La ¨®pera 'Salom¨¦' representada en el patio de Carlos V
El pasado domingo hubo ¨®pera en el Palacio de Carlos V. No es la primera vez, pero el caso de ahora se diferencia bastante de los anteriores. En primer lugar, se trataba de Salom¨¦, de Strauss; en segundo, el montaje esc¨¦nico, pensado para la sala de conciertos de Linz y para el patio de Carlos V granadino, ten¨ªa el atractivo de la originalidad; en fin, la presencia de la Orquesta Bruckner, dirigida por Franz WeIser M¨®st, supon¨ªa un alto nivel de calidad.Con Salom¨¦ hay una ventaja. Todos conocen el argumento, de manera que el director esc¨¦nico, en este caso Hans Hoffer, pudo manipular la representaci¨®n desde el punto de vista que consider¨® m¨¢s id¨®neo sin que por ello sufriese la inteligibilidad. Junto a ese dato facilitador, la ¨®pera de Strauss sobre el drama de Wilde ofrece un peligro para el regista: lo m¨¢s fuerte de la acci¨®n teatral est¨¢ en la m¨²sica y desde ella desaparece cualquier car¨¢cter de "met¨¢fora del recuerdo", consideraci¨®n de la que parte Hoffer para la soluci¨®n de su montaje, ya que la potencia realista de Strauss, los esplendores de su orquesta, el avasallador impulso l¨ªrico y la expresividad que alcanza l¨ªmites de crueldad realizan el milagro que sostiene toda la gran ¨®pera. Se trate de Tosca o de Salom¨¦, los compositores han sabido arrastrar al p¨²blico las emociones lejanas y hasta logran dar credibilidad a piezas teatrales ya sin vida en cuanto tales.
La soprano Sabina Hafs encarn¨® a la protagonista de una manera formidable: su grande y bella voz y su talante teatral de gran tr¨¢gica convencieron a todos. Hoffer, con gusto inteligente, huy¨® del realismo quiz¨¢ porque bastante puso ya Strauss en estos pentagramas que escandalizaron a la sociedad en 1905.
Gran calidad tambi¨¦n la del bar¨ªtono Anthony Raffell en Juan el Bautista, y excelente tono internacional en el resto, enaltecido por los m¨¦ritos de una orquesta de primera clase y el tono sobrio -dentro de lo que cabe- impuesto por el maestro WelserM?st.
Ingenio y modernidad
En cuanto al aparato esc¨¦nico, revela ingenio y modernidad pues trabaja con libertad un teatro sin escenario o, mejor dicho, sin otro escenario que la orquesta.Toda la acci¨®n se extiende por el patio circular del Carlos V, en cuyo centro se alz¨® una torreta que sostiene un puente met¨¢lico giratorio "como la manilla de un reloj violento", seg¨²n dice Hoffer, que cuenta el tiempo imaginarlo m¨¢s avivado y misterioso por el empleo estructural de las luces. El p¨²blico aplaudi¨® largamente esta versi¨®n de Salom¨¦, entre otras razones porque se, trata de algo inusual en la ya larga andadura de los festivales granadinos.
Merecen cita expresa el tenor Heinz Zednik (Tetrarca), la mezzo Julia Bernheimer (Herod¨ªas), el tenor Rudolf Schasching (Narraboth), as¨ª como la idea original y la escenografla del director esc¨¦nico Hans Hoffer, el vestuar¨ªo de Gera Graf. Todos ellos espl¨¦ndidos colaboradores de este montaje llevado a cabo en colaboraci¨®n por la Brucknerhaus Linz (Austria) y el Festival Internacional de M¨²sica y Danza de Granada.
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