El d¨ªa del funcionario
Torrealta / Dom¨ªnguez, Mu?oz, Ni?o de la TaurinaJOAQU?N VIDAL Si llegan a estar en la plaza los mismos que el pasado martes en la ¨²ltima corrida de feria, la queman. Afortunadamente, no estaban. Tampoco es que estuvieran muchos de los aficionados de siempre, pues ni se enteraron de cu¨¢ndo pon¨ªan a la venta las entradas de abono para la corrida de la Beneficencia. Pero tampoco hac¨ªan demasiada falta: les sustitu¨ªan los funcionarios, que tambi¨¦n tienen su corazoncito. La corrida de Beneficencia es el d¨ªa del funcionario. Naturalmente no van a la corrida todos los funcionarios de plantilla. Van los que tienen puesto relevante, influencia, amistad -que suman unos cuantos-, y pillan una de esas entradas que compra la Administraci¨®n para colaborar con los altruistas fines de la corrida de la Beneficencia.
Cinco toros de Torrealta, discretos de presencia, 22 sin trap¨ªo, inv¨¢lidos excepto 62; 52 sobrero de Pe?ajara (en sustituci¨®n de otro sobrero inv¨¢lido de Torrealta), bien presentado, inv¨¢lido, con casta
Roberto Dom¨ªnguez: estocada trasera ca¨ªda (silencio); pinchazo -aviso con retraso-, pinchazo hondo trasero, rueda de peones y descabello (divisi¨®n).,Emilio Mu?oz: bajonazo descarado (ovaci¨®n y tambi¨¦n protestas cuando sale al tercio); seis pinchazos bajos, estocada escandalosamente baja y tres descabellos (pitos). Ni?o de la Taurina: estocada trasera ca¨ªda (silencio); dos pinchazos y bajonazo perdiendo la muleta (ovaci¨®n y salida al tercio). Presenciaron la corrida desde el palco de honor el Rey y su madre la Condesa de Barcelona, acompa?ados del Presidente de la Comunidad de Madrid. Plaza de Las Ventas, 7 de junio. Corrida de la Beneficencia. Lleno.
En realidad daba lo mismo aficionados que funcionarios, pues en ambos casos son gente de orden y no iban a quemar la plaza por lo que all¨ª ocurri¨®., Ahora bien, protestar, eso es distinto, pues la aceptaci¨®n del convite no obliga a admitir que salgan toros con apariencia de toros; sin ser toros y, adem¨¢s, tullidos.
La persistente invalidez de los toros-no-toros lleg¨® a exasperar al funcionariado, a los reductos de afici¨®n, al p¨²blico en general, y los tres cuerpos aunaron su. fuerza corporativa para protestar vehementemente. De forma, moderada, desde luego. Por ejemplo, al presidente le gritaban. ?fuera del palco!, lo cual, en tauromaquia, forma parte de la m¨¢s, exquisita moderaci¨®n.
De los cuatro primeros toros-no-toros s¨®lo embisti¨® el de Emilio Mu?oz, que hizo una faena. acorde con el ambiente; o sea., crispada. Emilio Mu?oz se arrim¨®, peg¨® pases, pero no le cog¨ªa. el temple al toro-no-toro. En quinto lugar hubo un sobrero de casta agresiva y no lo quiso ni ver. Roberto Dom¨ªnguez exhibi¨® su poder¨ªo magistral. Le han dicho que es maestro poderoso y debe demostrarlo cada t arde. No importa que los toros est¨¦n moribundos. Incluso si est¨¢n moribundos, sirven mejor para demostrar el magistral poder¨ªo. Se trata de mirarlos con ojo cl¨ªnico, atosigarlos poniendo posturas gallardas, machetear con aires de Bombita en ocasi¨®n de ahormar pregonaos, d¨¢rse ¨ªnfulas.
El ¨²ltimo era toro-toro, estaba entero y los cuerpos presentes en el tendido no se lo pod¨ªan creer. Se lo creyeron cuando Ni?o de la Taurina hizo una faena de mucho m¨¦rito pues el toro-toro punteaba y le pod¨ªa coger. Efectivamente, le cogi¨®, lo que no arredr¨® al Ni?o de la Taurina y continu¨® embarcando embestidas inciertas para ejecutar con mucha verdad las suertes fundamentales y abrocharlas con una ligaz¨®n de trincherillas y pase de la firma, plet¨®rica de aromas toreros. Si llega a matar bien, triunfa. Pero mat¨® mal.
El Rey presenci¨® la corrida junto a su madre, la Condesa de Barcelona, que es aficionada cabal y ha visto muchas corridas de la Feria de San Isidro. Funcionariado, afici¨®n y p¨²blico en general les recibieron y despidieron con mucho cari?o y largas ovaciones. Y luego los tres cuerpos se marcharon a escape.
Los funcionarios se marcharon sin preguntar por d¨®nde era la salida. No como a la entrada, que iban desconcertados, equivocando el tendido y tropez¨¢ndose. Les pasaba igual que a los periodistas en la corrida de la Prensa, esa es la verdad. S¨®lo que los periodistas, Cuando llegamos a un lugar desconocido, sabemos poner cara de que llevamos all¨ª toda la vida y conocemos a la hija del amo. Esa es la ¨²nica diferencia.
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