Al duque se le caen las almenas
Los abandonos en el CDS hacen aflorar las primeras cr¨ªticas a Adolfo Su¨¢rez
La mudanza le ha sentado fatal al CDS. En marzo de 1989, el duque de Su¨¢rez y sus fieles trasladaron la sede central del partido desde un edificio plebeyo al palacete de una calle madrile?a con nombre de marqu¨¦s, el del Duero, que, casualmente, cae enfrente del encantadado palacio de Linares. Desde entonces, una sucesi¨®n de desgracias se ha abatido sobre las huestes centristas que, desmoralizadas por tres derrotas electorales consecutivas y desconcertadas por los volantazos de la direcci¨®n, comienzan a desertar por todas las esquinas del pa¨ªs. La plana mayor del CDS asegura que el castillo suarista no se tambalea. Todo lo m¨¢s admite que se le empiezan a desmoronar las almenas.
"El fantasma de enfrente ha tenido la culpa", bromea el secretario de organizaci¨®n, Rafael Mart¨ªnez Campillo, aludiendo a los supuestos fen¨®menos paranormales que agitan al palacio de Linares. Desde luego, estos meses de estancia no han podido ser m¨¢s nefastos para el CDS: frenazo a sus aspiraciones en las elecciones europeas de Junio, voltereta en las generales de noviembre y ca¨ªda al limbo de los partidos extraparlamentarios en las gallegas del mes siguiente.Para colmo, en ese intervalo, el CDS ha pasado de acosar al PSOE mediante los pactos con el Partido Popular a pasear del bracete con los socialistas por los pasillos del Congreso, ante la desolaci¨®n y el desconcierto de muchos de sus militantes, que comienzan a desconfiar del olfato pol¨ªtico del mago de la transici¨®n.
Si bien la contestaci¨®n interna -hasta los cr¨ªticos m¨¢s conspicuos lo admiten- se presenta por ahora minoritaria, las convulsiones de este a?o fat¨ªdico han aportado un dato nuevo: Las reprobaciones ya no se detienen en el afilado y sufrido perfil del secretario general centristas, Jos¨¦ Ram¨®n Caso, sino que alcanzan la hornacina de Adolfo Su¨¢rez. "La pervivencia del proyecto del CDS exige comenzar a preparar desde este momento el post-suarismo. Lo que pasa es que nadie se atreve a dec¨ªrselo claramente a Adolfo", afirma un cualificado militante madrile?o.
M¨ªstica sufridora
En la periferia, el tono vital var¨ªa. La direcci¨®n del partido puede ofrecer decenas de comunicaciones de provincias empapadas de la m¨ªstica sufridora del centrismo. Pero la administrativa de la sede de una capital gallega confiesa que los ¨¢nimos vuelan bajo por aquella tierra y que no se acaba de digerir la pol¨ªtica de acuerdos con el PSOE, o, como apunta maliciosamente un miembro del sector cr¨ªtico, "que nos convirtamos en un puro bonsai de Felipe Gonz¨¢lez".El aparato del CDS fija la cifra de bajas registrada en mayo en 214 personas, frente a 292 altas, con lo que su patrimonio queda constitu¨ªdo por 54.000 afiliados; 5.122 concejales; 576 alcaldes, entre ellos el de Madrid; 96 diputados auton¨®micos; un presidente de comunidad aut¨®noma (Canarias) y tres de parlamentos auton¨®micos (Castilla-Le¨®n, Madrid y Arag¨®n); 71 diputados provinciales; 14 diputados nacionales y 8 senadores.
La sangr¨ªa no ha respetado a Catalu?a, pese a que fue una de las pocas comunidades en la que el CDS subi¨® votos (un 5%) en las generales. Los 16 miembros de la ejecutiva de Barcelona, informa Javier Mart¨ªn, abandonaron la nave y el presidente, Armando R¨®denas, se qued¨® con el esca?o de diputado auton¨®mico, uno de los tres que ten¨ªa el CDS en el Parlament. Xavier Latorre, uno de los, dos parlamentarios restantes y que ser¨¢ elegido presidente del partido en Catalu?a la pr¨®xima semana, sostiene que en la marcha de R¨®denas "no hay ning¨²n componente ideol¨®gico".
Impresi¨®n de desbandada
Juan Mart¨ªn Toribio, el otro parlamentario, es el ¨²nico centrista en el Consejo Comarcal de El Garraf, formado por 25 miembros. Su voto solitario inclina la balanza a un lado u otro. "Ese es nuestro papel: facilitar la gobernabilidad desde una posici¨®n de centro y sin falsas pretensiones de ser alternativa de Gobierno", dice en perfecta sinton¨ªa con el mensaje de la direcci¨®n central del partido.Recuerda ¨¦sta que la m¨ªtica traves¨ªa del desierto la inici¨® Su¨¢rez en 1982 con apenas 2.532 seguidores, y se queja que los abandonos que se est¨¢n produciendo ahora s¨¦ presenten ante la opini¨®n p¨²blica como "una desbandada general". M¨¢s a¨²n, sostiene que ese clima derrotista es fruto de una especie de conspiraci¨®n pol¨ªtica, trufada con intereses econ¨®micos, "para asesinar el centro".
No obstante, resulta obvio el giro adverso que para las expectativas del CDS se ha producido entre 1986 y hoy. Quedan lejos, en distancia y posibilidades, aquellas manifestaciones de Adolfo Su¨¢rez, a quien le faltan dos a?os para cumplir los sesenta. "Inevitablemente, volver¨¦ a ser presidente del Gobierno", proclamaba el duque en noviembre de 1985, cuando ya barruntaba que en las elecciones generales siguientes su partido iba a pegar el salto de 600.000 votos y 2 diputados a 1.862.856 y 19 esca?os.
"Yo s¨®lo me aliar¨ªa pol¨ªticamente con Felipe Gonz¨¢lez en condiciones de anormalidad", anunciaba Su¨¢rez, mientras desbordaba al PSOE, e incluso a Izquierda Unida, con un mensaje castigador, desaforadamente radical y progresista, y ofrec¨ªa una mili de tres meses. Eran tambi¨¦n los tiempos en que Fernando Castedo, hoy fuera del partido, enterraba por modesta la opci¨®n de la bisagra y, se?alando la verja de la Moncloa, arengaba a los centristas con un "vamos a por ellos".
Al a?o siguiente, en las municipales y auton¨®micas de 1987, el CDS traspas¨® la barrera de los dos millones. "Llegamos a creernos que en la tacada siguiente ¨ªbamos a amenazar la posici¨®n del mism¨ªsimo PSOE", recuerda un afiliado del Pa¨ªs Vasco. No fue el ¨²nico, ya que entre 1984 y 1988 la afiliaci¨®n a la formaci¨®n centrista se multiplic¨® por diez.
Golpe psicol¨®gico
Al n¨²cleo fundacional, formado por miembros de la desaparecida Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico que no se quisieron acercar a la derecha de Fraga, se uni¨® una importante remesa de gentes de izquierda desencantadas de la gesti¨®n del PSOE y los inevitables oportunistas. Por eso, cuando en las tres elecciones del a?o pasado, lejos de crecer, el CDS perdi¨® casi un cuarto de mill¨®n de votos, el golpe sicol¨®gico fue muy fuerte para los militantes.Vino adem¨¢s precedido de una serie de errores t¨¢cticos que reconoce la Ejecutiva del partido y que el sector cr¨ªtico eleva a la categor¨ªa de prueba de la "falta de direcci¨®n y horizontes pol¨ªticos". Los dos m¨¢s importantes, los pactos con el Partido Popular en la pasada primavera, que las urnas confirmar¨ªan seguidamente como desastrosos para los centristas, y acto seguido, el acercamiento al PSOE, que "ha terminado de cruzar los cables de nuestro electorado", sostiene un cr¨ªtico madrile?o.
Abel C¨¢diz, el que fuera cabeza visible de ese sector hasta que abandon¨® el partido tras ver barridas sus tesis en el congreso de Torremolinos, opina que el problema de fondo del proyecto centrista radica en su dependencia absoluta del l¨ªder. "Adolfo Su¨¢rez tiene un gran instinto pol¨ªtico, pero es un coyunturalista que lo f¨ªa todo a sus intuiciones personales y abandona todo lo que significa organizaci¨®n y labor de direcci¨®n".
Los discrepantes que contin¨²an en el partido consideran que quiz¨¢ sean necesarias nuevas desgracias para romper la contradicci¨®n metaf¨ªsica que, en su opini¨®n, atenaza al CDS. ?ste se sustenta en la figura de Su¨¢rez, pero la viabilidad futura del centrismo, argumentan, pasa por la ruptura de ese cord¨®n umbilical y porque "la criatura se desarrolle por s¨ª misma".
La guardia pretoriana de Su¨¢rez trata de capear el temporal y conf¨ªa en que el tiempo confirmar¨¢ lo acertado de la actual pol¨ªtica de colaboraci¨®n cr¨ªtica con el PSOE. De todas formas, hay una medida que la Ejecutiva centrista va a tomar de forma inmediata: Salir del palacete de la calle del Marqu¨¦s del Duero. Ya se ha puesto a buscar una sede m¨¢s econ¨®mica y menos gafe.
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