc¨ªo. Este a?o los servicios sanitarios se emplearon a fondo. Prestaron cerca de 2.000 atenciones, la mayor¨ªa por traumatismo y ampollas en los pies.Madrugada del lunes en la aldea onubense de El Roc¨ªo. Fuegos artificiales, tambores, ca?as y bailes. La muchedumbre se api?a frente al santuario blanco. Las 80 hermandades tienen apenas tiempo para regresar, en procesi¨®n, despu¨¦s de rezar el rosario. El alcalde de Almonte, de quien depende la aldea, camina con su grupo. No se queja: "Como este a?o no hay caballos, por la peste equina, se levanta menos polvo", se consuela Rafael D¨ªaz.

Los almonte?os, que horas atr¨¢s hab¨ªan tomado posiciones junto a su patrona, saltan la reja del presbiterio. Est¨¢n enfebrecidos. A las 2.15, la imagen navega sobre la multitud emocionada.

Los hombres de Almonte -camisas militares empapadas de sudor y mirada enfebrecida- no dejan acercarse a los romeros. Pero los peregrinos no se resignan. Quieren llegar hasta los varales de plata o, m¨¢s a¨²n, hasta el manto bordado en oro.

La Imagen viene y va. La multitud se comprime a codazos y empujones. Un hombr¨®n llora a pocos metros de la talla. A Diego Jumilla se le mezcla el sudor y las l¨¢grimas con la sangre. Este joven sevillano ha conseguido tocar a la Virgen. "Me ha dado una emoci¨®n muy grande, mucha alegr¨ªa", dice. La haza?a le ha costado una visita al boquit¨ªn.

Las campanas del santuario siguen repicando. Apenas se tomar¨¢n una tregua. La Blanca Paloma sigue su camino de acr¨®bata por el Real. Amaga, parece jugar. A veces, la defensa de los almonte?os cede en fiereza y se consiente al forastero, si tiene hecha una promesa, llegar hasta las andas.

La Virgen contin¨²a su camino imprevisible. En su regazo, un Ni?o Jes¨²s con polainas rojas. El gent¨ªo descansa a ratos. Fino, cerveza, chocolate con churros y sevillanas. En las casas y en la calle, aire de fiesta. Emoci¨®n y jolgorio.

Pocos famosos se han dejado caer este a?o por El Roc¨ªo, pero no han faltado dos adeptos de excepci¨®n, el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, y la cantante Roc¨ªo Jurado